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Virtudes y política: a los indignados, a todos los ciudadanos
Sin hombres y mujeres que actúen en el mundo político dotados de virtudes, nada puede funcionar bien


Por: Josep Miró i Ardèvol | Fuente: ForumLibertas



Me dirijo a los indignados de todo tipo, a los acampados o los que duermen en casa, a los parados o con trabajo, estudiantes o "ni ni".

He escuchado, he leído, sus proclamas globales, la de mayor consenso, contra el "sistema". Pero, ¿de qué sistema habláis?, ¿habláis de la globalización?, ¿de la que hace posible la esperanza de emigrar, de la que permite juzgar a genocidas y criminales de guerra? ¿O puede ser de la que estimula el crecimiento económico de los países emergentes? ¿La que hará que los chilenos pronto tengan una renta mayor que la de los españoles? ¿O la que indica que Europa acabe siendo un rincón del mundo, un geriátrico tutelado? Cierto, África no va bien, es la excepción -con excepciones- precisamente allí donde más se han concentrado las ONG, y lo digo sin mala intención.

¿Qué tiene de malo la globalización? Es bien evidente: la hipertrofia descontrolada del sistema financiero, el valor de los "derivados", una especie de producto financiero que es 10 veces mayor que el PIB mundial. Ésta es la locura. Un hecho de vida, no un abstracto universal.

¿O puede que el "malo" sea el sistema capitalista? Propiedad privada más mercado. Pero, ¿cuál de ellos? ¿La economía social de mercado puesta a punto para la democracia cristiana alemana, y que hoy es un modelo con muchos puntos de contacto con el socialdemócrata nórdico, mucho más después de las reformas de los años ´90 que introdujeron el "derecho de elegir" (escuela, asistencia médica)? ¿O puede ser el anglosajón, o incluso el chino? El nuevo paradigma partido comunista + dictadura + capitalismo: gran éxito. ¿Qué alternativas tenemos a la propiedad privada y el mercado?, y ¿por qué son mejores? Las grandes promesas del pasado encarnadas por un modelo anarquista que nunca existió y a pesar de ello practicó el asesinato para imponerse. El comunismo soviético de planificación central y propiedad estatal, o el yugoslavo basado en la autogestión. El desastre de todo ello ha sido inconmensurable, de proporciones gigantescas.

El problema no son los fundamentos del capitalismo, sino los objetivos que deben perseguir. El mercado no es un fin en sí mismo, ni la propiedad si no cumple unas condiciones sociales. No lo es el lucro, como tampoco la repartidora, pero sí puede serlo una concepción equilibrada, nunca panacea absoluta, que aporte estímulo, recompensa a la iniciativa creadora y solidaridad, que no disuade del esfuerzo. Y también la certeza de que ningún sistema humano funciona bastante bien, sobre todo cuando no está gestionado por gente virtuosa, y participado por una ciudadanía exigente que sigue los temas y tiene un mínimo conocimiento. También los acampados (he escuchado tonterías vitoreadas, como la de que todos los políticos tienen un sueldo vitalicio).

Y ahora escuchadme también los que no estáis indignados, o los que lo estáis de otra manera, porque el denominador de la respuesta es común. Sin hombres y mujeres que actúen en el mundo político dotados de virtudes; la prudencia, la veracidad, la fortaleza, la templanza, la sabiduría, el sentido de la justicia, la vocación de servicio, nada puede funcionar bien. Las "estructuras", "los sistemas" los hacen funcionar las personas. Cierto que hay estructuras objetivamente perversas, pero ni las buenas sirven si no son tomadas por unos valores claros que necesitan de gente virtuosa que los realicen. Hablar de una educación en valores, un topic trend, es, perdonadme, un cachondeo, si no se relacionan con las virtudes que los hacen posibles.

Exigimos a la política una sola cosa y bien conocida: que sea el lugar donde se ejercen públicamente las virtudes y se compite por sobresalir en ellas. Esto, y afrontar la realidad concreta de la vida de las personas concretas como el único reto político. Es hora de las soluciones y sobre todo de cómo realizarlas.

 







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