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Jesús hablaba del templo de su cuerpo
Hispanos Católicos en Estados Unidos /Homilías Mons. Enrique Díaz

Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

Dicen que los extremos se tocan y esto lo podemos constatar en la apreciación que tenemos de nuestro cuerpo. Por una parte, se exalta el cuerpo hasta la saciedad, se hacen concursos, se buscan miles de recetas para tenerlo en forma, para cuidarlo y embellecerlo, pero al mismo tiempo parecemos envilecerlo y despreciarlo, tomarlo solamente como objeto de placer, al despreciar a las personas por su cuerpo.

Este día al celebrar la Dedicación de la Basílica de Letrán, las lecturas nos insisten en la importancia de cada uno de nosotros ya que somos templo de Dios, afirma San Pablo en su carta a los Corintios. ¿Cómo cuidamos nuestro cuerpo? Si reconociéramos esta dignidad y lo tratáramos como templo del Señor, seguramente cambiaría la apreciación que tenemos de nuestro cuerpo y del cuerpo de los demás. La fuerte reprimenda y condena que hace Jesús en Evangelio a propósito de la venta de objetos en el templo, nos ayuda a situar en su verdadera dimensión el templo.

Los judíos habían exaltado tanto la sacralidad del templo que su sola contemplación o visita, parecería que bastaba para salvarlos. Jesús desenmascara estos procedimientos: veneran el templo, pero se olvidan de Dios. Profanan el templo de Dios. Pero después haciendo un juego de palabras termina diciéndonos que habla de su cuerpo. ¿Confusión de templos y de cuerpos? Grave denuncia también para nosotros que nos olvidamos que somos templo de Dios y que lo profanamos en nosotros mismos y en el prójimo.

Cada vez que despreciamos a un hermano, profanamos el templo de Dios. Cuando miramos con lascivia a una persona, profanamos el templo de Dios. También cuando nos dividimos y peleamos, cuando nos denigramos y prostituimos nuestro cuerpo y nuestra persona. Entonces nos olvidamos que somos todos juntos el Cuerpo de Cristo, el templo de Dios. ¿Qué me hacen pensar estas palabras de Jesús?