Acoger para encontrar a Cristo
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En un emotivo discurso dirigido a las Iglesias Hospital de Campaña, el 4 de noviembre de 2024, el Papa Francisco planteó una poderosa invitación a la reflexión sobre la acogida y el papel de la sociedad frente a las personas en situación de vulnerabilidad, en especial los migrantes. En sus palabras, resuena una enseñanza tan antigua como la tradición cristiana misma: “Dar testimonio de acogida a la gente, más con los gestos que con las palabras”.
Esta frase captura una actitud profundamente humanista y cristiana, que el Papa presentó no solo como una doctrina religiosa, sino como una vía para humanizar las relaciones en un mundo cada vez más fragmentado y polarizado. Pero, ¿qué significa realmente “acoger”? Y, ¿cómo podemos como ciudadanos poner en práctica este llamado a la acogida en nuestras vidas diarias?
El Papa menciona la importancia de la acción concreta: acoger y visitar, ver el rostro de Cristo en la vulnerabilidad de quienes llegan a nuestras fronteras, en quienes buscan una oportunidad en nuevas tierras. No se trata solo de abrir puertas, sino de abrir el corazón para reconocer en el otro una oportunidad de crecimiento y de humanidad compartida.
Francisco reflexiona sobre el contexto europeo, aludiendo a la baja tasa de natalidad en países como Italia y España, un fenómeno que no solo impacta la economía sino la estructura social misma. “Piensen un poquito en esto”, instó el Papa, invitando a observar cómo los migrantes no solo llegan como ‘otros’, sino como una extensión de los hijos que “no queremos tener” en sociedades envejecidas, que priorizan mascotas sobre descendencia. Esta imagen, aunque cruda, es una realidad a la que el Papa invita a mirar de frente: los migrantes llegan a sostener estructuras, a revitalizar comunidades, a recordar la esencia misma de una humanidad que necesita contacto, relaciones y raíces.
En su reflexión, el Papa sugiere que el verdadero testimonio de fe no reside en discursos o declaraciones de principios, sino en la práctica diaria de gestos de acogida y promoción de los migrantes. Al abrir nuestras puertas, nuestros corazones y nuestras mentes, encontramos a Cristo en el rostro del otro, especialmente en quienes llegan con nada más que su vulnerabilidad y su deseo de una vida mejor.
¿Qué podemos hacer?
Ante este mensaje de apertura y compasión, el Papa Francisco nos deja entrever cómo cada uno de nosotros puede contribuir desde su posición. Aquí hay tres puntos concretos para asumir como compromiso social:
- Practicar la hospitalidad en lo cotidiano: Involucrarse en iniciativas locales que promuevan la integración de migrantes en la comunidad, como programas de intercambio cultural, clases de idioma o redes de apoyo.
- Reconocer el valor de la diversidad: Participar en actividades que acerquen a diferentes culturas, entendiendo que la pluralidad enriquece y fortalece a la sociedad. Esto puede incluir asistir a eventos multiculturales.
- Educar y sensibilizar: Ayudar a cambiar la percepción sobre la inmigración en nuestro entorno, hablando abiertamente sobre los beneficios y los desafíos de la migración. Podemos hacerlo en nuestras conversaciones, en redes sociales o participando en actividades informativas que promuevan una visión más empática y realista sobre el tema.
Con pequeños actos, cada uno tiene el poder de responder a esta invitación del Papa, cultivando una sociedad más humana. En el rostro del otro, encontraremos la oportunidad de servir y de acoger a Cristo, tal como él lo pidió.