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K. Zanussi y la historia de su fe
Escritores Actuales /Santos Felipe

Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .

¿Cuál es la historia de su fe?
Tengo un poco de pudor en hablar del itinerario de mi fe. Creo que es un hecho muy íntimo. Además, no tengo episodios importantes que contar. He sido educado en una familia profundamente católica. Siempre me ha llamado la atención que mi familia haya conservado intacta su fe, a pesar de que la ha vivido de manera dramática, lacerante, la experiencia de la guerra que se cebó contra mi ciudad, Varsovia.

Era pequeño, pero recuerdo bien que a mi abuelo lo fusilaron porque estaba en contacto con la resistencia que se oponía a la ocupación nazi. También mataron a muchos de mis familiares, conocidos y amigos. Creo que fue un milagro que mi familia siguiese cristiana, y que no perdiese la fe a pesar de aquellos días terribles.

Su fe nació en una familia, por el testimonio de su abuelo, de sus familiares que resistieron a pesar de las tribulaciones. Muchos jóvenes de hoy, por el contrario, no tienen ya en la familia quien les enseñe la fe, un ejemplo que puedan ver y tocar. Muchos chicos no saben ni siquiera el Ave María porque nadie se lo enseña...

Los jóvenes de hoy no tienen una familia. Porque la familia es algo raro en nuestros días. Desde siempre nos lamentamos de que falten buenos ejemplos, pero tenemos a Madre Teresa de Calcuta para quien la quiera mirar e imitar.

Si se encuentra a gente que ha sufrido, se ve en seguida que es mucho más interesante, tiene más experiencia y con frecuencia más esperanza. No se puede adivinar el sufrimiento de los otros, aunque se sepa que el dolor ayuda y sirve para madurar.

Pero históricamente el sufrimiento llega siempre. Si por un momento Occidente ha perdido la noción del dramatismo de la vida, es realmente sólo un momento. Ha acaecido ya en muchas veces en la historia, incluso al final del siglo pasado. Después vino la primera guerra mundial, que despertó del sueño a todos aquellos que estaban dormidos espiritualmente.

Las preguntas existenciales llegan siempre, y el hombre no puede eludirlas...

Están unidas a nuestra condición de seres humanos. Si buscamos dejar aparte estas "preguntas últimas" es una señal de nuestra pobreza y esto hace que nuestra vida tenga una calidad más baja.

El pecado de nuestra época es sobre todo la soberbia y con ella hemos casi aceptado que el mal no existe ya, nos consideramos todos inocentes.

Dice el cardenal Martini:" ¿Es posible encontrarse en esta Babel de confusión, lamento y pecado?