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Mamá Antonia
Laicos en la Iglesia /Pastoral penitenciaria

Por: Ivan Barrera | Fuente: www.lacruzdecal.com


"Tengo muchas ganas de ir a la penitenciaría. La penitenciaría es mi casa, ahí vivo yo", comenta la Madre Antonia Brenner, religiosa fundadora de las Siervas de la Undécima hora, consagradas el pasado 25 de Marzo. "Los médicos me ordenaron una semana de reposo forzoso. Pero ya deseo regresar a la penitenciaría", comenta nostálgicamente Madre Antonia. La religiosa de 71 años pertenece al equipo de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Tijuana desde hace 21 años.

Interrogada por periodistas, Madre Antonia afirmó que "todos debemos ser comprensivos y misericordiosos con las personas que están en la cárcel y han perdido la libertad, pues todos somos reos de la carne, que es la prisión más terrible".

Madre Antonia llegó a Tijuana el 19 de Marzo de 1977, un año después de haber pronunciado sus primeros votos con las hermanas de Nuestra Señora de la Caridad de San Juan Eudes con la firme intención de consagrar su vida al servicio de los privados de su libertad.

Durante una entrevista televisiva, el entrevistador le preguntaba incrédulo las razones por las cuales Madre Antonia vivía en la penitenciaría rodeada de lo que la sociedad consideraba lo peor de la humanidad: violadores, asesinos, drogadictos, ladrones, etc. Madre Antonia contestó de una manera muy original. Le solicitó al entrevistador una hoja blanca y un plumón negro. Posteriormente le pidió al conductor que pintara un pequeño punto negro sobre la hoja blanca. Madre Antonia preguntó: "¿Qué es lo que ves hijo?" A lo que el reportero le respondió que veía un punto negro. "Yo veo una hoja blanca", contestó la religiosa.

Madre Antonia expresa cariñosa y firmemente que vino a entregar su vida a Cristo disfrazado de prisionero, al prestar ayuda a los pobres. Conmovida por un sueño sintió el llamado de la penitenciaría, donde la recibieron con amor y respeto. Su labor fue bien recibida por los Padres Mercedarios en la Penitenciaría del Estado. Se convirtió en madre, consoladora y servidora. Manifestó que para ella es una gran alegría servir a Cristo a través de los presos y que se siente contenta de realizar esta labor.

"Debemos aprender a perdonar", señala la religiosa estadounidense de origen irlandés, "sobre todo a las personas que salen de la cárcel y que nadie quiere recibir. Debemos darles otra oportunidad, ya que si no lo hacemos regresarán a la oscuridad".

Recordó la dramática situación ocurrida en el Centro de Readaptación Social de Tijuana (Penitenciaría del Estado), cuando el director de la mencionada institución, el finado Licenciado Duarte, fue asesinado y posteriormente la viuda del funcionario perdonó a quienes le habían arrebatado la vida a su esposo, "lo que es ejemplo de amor y misericordia".

Los reclusos y guardias de la penitenciaría guardan un gran respeto, admiración y cariño a esta mujer, a la cual le llaman cariñosamente ´Mamá Antonia´. Al describir sus sentimientos con respecto a los que viven y laboran en la penitenciaría , Madre Antonia se refirió al amor maternal que siente por sus ´hijos´ prisioneros, que es "el mismo que la Virgen María siente por Jesús".

Para Mamá Antonia el día inicia a las 5 de la mañana. Diariamente, desde hace 21 años, Madre Antonia pide permiso para formarse con los prisioneros a las 6 de la mañana y dar el grito de identificación al igual que todos los reos de la penitenciaría: "¡Antonia Brenner, alias ´La Sister´, presa por la gracia de Dios!" Posteriormente inicia con las oraciones de Laudes, otorga una pequeña plática a los presos, convive y alienta a los servidores de la capilla, visita a los hospitales donde se encuentran prisioneros muy enfermos de SIDA, cáncer, tuberculosis, etc., está al pendiente de los trámites aduanales para importar donativos en especie para sus hijos presos, constantemente otorga charlas y consejos a quien se lo pide. Estas son algunas de las muchas actividades que Madre Antonia realiza diariamente.

"La gente piensa que es duro hacer este trabajo, pero no es así; por el contrario, no hay tiempo para hacer todo lo que quisiéramos, para quitar todas las espinas de la corona de Cristo. La cárcel es un lugar especial, donde también El estuvo, y una de nuestras obligaciones es confortar a las personas que se encuentran en ésta difícil situación". También subrayó que "los reclusos son seres humanos y también tienen la presencia de Cristo. Lo que se ve en ellos, lo que yo veo, es el amor de Dios, el amor que El me da, y no es necesario que yo hable el mismo idioma, pues percibo el amor que ellos sienten por mí", comentó.

"Es difícil aguantarle el ritmo a nuestra Madre Superiora", comenta la hermana María del Carmen, religiosa de 51 años de la nueva congregación fundada por Madre Antonia. "Como laica comprometida en la Pastoral Penitenciaria durante varios años, deseaba ingresar a alguna comunidad religiosa, pero debido a mi edad pensaba que era imposible. Cuando Madre Antonia me invitó a formar parte de la Congregación de las Siervas de la Undécima Hora sentí una gran alegría. Fuimos tres las que nos consagramos el pasado 25 de Marzo. La hermana Carmen Dolores y la hermana Olivia se encargan de atender las necesidades de los presos que se encuentran en el Hospital General. Por mi parte, estoy al pendiente de la Casa Campos de San Miguel y visito frecuentemente la penitenciaría", comenta alegremente la hermana María del Carmen.

Casa Campos San Miguel fue iniciada por Madre Antonia en Agosto de 1990 con el fin de hospedar, alimentar y cubrir las diversas necesidades de mujeres que visitan a sus esposos, hermanos, padres, y parientes presos en la Penitenciaría. "Casa Campos San Miguel se creó originalmente para que los familiares de los internos no tuvieran que quedarse a dormir dentro de la Penitenciaría", comenta la hermana María del Carmen. "Vienen mujeres de Ensenada, San Luis Río Colorado, Mexicali y de otras partes. No tienen lugar donde hospedarse, no conocen a nadie. Con mucho cariño les ofrecemos la casa, alimentos, ropa y leves servicios médicos. También ofrecemos hospedaje para personas que vienen de otras ciudades para recibir tratamientos médicos en el Seguro Social. Aceptamos a la enferma y a una acompañante, en ocasiones hasta por dos meses". En la actualidad, Casa Campos San Miguel puede hospedar hasta 35 mujeres.

Mamá Antonia hizo un llamado a la sociedad, para que comprenda y ayude a los familiares de los reclusos, pues ellos también sufren. "Hay que considerar", dijo. "Que cualquiera de nosotros también podría tener un familiar en la cárcel. Cristo nos enseña que la misericordia es la justicia y no hay justicia sin misericordia, ¡Por favor, tengan compasión de ellos!"

"Estuve algún tiempo con el ´Padre Trampitas´, el sacerdote que estuvo más de 35 años atendiendo a los prisioneros en las Islas Marías. Un día le pregunte al Padre si en alguna ocasión había conocido algún hombre verdaderamente malo. Y él me contestó: ´Nunca uno peor que yo´."

El Arzobispo de Yucatán, Monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, antiguo Obispo tijuanense, comentaba con frecuencia que Madre Antonia es "Evangelio vivo y auténtico testimonio de fé".

"Soy una hermana Eudista, consagrada a servir al Señor", comenta Mamá Antonia. "Mi primera vocación es hacia los prisioneros y los que han salido de prisión, pero también hacia la policía, en todas sus ramas, incluyendo al ejército militar mexicano".

Al enterarse de la muerte de un policía al que ella conocía, sintió la necesidad de ir con la viuda y pedirle perdón, ya que el prisionero que lo mató era uno de sus ´hijos´ y se dio cuenta que el policía había dado su vida por nosotros y dejaba a su esposa e hijos desamparados.

"El pueblo es dado a criticar a los policías y militares, pero nadie se preocupa en pensar en que ellos exponen su vida por la sociedad", expresó Mamá Antonia.

A partir de ese trágico incidente Mamá Antonia junto con otras personas piadosas formalmente iniciaron en Junio de 1996, Brazos Abiertos de Tijuana, A.C., con las instrucciones precisas de otorgar diversas cantidades de dinero a las viudas e hijos de los oficiales de la Policía Municipal. No se contaba con un programa de apoyo para el otorgamiento de becas educativas a los hijos de los miembros de Seguridad Pública Municipal que mueren en el cumplimiento de su deber. Desafortunadamente sucedía que en múltiples ocasiones, cuando un oficial fallecía, sus hijos veían truncada su preparación académica por falta de recursos económicos.

"Yo no sabía mucho sobre soldados. Yo creo que por todo el mundo los soldados son solamente reconocidos cuando los necesitamos o durante la guerra. Son como la policía, solamente nos agrada verlos cuando existen problemas, catástrofes, huracanes, terremotos etc. Solamente son bienvenidos cuando los necesitamos. Fuera de esas situaciones, todos hablan mal de ellos. Yo no siento eso, son hombres diferentes a todos los demás, están dispuestos a dar su vida por nosotros, por mí o por algo en que creen y muy pocos de nosotros estamos dispuestos a hacer eso. Sin embargo el corazón de un soldado, de un policía, es un corazón valiente, atrevido, es un corazón de mártir, porque muere. Cargan con muchos insultos y dolor. Son apreciados y queridos solamente cuando los necesitan."

Madre Antonia recuerda tristemente el funeral de un joven militar asesinado por manos del narcotráfico: "Tomé en mis brazos al bebé de 3 meses. Junto a mí, su esposa y las otras niñas de 1 año, y de 2 1/2 años. Quiero llorar. Tenía a sus hijos en mis brazos y Raúl en el ataúd. Un militar, caído frente a unas balas. Me duele la indiferencia ciudadana. Fue algo muy triste, es necesario conocer y apreciar la misión de los militares y policías. Los hombres del narcotráfico son también mis hijos, no los juzgo. Entiendo la terrible situación en que se encuentran", finalizó.

Aunque la salud de Madre Antonia se ha visto seriamente afectada durante el transcurso de los últimos 5 años, y a pesar de las sugerencias y órdenes médicas de reposo, la religiosa continúa otorgando a sus ´hijos´ prisioneros, policías y militares las atenciones de una madre amorosa y preocupada.

"La penitenciaría está llena de hombres que no se sintieron amados por sus padres. Probablemente sí los amaban, pero debido a su ignorancia, y a su falta de conocimiento, nunca se les hizo sentir ese amor. Debemos educar y promover valores morales, porque nuestra tendencia como seres humanos es hacia la bondad. Somos creados a imagen y semejanza de Dios mismo", concluyó.