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Preparación espiritual para una peregrinación a Tierra Santa
La Tierra Santa es el único lugar del mundo cuya guía de turistas es la Biblia


Por: Notre Dame of Jerusalem Center, Pontifical Institute | Fuente: www.notredamecenter.org



Te ofrecemos aquí unos medios para que te prepares a realizar tu peregrinación a Tierra Santa. Subrayo que te prepares, porque el sujeto de la peregrinación, y de algún modo también el objeto eres tú. Peregrinar a los lugares donde vivió Jesús es, sin lugar a dudas, visitar unos lugares físicos, unos ambientes, unos paisajes; pero también es visitar tu interioridad, es descubrirte a ti en relación con Cristo y con el Evangelio. Me decía recientemente una señora al día siguiente de haber llegado a Tierra Santa: “ayer salí de mi casa para venir y me siento como si hubiera salido hace un mes”.

Interesante reflexión, que nos revela cómo este no es un viaje cualquiera. Aquí tienes algunos de los medios que te sugiero “al vuelo”.

1. Que te familiarices con la tierra de Israel. Generalmente la Biblia o el libro del Nuevo Testamento tienen mapas ilustrativos de cómo era la tierra de Israel en el tiempo de Jesús. Si no tienes una a la mano, ni puedes mirarla en Internet, te sugiero un Atlante o alguna Enciclopedia.

Es importante que recuerdes las tres zonas principales de la tierra de Israel al tiempo de Jesús: Galilea, al norte; Samaria, al centro; y Judea, al sur. No pases desapercibidos algunos lugares mencionados constantemente en el evangelio: el río Jordán, el Lago de Tiberiades, Jerusalén. Por supuesto trata de localizar las ciudades más importantes de los relatos evangélicos: Cafarnaún, Belén, Nazaret, Jericó. Ojalá pudieras también localizar el Monte Tabor, el Monte de Sión, el Mar Muerto, el Monte de los Olivos. Sería una pena que vinieras a visitar los lugares santos como un ratón en laberinto... En cambio, cuando eres capaz de localizar estos lugares, estarás en grado de disfrutar mejor y de entender más lo que estás visitando.

2. Una vez leí una expresión que me encantó: “La Tierra Santa es el único lugar del mundo cuya ‘guía de turistas’ es la Biblia”. Es verdad. Pero sería demasiado pretencioso que todos los peregrinos que vienen a Tierra Santa leyeran por entero la Biblia. Te sugiero algo mucho más sencillo y realista: lee uno de los evangelios, al menos uno. Es igual si tomas Mateo o Lucas, Juan o Marcos. No creo que te tome más de una hora o dos. Más aún, podrías hacerlo, subrayando los lugares o las referencias de lo que ya descubriste mirando el mapa. Valdría incluso como juego.

 

3. No sé si es mucho pedir, pero aquí va otra sugerencia. Subraya en el evangelio que leíste los personajes principales. Te sugiero algunos: María, Pedro, Santiago, el centurión, María Magdalena… No es lo mismo visitar una casa o un pueblo de un desconocido, que el de una persona con la que de algún modo te has familiarizado.



 

Hasta aquí una preparación que podríamos llamar elemental, cultural. Pero desde luego la preparación principal es la espiritual.

La preparación espiritual y la vivencia espiritual de una peregrinación es lo más importante, y es lo que la diferencia entre un viaje cualquiera, por más espiritual que sea, y una peregrinación.

Una peregrinación a Tierra Santa es ponerse en camino con el deseo de encontrarse con Cristo, con el Cristo Vivo y Resucitado de nuestra fe.

El proceso de esta búsqueda puede ser tan diverso, como diversos son los modos como vemos en el evangelio. Algunos se acercaban a él como ciegos que solicitaban ver; otros como endemoniados que querían ser liberados de los espíritus inmundos; también algunos, tal vez como curiosos se acercaron a los discípulos con esta petición: “queremos ver a Jesús”. Santo o pecador, fervoroso o tibio, indiferente o entusiasta… te sugiero una cosa para prepararte a tu peregrinación: ORACIÓN Y SACRAMENTOS.

No cabe duda que más se acercará a Jesús y más experimentará su presencia, quien más sintonice con él. Y la mayor sintonía que podemos tener con Jesús es ésta: vivir en gracia y en sintonía con su Voluntad. “Si alguno me ama, cumplirá mi palabra”.

Seguramente un ratito de oración en los días que preceden tu peregrinación, o el juntarte con los amigos o familiares con quienes vendrás a la Tierra Santa para leer el evangelio y para orar, será una óptima preparación y dispondrán tu alma para una experiencia única e irrepetible. Si añades también una buena confesión o el propósito de confesarte durante tu estancia en Israel, seguramente lograrás lo que buscabas.

He oído a muchas gentes decir lo siguiente: “la peregrinación a Tierra Santa ha marcado un ‘antes’ y un ‘después’ en mi vida”. Yo creo que es cierto. Pero lo será en la medida en que tú lo quieras, y en la medida en que te dispongas para esto.

Jesús te espera en Su Tierra. Sé tu también tierra fecunda, donde Jesús pueda sembrar una vez más las semillas de su amor, de su evangelio y de su gracia. ¡Prepárate bien para tu peregrinación a la Tierra de Jesús!


 

 

 









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