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Vengo de un país lejano ( K. Zanussi)
Entrevista con el director K. Zanussi que habla de su cinta más conocida "Vengo de un país lejano" dedicada a Juan Pablo II.


Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .



En una parroquia romana (San Pio X alla Balduina, el 31 de enero de 1993) el Santo Padre dijo a los jóvenes que aquel "lejano" no había que tomarlo en sentido " geográfico", ya que de Roma a Polonia hay dos horas en avión..

Es verdad. La explicación del Santo Padre es perfecta. Creo que hoy se sabe poco de Polonia en Occidente. La elección de Juan Pablo II ha contribuido a darnos a conocer. Durante años hemos estado "alejados" del resto del mundo, aunque no era por nuestra culpa. Hemos vivido un siglo entre guerras y persecuciones.

¿Cómo son sus relaciones con el Papa? ¿Le conoció antes de que fuera elegido?
Nos conocíamos, pero ahora hay 36 millones de polacos que aseguran haber conocido al cardenal Wojtyla íntimamente y no quiero entrar en este elenco. El Papa no sólo nos pertenece a nosotros, a Polonia, sino al mundo entero. Por tanto, las relaciones personales deben pasar a un segundo plano.

No es fácil hacer una película sobre el Papa: los temores o los terrores íntimos frente a esta arriesgada empresa han sido muchos. Cuando realizó la película, apenas había comenzado su Pontificado.

Hoy sería más difícil hacer un film sobre Juan Pablo II a la luz de todo lo que ha sucedido. Recuerdo alegre aquellos días que siguieron a su elección. Nadie se la esperaba. Cuando me contactaron para hacer este film, dije en seguida "no". No solamente me sentía espantado, sino que pensé que era una idea imposible de realizar. Me ha ayudado mucho en la inspiración del film "Rublëv (1966) de A. Tarkosvkij, uno de los grandes realizadores de siempre.

La idea de hacer una biografía en la que el personaje central es un testigo del tiempo, y el tiempo y la historia constituyen su biografía, me parecía el único método posible.


¿Eres de origen italiano?
Zanussi es un apellido friulano. En los tiempos del imperio de Ausburgo mis abuelos partieron para trabajar en los ferrocarriles de Triste a Viena. De allí salieron para Leopoli, que era entonces una ciudad polaca. Cuando era estudiante pedí una beca para estudiar el italiano. Me enviaron en seguida a Japón.

En aquella época era sospechoso en Polonia que alguien llevase el apellido italiano. En Japón he aprendido mucho: he comprendido que hay otros mundos que no entenderé jamás pero tampoco intento cambiar. Después de aquella época he tenido muchos menos problemas con los americanos, un país que se puede aceptar incluso cuando uno no se identifique con él y permanezca como extranjero.


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