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¡Sólo Dios basta!
Aprende a Orar /Evangelio meditado para el Tiempo Ordinario

Por: H. Jesús Alberto Salazar Brenes, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ven, Jesús, a reinar en mi vida para que pueda adorarte, en espíritu y en verdad, en el templo de mi corazón.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que la adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando: todo será destruido".

Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?".

Él les respondió: "Cuídense que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".

Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Después de la gran celebración de Cristo Rey, los evangelios que meditamos esta semana tienen una temática escatológica, es decir, ven hacia las realidades futuras y celestiales relacionadas con la segunda venida de Cristo.

El Evangelio de hoy nos llama a volver nuestra mirada hacia las cosas eternas en medio de nuestra vida en que todo es pasajero. Santa Teresa de Ávila decía "Todo se pasa, Dios no se muda, quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta". Ésta era la misma idea que transmitió Jesús a los que admiraban más la belleza exterior del templo y no adoraban en espíritu y verdad al Señor.

¿A quién amamos más, al templo, a nosotros mismos, o al Dios vivo que hace santo el templo? ¡Que nadie te engañe!, dice el Señor en el Evangelio. El dinero, el poseer, el trabajo, la búsqueda de una mejor posición, el placer o el mismo pecado son algunos de los falsos dioses que pueden llegar a usurpar el lugar que sólo pertenece a Dios. ¡Sólo Dios basta!

Nosotros somos las piedras vivas que formamos la Iglesia, el pueblo de Dios peregrinante en la tierra, unidos a las piedras vivas que ya se encuentran contemplando el rostro de Dios. Ésa es la verdadera ciudad, el verdadero templo, la morada de Dios que merece ser admirada porque nunca tendrá fin.

El camino de Jesús es radicalmente diferente. Cuando el odio y el rechazo lo condujeron a la pasión y a la muerte, él respondió con perdón y compasión. En el Evangelio de hoy, el Señor nos dice que, al igual que él, también nosotros podemos encontrar rechazo y obstáculos, sinembargo él nos dará una sabiduría a la que nadie puede resistir. Está hablando del Espíritu Santo, gracias al cual el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones. Con el don de su Espíritu, Jesús nos hace capaces de ser signos de su sabiduría, que vence a la sabiduría de este mundo, y de su misericordia, que alivia incluso las heridas más dolorosas.
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Sólo por hoy haré el intento de dar a Dios el lugar que merece en mi vida con respecto a los "falsos dioses".

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.