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Hoy, que difícil es ser católico, pero es muy gratificante
Jóvenes /Lo de hoy

Por: Francisco | Fuente: Mi cumbre

Hoy, es muy difícil ser católico practicante por innumerables motivos, pero máxime cuando se está rodeados de leyes civiles anticatólicas, totalmente injustas, que chocan frontalmente contra la libertad religiosa y la Objeción de Conciencia de los católicos. Los que no obedecen esas leyes injustas, pueden ser condenados con multas exorbitantes o hasta con la cárcel, para disuadirles de la desobediencia o insumisión a esas leyes. Este artículo se relaciona principalmente, con la obligación del cumplimento o no de esas leyes.

Algunos se denominan católicos, porque fueron bautizados cuando eran niños, su primer y casi único Sacramento, pero luego no han practicado ninguna o casi ninguna de las enseñanzas que predican la Iglesia Católica. Ser católico practicante, supone practicar continuamente y en todos los sentidos, las normas de la Iglesia Católica.

Hoy, es muy difícil ser católico, pero es muy gratificante. También es exigente y difícil mantenerse, aunque esto supere con creces los enormes privilegios que se tienen. Siéndolo se tienen a la mano, todas las herramientas necesarias para llevar una vida muy feliz, interna y externamente, aunque esté llena de dificultades. Muy feliz con la familia, los amigos y la sociedad.

Ser un buen católico practicante, tiene la ventaja de que ya se tienen resueltas todas las posibles dudas, sobre el hacer o no hacer bien las cosas. Estas situaciones están resueltas, por la enseñanza milenaria de la Iglesia Católica. No hay que romperse la cabeza, en ponerse a adivinar y luego equivocarse o acertar. Solamente hace falta tener, una excelente formación católica, y las dudas consultarlas a los sacerdotes expertos. Es cierto que todos tenemos el libre albedrío, para escoger hacer, lo que queramos. Es nuestra libertad ir por un camino u otro.
El hombre tiene el libre albedrío, para elegir lo que quiere y debe hacer. Ningún gobierno le puede imponer, que haga cosas contrarias a su conciencia. Tiene que respetar las leyes civiles, pero siempre que sean justas, no sean inmorales y no vayan contra la Ley Natural. Estas y otras razones hacen que por muy respaldada que se encuentre esta idea, sigue siendo una mala idea, pues las mayorías en la promulgación de las leyes, no deciden lo que es falso o verdadero, bueno o malo, justo o injusto.

En algunos países, aunque sean muy modernos y democráticos, los católicos viven cercados y bajo asedio de las leyes civiles, y de algunos grupos protegidos por dichas leyes, que se convierten en activistas extremistas, que obligan selectivamente a otros, a que cumplan expresamente con ellos, lo que dice esa ley injusta, aunque él  no cumplirla, no produzca ninguna daño a su grupo social. No quieren solamente ellos cumplir la ley, sino obligar y forzar a los demás, mediante denuncias y extorsiones, a que otros la cumplan, a pesar de que saben que van en contra de los derechos y libertades religiosas, protegidos constitucionalmente.

Es el caso de los profesionales o comerciantes, que se niegan a hacer determinadas actividades supuestamente legales, debido a que chocan contra su rectitud de conciencia, aunque no hagan daño a nadie por no hacerlas. Esos posibles clientes, denuncian a los tribunales a los que no quieren plegarse a sus demandas.

Algunos grupos sociales, amparándose en determinadas leyes injustas, hacen peticiones de servicio a profesionales o negocios católicos, a sabiendas que les están torciendo el brazo, para que renuncien a sus creencias religiosas católicas o que cedan, y les realicen el servicio pedido. Si se niegan a suministrar determinados servicios a esos colectivos, les amenazan con presentar una demanda judicial en su contra, por discriminación.

Estas peticiones insistentes de servicios, asustan a algunos católicos que temen por los costosos gastos de defensa ante los tribunales, las multas, los cierres de negocios o las inhabilitaciones de funcionarios públicos. Suelen hacerlo rotativamente por sectores, para dejar constancia del poderío que les dan esas leyes injustas.

Hay algunos profesionales o negocios, que no quieren entrar en esa guerra religiosa y pactan con los grupos de presión, creyendo que por eso, les van a dejar vivir en paz con sus creencias. Se lo creen, porque prefieren practicar el buenismo e ignorar a esos grupos, aunque ellos no les ignoren. No quieren darse cuenta, que ellos cada día, dan un paso más al frente, para luchar contra los católicos, ya que se sienten molestos, porque no aceptan las leyes injustas, diciendo que primero son las leyes civiles injustas y después las religiosas.

El Conformismo con lo que está sucediendo con las leyes injustas y los grupos de presión que las urden, practican y quieren acorralar a los católicos, es la etapa inicial de la cuesta abajo, en la formación de una sociedad donde desaparece la libre práctica religiosa. Los católicos tienen que acostumbrarse a decir que no, cuando hay que decirlo, y a decir que sí, cuando es necesario. Las medias tintas en la definición de las actitudes, demuestran una gran falta de entrenamiento, en el ejercicio de la virtud de la fortaleza y de la voluntad.

Las naciones deberían ser comunidades, donde todas las personas pudieran vivir su Fe, sin el temor de ser llevadas a prisión, por incumplir lo que su conciencia les impide realizar.

El ser católico practicante alarga la vida, pues evita muchas situaciones de alto riesgo, como son las enfermedades relacionadas con las prácticas sexuales fuera del matrimonio, el consumo de drogas, la dependencia de productos embriagantes, las posibilidades de suicidio, la ludopatía, etc.

Todos tenemos que tomar conciencia a la hora de hacer decisiones, cuando nos enfrentamos a situaciones, donde hay que poner sobre la balanza de la conciencia, los sentimientos de la Fe católica o mirar para otro lado, cuando hay que tomar una decisión, que por acción u omisión, sabemos que va en contra de la Ley de Dios. No vale decir, soy católico, pero me mantengo en esta grave situación irregular.

Dejar un empleo o un negocio, porque se está colaborando con cosas contrarias a la Fe católica, es una decisión que cuesta tomar, pero que no tiene doble rasero para medir. El rasero del que lo hace y el rasero del que colabora o mira para otro lado, no es católico.

11 Ejemplos donde se pone a prueba, lo difícil que es hoy ser católico para los particulares, profesionales, empresarios o empleados, que se enfrentan a situaciones, que requieren una gran claridad religiosa, cabeza muy fría y la toma de riesgos relacionados con las graves consecuencias religiosas y civiles, en las que puedan incurrir, al cumplir o no las leyes civiles.

1.    Los abogados: Cuando tienen que dar consejos o redactar documentos, que por su inmoralidad, van en contra de la Fe católica, aunque estén autorizados por las leyes civiles o se aproveche un hueco que haya en ellas, como adopciones de niños entre matrimonios de homosexuales, contratos para vientres de alquiler, asesorar financieramente para evasiones de impuestos, lavado de dinero, etc.

2.    Los banqueros o asesores financieros, que se acogen a determinadas leyes, las tuercen o las ignoran, para obtener beneficios en relación con los blanqueos de capitales provenientes del narcotráfico, venta de armas, ocultación de sobornos, tráfico humano, evasión de impuestos, etc.

3.    Los católicos en algunas sociedades: Cuando estando en una reunión familiar o social, dicen que se tienen que ausentar, pues quieren asistir a Misa. Se complica también cuando es difícil acoplar el horario de la Misa, por distancias u otros compromisos y tratar de no molestar los planes de otros, que no habían contado con que cada persona, deba hacer lo que su conciencia le dicte y no lo que esté de moda. O cuando tienen que defender públicamente, las ignominias o calumnias habladas o escritas sobre la Iglesia Católica. Es cuando esos católicos practicantes, tiene que soportar las burlas o comentarios jocosos de otros.

4.    Los empleados, que cuando en la empresa donde trabajan, decide entrar en un negocio o mercado, que aunque sea legal, va en contra de la ley moral y de los principio de la religión católica. Los empleados infieles, que dejan de realizar sus obligaciones para con la empresa, o que con fines propios o ajenos, desvían o impiden la marcha normal de la empresa.

5.    Los empresarios que anteponen sus justificados deseos de ganar dinero, a los principios morales de su conciencia, basados en su compromiso católico.

6.    Los farmacéuticos: Cuando producen y venden medicamentos, que a sabiendas son perjudiciales para salud de los que los consumen, pero les dejan muchos beneficios.

7.    Los jueces: Cuando tienen que dictar sentencias, basadas en leyes inmorales o injustas, alegando para su interior, que se comprometieron ante la sociedad y por un sueldo, a cumplir y hacer cumplir esas leyes.

8.    Los médicos y personal sanitario: Cuando un paciente les pide que hagan determinados procedimientos quirúrgicos, incluyendo los que directa o indirectamente se llevan a cabo, para la anticoncepción, el aborto, la eutanasia, el suicidio asistido, etc. El suministro de determinados anticonceptivos, drogas prohibidas, etc.

9.    Los políticos que algunas veces de amparan, en que han sido elegidos democráticamente, y creyendo el sentir de sus votantes, con su voto o su silencio, algunas leyes que van en contra de la moral o se someten a las coacciones, influencias o recomendaciones de los grupos de presión, que fomentan la corrupción.

10.   Los soldados, policías y servidores públicos, que por haber convenido un salario, se obligan a cumplir órdenes inmorales o que rozan el cumplimiento de la ley.

11.  Los educadores que tienen que enseñar, bajo la presión de las leyes que les impiden educar en las virtudes y valores humanos.

Para un buen católico, es muy difícil entender, que tenemos que rezar y amar también a los que nos ofenden, incluyendo a los terroristas criminales. Hay que tratar de analizar sus causas y encontrar la forma y los medios, para que no vuelvan a ocurrir sus actos terroristas. Amar y perdonar a los terroristas, no es buenismo, es seguir la doctrina de la Iglesia Católica, que ruega a Dios por las víctimas, sus familiares y sus pueblos, y también por los terroristas, para que les llegue el perdón de Dios, porque no saben lo que hacen, y puedan abrirse al don de Dios, que es misericordia.

Un católico practicante, sin ninguna excusa, tiene que actuar de acuerdo con su creencias religiosas y emplear, si es necesario, los mecanismo de la objeción de conciencia, incluso si es necesario sufrir las consecuencias legales de la insumisión, a determinadas leyes inmorales. Aunque la ley civil le asegure que tiene, sobre el papel, pero no en la práctica, la garantía del pleno derecho a su libertad religiosa, para expresarla y seguirla.

Algunas leyes injustas e inmorales de obligado cumplimiento:
·       Las que obligan a los médicos y al personal sanitario, a practicar abortos quirúrgicos o químicos. (Obama Care. Ley FOCA Freedom of Choice Act)

·       Las que impiden la necesidad de un permiso paternal, para abortar a las menores de edad.

·       Las que obligan a vender o entregar píldoras abortivas y medios anticonceptivos. (Escuelas, empresas, farmacias, etc.)

·       Las que obligan a abortar, a pesar de la oposición de los padres.

·       Las que permiten el consumo de mariguana.

·       Las que permiten los matrimonios homosexuales y que estos adopten niños.

·       Las que permiten la realización de la eutanasia y el suicidio asistido.

·       Etc.

El Católico practicante, nunca debe callar ante las injusticias, ni tiene porque estar agradando al poder. Su actitud debe invitar a los demás, a afrontar las situaciones difíciles, sin tener miedo a las consecuencias.

Tiene que hablar sin miedo y con el ejemplo de sus hechos, que demuestren su entrega generosa a los demás. Tiene que conocer y amar profundamente a religión y seguirla en su concreta vida cotidiana, en los momentos fáciles y difíciles, del día a día.

El católico practicante, tiene que enfrentarse a las desoladoras injusticias, para intentar cambiarlas, recuperarlas al bien común y devolverlas a sus verdaderos contenidos. Cuando se trata de la esencia de las cosas católicas, tiene que actuar con rapidez y eficacia. Si algo material o inmaterial, se ha deteriorado o destruido, hay que levantarlo de nuevo, no puede cruzarse de brazos, ante las profanaciones realizadas a la Iglesia Católica, tiene que reaccionar con urgencia.

El católico practicante no tiene que sentir que el serlo, suponga un esfuerzo ímprobo, ni una tarea penosa, si tiene capacidad para ver y descubrir agua en las proximidades de un manantial. Tiene un mensaje breve, claro, sencillo y emocionante. No se tiene que dejarse invadir por la angustia o el miedo. El catolicismo es más fuerte que todo lo demás.

La crítica y las penalizaciones sociales, harán que la vida y los actos realizados, se ensalcen internamente por la satisfacción del deber cumplido y el  desafío del ejemplo, en función de la perseverancia. Es posible que la persecución política no los acoja bien, sobre todo, si choca con los intereses de los poderosos, que han hecho las leyes.

El ejemplo de los católicos practicantes no tienen como fin el tranquilizar conciencias, sino simbolizar la entrega de sus creencias. No cuenta la cantidad ni la calidad de los actos realizados, lo que cuenta es el corazón que se vuelca y vacía por completo ante una certeza consolidada por la Fe. Todo acto del católico practicante se convierte en una ofrenda generosa del corazón a los demás, que puede ser en tiempo, tesoro o talento. (Las 3 famosas T’s)

Hoy, que difícil es ser católico practicante, en un mundo tan anticatólico, ya que supone luchar interna y externamente contra infinidad de tentaciones y hacerlo también contra una mayoría de personas e instituciones que, por maldad o por ignorancia, atacan a la Iglesia Católica, a sus enseñanzas y a los que las practican. Hace falta tener mucho coraje para vivir como católicos practicantes, pero vale la pena.

Muchos gobiernos y sociedades se declaran laicos, cuando son laicistas contundentes, al ir en contra de la libertad religiosa de las personas, incluso no permitiendo utilizar la objeción de conciencia.

Solución a la dificultad de ser católico hoy: Una formación profunda y contínua  en la religión Católica, el examen de conciencia diario, la confianza de tener un  buen director espiritual, como consejero para la toma de decisiones personales y externas, etc. Hay veces que se piensa que el esfuerzo no vale la pena, pero siembra, siembra, que algo queda.