Menu


Gustos y decisiones
Poner en práctica acciones basadas en el amor y la verdad.


Por: P. Fernando Pascual, LC | Fuente: Catholic.net



En ocasiones tenemos que reconocer que decidimos hacer un paseo, o comer un helado, solo porque nos gusta.

Notamos, sin embargo, que no podemos decidir simplemente según nuestros gustos, deseos, emociones, porque entonces podríamos cometer errores, incluso ir contra el verdadero bien.

Si, por ejemplo, decido no ir a trabajar porque mi deseo me lleva a ver una película, las consecuencias laborales no se harán esperar...

Las decisiones humanas no pueden quedar a merced de los gustos subjetivos. A veces, un gusto corresponde a algo bueno, pero otras veces un gusto nos arrastra hacia lo malo.

Entonces, ¿en qué deberían basarse nuestras decisiones para garantizar un mínimo de bondad y de justicia? En principios sanos y en reflexiones maduras.



Así, un principio me obligará a devolver un reloj prestado, aunque realmente me gustaría muchísimo quedarme con él.

Otro principio me convencerá que debo dejar de ver una película para visitar a un familiar enfermo, porque sé que necesita compañía y apoyo.

Por su parte, las reflexiones maduras nos ayudarán a no escoger según un impulso espontáneo, sino con una sana prudencia.

Ciertamente, no podemos dejar de experimentar gustos y “disgustos” (o desagrados): hay acciones que nos deleitan, mientras que otras provocan tedio, incluso rabia.

Pero la altura moral de un ser humano se muestra por esa capacidad que le permite decir “no” a gustos y caprichos, para decir “sí” a todo aquello que ayuda a construir un mundo mejor.



Este día surgirán en mí deseos de diverso tipo. Si estoy decidido a vivir según una sana ética, si busco sinceramente realizar todo aquello que promueve el bien (empezando por el bien de mi familia), mis decisiones dejarán de lado gustos egoístas y me lanzarán a poner en práctica acciones basadas en el amor y la verdad.







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |