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La Conversión en el Sínodo de América
Artículo sobre el sínodo de América


Por: Antonio Izquierdo |



"Convert? y creed en la Buena Nueva"

El presente art?lo consta de dos partes. En la primera se exponen los contenidos fundamentales del cap?lo dedicado a la conversi?n los diversos documentos del S?do de los Obispos para Am?ca, y la relaci?xistente entre la conversi? el encuentro con Cristo, la comuni? la solidaridad, conceptos incluidos en la formulaci?el tema general propuesto por el Santo Padre. En la segunda se considera la fundamentaci??ica de la conversi?tal como aparece en los documentos del S?do, y se hace un an?sis exeg?co de Mc 1,15, el texto b?ico m?citado al hablar de la conversi?

El cap?lo dedicado a la conversi?b>

En los "lineamenta" el t?lo de este cap?lo es ya en s?ignificativo: "Jesucristo camino para la conversi?/i>, dejando caer dos palabras del tema indicado por el Santo Padre para el s?do: "encuentro" y el adjetivo "vivo" aplicado a Jesucristo. En el "Instrumentum laboris" ?as se recuperan y as?l t?lo es: "El encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversi?/i>. En la "relatio post disceptationem" hallamos "Encuentro con Jesucristo vivo, camino de conversi? se ha cambiado la preposici?para" por "de" la conversi?subrayando de este modo m?la objetividad que la finalidad. Queda muy claro que la verdadera conversi?o se puede separar del encuentro con Jesucristo vivo.

Contenidos Principales del Cap?lo

Los contenidos relativos a la conversi?on expuestos en los "Lineamenta" (Lin.) y en el "Instrumentum laboris" (Ins.) dentro de una estructura diversa, pero con temas fundamentales comunes, bien que en el Ins. est?m?desarrollados y mejor puntualizados. ¿Cu?s son esos temas comunes?
1. La conversi?n el Nuevo Testamento (Lin. no. 15; Ins. no. 22). En ambos se recurre a Mc 1,15 como texto b?co de la conversi?redicada por Cristo. Ambos documentos presentan luego la continuidad del kerigma primitivo con el mensaje de Jesucristo, aunque la fundan en un texto diferente (Lin. en Hch 3,19-20.26; Ins. en Hch 2,37-37). Tambi?coinciden en la referencia a Col 1,20 que, en Ins. se encuentra literalmente citada; referencia que extiende la obra reconciliadora de Jesucristo a toda la creaci?tanto lo que hay en la tierra como en los cielos. El Ins. antepone adem?dos frases para colocar la conversi?entro de la Historia de la Salvaci? para conectar la conversi?eotestamentaria con la invitaci? la conversi?n el Antiguo Testamento; para ello se hace referencia a Jon 3,4-10; Am 5,15; Ba 1,3-5; Sal 35,13; 51,3-6. En el C?ulo menor castellano "F", cuyo relator fue Mons. Ram?vidio P?z Morales, se hace una aportaci?uy ? a prop?o de Mc 1,15: "Al reflexionar sobre la conversi?e busc?z en la noci??ica de met?ia, que resulta esencial para formular la respuesta que Dios espera del ser humano, a cuyo encuentro ha salido en Jesucristo: ´Arrepi?anse y crean en la buena noticia´(Mc 1,15). Esta conversi?iene consecuencias sociales y culturales. Se destac?mbi?que la conversi?s, en primer lugar, reconciliaci?on Dios".

2. El concepto de conversi? la invitaci? un examen de conciencia a toda la Iglesia americana (Lin. no. 16; Ins. 23-24). En cuanto al concepto, los elementos acentuados son:
1) Un concepto complejo. La "Relatio post disceptationem" puntualiza diciendo que la conversi?es siempre un acontecimiento profundo y misterioso en el que entran en juego la gracia de Dios y la libertad humana".

2) Su significado: cambio profundo del coraz?transformaci?nterior (aqu?in. cita un texto de Juan Pablo II); ?ima y total renovaci?e todo el hombre, de todo su sentir, juzgar y disponer (Rel.1,p. 9, citando la Constituci?post?a de Pablo VI Paenitemini, I: AAS, 58 (1966), 179); entre otras aportaciones, Mons. Ignacio Antonio Velasco Garc? S.D.B., arzobispo de Caracas, define la conversi?omo un cambio profundo de la mente y del coraz?roducido por el encuentro con Jesucristo, y la califica de "alegre y fundada en los signos poderosos a trav?de los cuales el Se?nos est?ablando en estos ?mos tiempos" (ORE 49 (1997) p.10, col. 1).

3) Su expresi?n obras y en la vida entera (Lin. 16, con cita de Juan Pablo II, Carta Apost?a Tertio millennio adveniente 36). El texto del Papa, m?que en la expresi?subrayada por el Ins., hace hincapi?n el nexo entre la conversi?el coraz? la conversi?e las obras. Son dos elementos que, en mi opini?deber? integrarse, ya que la manifestaci?e la conversi?el coraz?n obras, no es casual o meramente condicional, sino causal, en cuanto que es de un coraz?onvertido de donde brotan, como de un manantial, las obras de conversi?

4) La conversi?o es un hecho puntual, sino que dura toda la vida. Sin embargo, mientras los Lin. se fijan en el proceso constante, el Ins. sit?a conversi?ontinua en un marco eclesial: es la Iglesia, en cuanto comunidad de los creyentes, que necesita y es llamada por Jesucristo a convertirse constantemente.

5) Las dimensiones individual y social de la conversi?algo m?desarrolladas en el Ins., sobre todo mediante una referencia a la homil?de Juan Pablo II en el Santuario Mariano de Zapopan (M?co - 30 de enero de 1979) y al Documento de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Puebla, 452. Esta conversi?e la Iglesia, en cuanto instituci?umana, debe abarcar "sus estructuras pastorales, sus miembros, y todas sus realidades contingentes que limitan el crecimiento del Reino de Dios" (Rel.1, p.9); en breve, "debe darse en la persona y en la sociedad" (Rel.2, p.6). El Mensaje de la Asamblea especial para Am?ca del S?do de los Obispos describe bien estas dos dimensiones: "Este cambio de coraz?o s?toca nuestras vidas individuales, sino que desaf?a nuestra sociedad, a la Iglesia misma, a nosotros como pastorees, y al mundo entero, a dejar atr?sus cautelosos y dubitativos pasos para correr con gozo junto a Jes?acia la vida eterna. Esta conversi?a de tocar la vida de los ricos y de los pobres, de los poderosos y de los d?les. Ha de recordar a los pol?cos su responsabilidad de promover el bien com? desafiar a los economistas a buscar caminos para resolver las desigualdades materiales de nuestra sociedad" (ORE, 51 (1997) p. 13, col. 3-4).

6) La conversi?s adem?reconciliaci?on Dios, consigo mismo y con los dem? pues supone superar la ruptura radical que es el pecado. Este aspecto no se menciona en el Ins.

En esta reconciliaci?on Dios insiste el C?ulo menor castellano "F" en t?inos muy claros: "La conversi?s en primer lugar reconciliaci?on Dios" (ORE, 1, p. 10, col. 4). La ruptura con el pecado, como camino de reconciliaci?on Dios, se ha escuchado en el aula sinodal en labios de bastantes Padres. A modo de muestra, tomo dos intervenciones. Dice el Card. William W. Baum, penitenciario mayor: "Es necesario poner ?asis en la necesidad de una conversi?ersonal, que incluya el arrepentimiento y la confesi?e los pecados en el sacramento de la penitencia. Sin esta conversi?o se podr?acer una verdadera reforma de las estructura sociales. Tenemos que afrontar con realismo la realidad del pecado, la fuerza del mal, la presencia del Maligno en todos los asuntos humanos. En el sacramento de la reconciliaci?s nuestro Se?quien concede personalmente el perd?l pecador arrepentido. Nuestra tarea consiste en despertar nuevamente entre los cat?os el sentido del pecado y dar nuevo ?asis al sacramento de la penitencia" (ORE 50 (1997) p. 15, col. 2). Unos d? m?tarde, Mons. Alberto Bovone, pro-prefecto de la Congregaci?ara las causas de los santos, a?a: "Donde Cristo tiene su morada, all?st?l reino que ?trae consigo, donde de ninguna manera debe reinar el pecado. Convencer al mundo de su pecado, como lo hicieron los profetas, es el primer mensaje de este S?do: un anuncio que hemos de hacer con palabras que el mundo pueda comprender, las mismas de siempre, las palabras del Evangelio, pronunciadas con labios purificados; para anunciar, despu? las palabras del perd?arantizado por la sangre de Cristo, una gota por cada pecado, y hacer que el hombre, atemorizado por el sufrimiento y por la muerte, sea consciente de su dignidad de Hijo de la Resurrecci?omo lo fue Jes?primog?to de muchos hermanos unidos en comuni? solidarios entre s?/i> (ORE 51 (1997), p. 17, col. 2).

Quiz?l aspecto m?resaltado por los Padres sinodales en sus intervenciones haya sido el de la santidad de la Iglesia y de cada uno de sus miembros, como fruto genuino de aut?ica conversi?pero tambi?como el medio m?eficaz para trabajar en la conversi?e los dem? Por ejemplo, Mons. Fabio Betancur, arzobispo de Manizales: "El testimonio de vida...y su af?de santidad deben ser las cualidades que identifiquen al verdadero evangelizador en el estado de vida que el Se?le ha asignado en la Iglesia: sea en el estado laical...sea como ministros sagrados...sea finalmente, en la vida consagrada" (ORE, 50 (1997) p. 8, col. 3). La Rel.2, pp.7-8 sintetiza las aportacines de los Padres, dedicando al tema de la santidad el apartado 3 de la primera parte. He aqu?l primer p?afo, sumamente rico: "Es notable el ?asis que se ha puesto en este S?do en el tema de la santidad; ?a consiste no s?en la rectitud moral y en la realidad ontol?a de la gracia, sino principalmente en la comuni?ntima de vida con Dios, que renueva interiormente al hombre y lo transforma y eleva a imagen de Cristo".

Una formulaci?mplia y completa del tema se puede descubrir en el c?ulo menor castellano "B", del que fue relator Mons. Felipe Arizmendi, obispo de Tapachula: "La santidad cristiana consiste en ser fieles a la llamada de la gracia, bajo el influjo del Esp?tu Santo. Es el encuentro y seguimiento de Cristo, personal y comunitario, que tiene su inicio sacramental en el bautismo, se perfecciona en la confirmaci? llega a su cumbre en la Eucarist? La santidad es un proceso en la respuesta fundamental de la fe, en la entrega de la caridad. Es necesario insistir en una pedagog?para el crecimiento en la santidad, por la frecuencia de los sacramentos, la celebraci?it?ca, el uso adecuado de la Biblia, las vidas de lo santos, el Catecismo de la Iglesia Cat?a, etc. El mejor modo de ense?la santidad es el testimonio, sobre todo para los que no creen. Por eso, ´el mejor evangelizador es el santo´. En consecuencia, hay que insistir en la santidad, para poder evangelizar. Se necesita promover la pastoral de la santidad. Los obispos hemos de esforzarnos por ser los primeros convertidos, los primeros testigos de la santidad para nuestro pueblo. Esto exige renuncia, desinstalaci?sacrificio, llegar a donde no hemos llegado, tomar la cruz y seguir a Cristo. La santidad que se necesita en Am?ca es la revoluci?e la ternura, como se refleja en el di?go de santa Mar?de Guadalupe con Juan Diego" (ORE, 1 (1998) p. 9, col. 2-3).

La invitaci?l examen de conciencia, est?resente en ambos documentos; en Ins. desaparece la cita de la Carta Apost?a "Tertio millennio adveniente", aunque no el contenido, y con ello cambia el sujeto: Ya no el Santo Padre, sino los Pastores de la Iglesia que vive en Am?ca. La Rel.1, p. 10 considera el examen de conciencia de los Pastores como primer paso para la conversi?La Rel.2,p. 7, indica dos aspectos para el examen de conciencia de los Pastores: 1) "Debemos preguntarnos si comprendemos suficientemente que la Iglesia es del Se?y no nuestra"; 2) "La conversi?os pide necesariamente revisar nuestra obra de evangelizadores".

3. Elementos presentes en la Iglesia de Am?ca que favorecen la conversi?Lin 17). Este aspecto se recoge y ampl?en Ins. 25 y 27, que distingue y trata por separado los elementos positivos (enseguida despu?tratar?e los negativos) en la Iglesia y en la sociedad latinoamericanas. En Lin. se centran todos los aspectos positivos de la vida de la Iglesia en un evidente despertar religioso, que abraza diversos puntos: oraci?participaci?n los sacramentos sobre todo del bautismo, la eucarist?y el matrimonio, culto a la persona de Cristo en sus misterios y bajo diversos t?los, viva devoci? la Virgen Mar?y a los santos, afecto y adhesi?l Papa, obediencia y respeto a los Pastores y sacerdotes, tradiciones y gestos en que el pueblo vuelca y manifiesta su fe. El Ins. 25 habla de muchos signos positivos de alegr?y esperanza, que son los frutos m?preciados del Concilio Vaticano II y de los documentos del magisterio episcopal que se esforzaron por aplicarlo. Merecen citarse los siguientes: Un desarrollado sentido de comuni? participaci?n la vida de la Iglesia a diversos niveles; un sensible aumento, en algunas regiones, de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, y un esp?tu de solidaridad vocacional con otras di?is m?necesitadas; una mayor toma de conciencia de la importancia de la formaci?el clero, tanto en los seminarios como durante la vida sacerdotal, con un influjo notable de la Exhortaci?post?a sinodal Pastores dabo vobis; un testimonio abnegado de vida sacerdotal de parte de muchos sacerdotes comprometidos con la nueva evangelizaci? fervosoros en el ejercicio del ministerio; una creciente participaci?ctiva de los fieles en la liturgia; una mayor conciencia en los laicos del don del bautismo, que los lleva a un compromiso eclesial, apost?o y misionero m?profundo, y a un empe?ayor en la transformaci?e la sociedad seg?os valores del Evangelio.

4. Aspectos de la Iglesia americana que exigen conversi?Lin 18-19). Concepto muy altamente presente en el Ins. 26 y 28. Los Lin. indican el sincretismo construido sobre la base de creencias populares, que puede desviar a los creyentes hacia sectas o movimientos pararreligiosos; un estilo de vida materialista y consumista, pero que produce insatisfacci? vac?interior; una mentalidad del rechazo de la vida, antes de nacer o en su etapa final; creciente recurso a la violencia y la muerte; una mentalidad secularista que va llevando hacia el relativismo moral y el indiferentismo religioso; la ausencia de vocaciones y las deserciones sacerdotales; p?ida del sentido de Dios que, a veces, se traduce en p?ida del sentido del misterio y de lo sagrado; p?ida del sentido del pecado como consecuencia de la p?ida del sentido de Dios; un abandono de la pr?ica frecuente del sacramento de la penitencia. Por su parte el Ins. 26 menciona los siguientes aspectos urgidos de conversi?n la realidad intra-eclesial: necesidad de un testimonio de santidad m?vibrante y transparente por parte de los evangelizadores; falta de comuni?obre todo en lo que respecta a la coordinaci? colaboraci?e los carismas dentro de la Iglesia, particularmente entre el carisma de la vida consagrada y el carisma de la autoridad del Obispo; falta de sinton?de algunos te?os con el Magisterio de la Iglesia, que crea en el pueblo de Dios confusi? genera divisiones; cierta ineficacia pastoral provocada por una inadecuaci?e algunas estructuras pastorales; una incompleta aplicaci?el Concilio Vaticano II, sobre todo en ciertas ?as relativas a las estructuras diocesanas y parroquiales; una falta de renovaci?e los m?dos catequ?icos tanto en la formaci??ca, como en la formaci?ermanente; una inadecuada aplicaci?en algunos casos, de los principios de la renovaci?it?ca propuestos por el Concilio Vaticano II, cayendo a veces en arbitrariedades lit?cas, que han ocultado el sentido transcendente de la liturgia. La Rel.2, p.7 recoge las aportaciones de algunos Padres sobre la propia "responsabilidad en los males de la Iglesia y del mundo..., de modo especial en la divisi?e la Iglesia".

5. Aspectos positivos de la sociedad contempor?a en relaci?l Evangelio. Este punto ya es insinuado en Lin.17: empe?or la paz y por la vida, solidaridad hacia los marginados, hacia los que sufren cualquier enfermedad, pero sobre todo a los enfermos de SIDA y a los toxic?os, la preocupaci? atenci? los problemas ecol?os. El Ins. 27 lo ampl?notablemente: creciente conciencia de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables, as?omo tambi?del sentido de justicia; respeto por la naturaleza, que se expresa en una atenta consideraci? los problemas ecol?os; marcado inter?por los valores espirituales y una notable inquietud por las realidades trascendentes; un fuerte sentido de solidaridad y generosidad, que se manifiesta en una creciente sensibilidad con respecto a las necesidad del pr?o.

6. Aspectos de la sociedad contempor?a que necesitan conversi?Este punto no se halla en los Lin., sino ?amente en Ins. 28: En el ?ito familiar se detecta frecuentemente una concepci?e la libertad y un ideal de amor humano sin compromisos (divorcio, aborto, violencia, p?ida de la identidad femenina y masculina, inadecuada formaci?n la sexualidad); en el campo econ?o falta en muchas sociedades de Am?ca una mayor justicia distributiva (desempleo, salarios bajos, mayor desigualdad entre ricos y pobres, deuda externa); en el campo social, se verifica un acelerado proceso de urbanizaci?igado al desarrollo de la sociedad industrial y al crecimiento demogr?co, con serios problemas como pobreza, desarraigo, narcotr?co y narcoconsumo, prostituci?e ni?y j?es, alcoholismo, despersonalizaci?etc.; en el campo pol?co, a veces predomina una concepci?e la pol?ca que pierde de vista el bien com?gui?ose por intereses partidistas, predominando la demagogia, aumentando la corrupci?generando desconfianza respecto a las instituciones pol?cas; en el campo cultural, el laicismo ateo predomina a veces en los ambientes intelectuales y culturales, escaseando laicos cristianos comprometidos en los ambientes acad?cos, en los medios de comunicaci?ocial, en donde adem?se da una carencia de principios ?cos; se verifican evidentes deficiencias en el campo educativo: analfabetismo, reducci?e la educaci? mera instrucci? etc?ra.

7. Los operadores de conversi?Lin 20-21); en Ins. no se trata este aspecto. En los Lin. se menciona en primer lugar a Dios, como fuente originante de la conversi?bas?ose en Jn 3,16. Con la imagen jo?ca del Buen Pastor, que busca la oveja perdida es presentado Jesucristo como segundo agente de conversi?o en t?inos paulinos, como nuestra reconciliaci?2Cor 5,18-19). El tercer agente es la Iglesia, continuadora de la obra salv?ca de Cristo, que act?ediante las acciones lit?cas, la predicaci?la oraci?la promoci?e la solidaridad y el testimonio del amor de Dios. Dentro de la Iglesia todos pueden colaborar en la obra de la conversi?pero de modo muy especial los Obispos en cuanto sucesores de los Ap?les y continuadores por antonomasia de la misi?el Buen Pastor. Bastantes Padres sinodales hicieron hincapi?n la conversi?e los mismos Pastores a Cristo y a su Evangelio, aspecto que recoge la Rel.2,p.7: "La conversi?ebe implicar a todos, pero en primer lugar a los Obispos, que debemos salir de esta Asamblea m?evangelizados e identificados con el Se?. S?Pastores convertidos podr?proclamar con eficacia la conversi? los dem?

8. Los campos de conversi?Lin 22-26). Tampoco se halla este punto en Ins., al menos de modo espec?co. Los Lin. se?n como campos de conversi?la vida cristiana (vida de oraci?de gracia, de participaci?it?ca y sacramental, el testimonio, la asunci?e un compromiso apost?o); los espacios en que la vida cristiana se ejerce son: la familia, la parroquia, las comunidades religiosas y los movimientos laicales, la Iglesia particular en s? en sus relaciones con las Iglesias particulares, el ?ito del propio pa?y sus relaciones con otros pa?s; otros campos de conversi?on el respeto a la vida humana, los medios de comunicaci?ocial y de los espect?los; las estructuras sociales: sistemas econ?os que engendran deudas enormes e impiden el desarrollo de los pueblos, ayudas condicionadas a ideolog? de peque?grupos, liderazgos y hegemon? pol?cas, basadas en interes ego?as; el ecumenismo.
En las intervenciones de los Padres sinodales se ha hecho menci?special de algunos campos que exigen particular atenci?a) Los nacionalismos. Este aspecto ha sido tratado ampliamente por el Card. Angelo Sodano, secretario de Estado. Entre otras cosas afirm?i>"En esta Asamblea sinodal estamos reflexionando sobre tres consecuencias del encuentro con Cristo: conversi?comuni? solidaridad. Por mi parte, quisiera hoy destacar que esto no vale ?amente para cada cristiano, sino tambi? en t?inos generales, para todos los pueblos. El encuentro con Cristo debe llevar tambi?a nuestras comunidades a renunciar a todo ego?o nacionalista y abrirse a la fraternidad universal...En algunos lugares de Am?ca se han notado ?mamente planteamientos nacionalistas preocupantes...Pienso que es urgente para los cat?os, pastores y fieles, arrancar de ra?el surgir y difundirse de tales aberraciones....Algunos padres sinodales ya han puesto de relieve en este aula el deber de educar a los pueblos en el ideal de la paz"
(ORE, 50 (1997), p. 9, col. 2-3).

2) Atenci?referencial a la juventud. El P. Juan Edmundo Vecchi, rector mayor de la Sociedad Salesiana de san Juan Bosco, insiste en este punto para la conversi?e la mentalidad (ORE, 50, p. 7, col.4). 3) La conversi?e las relaciones pobres-ricos, trabajando por reforzar las leyes nacionales e internacionales para conseguir una mayor justicia (Mons. Ricardo Ram?z, c.s.b., Obispo de Las Cruces, ORE, 50 (1997) p.8, col. 1). 4) La escuela. Mons. Jos?am?urruchaga, s.d.b., obispo de Lur? se? que "la escuela propone a todos propuestas reales para poder avanzar, personal y colectivamente, al ´Encuentro con Jesucristo vivo, para la conversi?la comuni? la solidaridad. En consecuencia, contin?l obispo, propongo: tener muy en cuenta este instrumento de evangelizaci?de cultura, de desarrollo y vida digna" (ORE, 50 (1997) p. 16, col. 1).

Encuentro un buen resumen de estos campos en las palabras de Mons. ?car P?, obispo de Alto Paran?"La Iglesia tiene una gran tarea en favor del mundo y de la sociedad a trav?de sus hijos y, en muchos campos, espec?camente a trav?de sus miembros laicos, que deben ser expertos y destacarse en todos los campos de la ciencia y de la t?ica, de la econom? la justicia, el derecho, la cultura, la pol?ca, el trabajo y las organizaciones humanas, para llevar as?a obra redentora de Cristo a esos campos y ambientes" (ORE, 51 (1997) p.18, col. 2).

9. Reclamos particulares de conversi?n Am?ca. En realidad se trata de uno solo: la divisi?n la Iglesia de Am?ca que tiene las siguientes manifestaciones (Lin 27-28).:
a) Diversas formas de discriminaci?acial, cultural y religiosa;
b) Tendencia deshumanizadora de los media, mediante la exaltaci?e la violencia, el erotismo, mentalidad subyacente contra los valores humanos y evang?cos.
c) Ignorancia religiosa, que deja a los cristianos a merced de ofertas enga?s de sectas, de ideolog? ateas, de mesianismos humanos, etc.
d) Contrastes y tensiones entre cristianos que agudizan diferencias y discordancias en opciones pastorales y disciplinares.
e) Crisis de obediencia y de fe al Magisterio de la Iglesia.
f) Tensiones entre religiosos y Obispos, entre clero regular y diocesano, a veces incluso entre clero diocesano y el propio obispo.
g) Desigualdad econ?a entre personas y clases sociales, entre pa?s del Norte y del Sur del Continente.

Relaci?on los dem?partes

1. El contexto: La relaci?e los diversos elementos que componen el tema general del S?do de los Obispos para Am?ca debe situarse en el contexto de la Nueva Evangelizaci?que es el prop?o basilar de la Asamblea. En el fondo, se trata de ver c?puede la Iglesia lograr una nueva evangelizaci?el Continente americano a las puertas del Tercer Milenio cristiano (Lin. 2; Ins. 1).

2. Relaci?ntre Cristo (Encuentro con Cristo) y conversi?omuni?olidaridad:
Esta es la relaci??acentuada, precisamente por ser la m?importante. "Debe afirmarse, ante todo, que el punto de partida es Jesucristo, Salvador y Evangelizador, que ofrece su camino en esta coyuntura hist?a" (Lin. 3).

La relaci?qu?ubrayada es la de causa - efecto. Cristo o el encuentro con Cristo es la causa ("Cristo invita", "Cristo llama", del encuentro con Cristo brota, "el encuentro con Cristo es fuente y ra?) y la conversi?omuni?olidaridad constituye el efecto provocado por el encuentro con Jesucristo ("el encuentro con Cristo conduce", "culmina", "fructifica"). A su vez la conversi?omuni?olidaridad ha de conducir a frutos concretos en la vida personal y comunitaria (Ins. 2). Es evidente que el cristocentrismo, tanto en la predicaci?e la Iglesia como en la vida de todos y cada uno de sus miembros, es la piedra de toque de la nueva evangelizaci?

Estos tres aspectos, causados por el encuentro con Cristo constituyen una verdadera exigencia para el ap?l de la nueva evangelizaci?De este modo se verifica un movimiento circular entre los conceptos fundamentales barajados por el S?do de los Obispos: Nueva evangelizaci? Jesucristo - Conversi?omuni?olidaridad - Ap?l de la nueva evangelizaci?

3. Relaci?ntre Cristo - conversi?y entre conversi? comuni?olidaridad:
En Lin. 3 el encuentro con Cristo causa la conversi?la conversi?or su parte est?rientada a la comuni? a la solidaridad.

La relaci?ausa-efecto entre Cristo y la conversi?se completa con la relaci?rigen-fin entre la conversi? la comuni?olidaridad. La conversi?si es aut?ica, est?oda ella orientada hacia la comuni?olidaridad; de este modo se asienta s?amente la estrecha uni?ntre la fe y la moral, el orden dogm?co y el ?co. La fe (encuentro con Cristo) transforma al hombre (conversi?y el hombre transformado cambia la vida en sus concreciones hist?as (comuni?olidaridad). Una relaci?emejante, pero diferente, se puede detectar en Ins 2, donde la conversi?metanoia) induce a la comuni?koinon?, pero es ?a la que lleva luego a la solidaridad (diakonia). Est?iempre presente la causa eficiente, pero en encadenamiento: Cristo ---conversi?-comuni?-solidaridad. L?amente, Cristo en cuanto causa fontal y primigenia abraza en s?a conversi? la comuni?omo con-causas eficientes.

4. Relaci?ntre Cristo - comuni?y entre comuni? conversi?olidaridad:
Esta nueva relaci?e expone en Ins 29, que inicia en estos t?inos: "El origen y el fin de la comuni?n la Iglesia es Jesucristo". Cristo no es s?causa eficiente, sino tambi?causa final de la comuni?Al establecer esta relaci?articular entre Cristo - comuni?el Ins. ha cambiado las relaciones entre conversi?omuni?olidaridad. El punto de partida ya no es la conversi?ino la comuni?Por eso, citando a la Congregaci?ara la Doctrina Cat?a, podr?ecir el documento: "En el coraz?el autoconocimiento de la Iglesia, en cuanto misterio de la uni?ersonal de cada hombre con la Trinidad divina y con los otros hombres" se encuentra el concepto de comuni?Entre la comuni? la conversi?olidaridad parecen advertirse relaciones de causa-efecto: La comuni?e los hombres con Cristo y con sus disc?los produce la aut?ica conversi? fructifica en la solidaridad fraterna. El c?ulo menor ingl?"C", cuyo relator fue Mons. William J. Levada, siguiendo en esta l?a, recomend?i>"que se considere un modelo alternativo para organizar el material, que trate la realidad de la comuni?omo tema central, como don de Dios, fundamento y objetivo; la converssi?omo medio o camino para esa comuni?y la solidaridad como fruto o expresi?e comuni?uesta en pr?ica".
(ORE, 1, (1998), p. 7, col. 2).

5. Relaciones mutuas conversi?omuni?olidaridad:
El n?o 2 del Ins. es el que mejor expone estas interrelaciones. ¿Cu?s son? Se afirma n?damente que la conversi?s el principio y condici?e posibilidad de la comuni?olidaridad: "S?a trav?de la conversi?l Evangelio de Jesucristo son posibles la verdadera comuni? la aut?ica solidaridad". Por su parte, la comuni?undamenta la conversi? la solidaridad: "La comuni?on Cristo y con su Iglesia es, al mismo tiempo, la base para una continua conversi?ersonal y el fundamento sobre el que se realiza la solidaridad". Finalmente, la solidaridad es el fin de la conversi?omuni?"La solidaridad, en cuanto expresi?e los valores esenciales del Reino de Dios, pone de manifiesto cu?es el fin hacia el que convergen la conversi? la comuni?

La conversi?e sit?hora no en el campo de las causas sino de las condiciones, pero se trata de una "condicio sine qua non", indispensable e imprescindible de la comuni?olidaridad. Quiz?e este modo se ve m?claro que la causa ?a de todo (conversi?omuni?olidaridad) es Cristo y el encuentro con ?. Con una imagen tomada de la construcci?la comuni?s presentada como base y fundamento de la conversi?olidaridad. No se habla tampoco de causa-efecto sino de elemento sustentante (comuni?y elementos sustentados (conversi?olidaridad), siendo Jesucristo el ?o arquitecto. La solidaridad permanece como fin, pero no s?de la conversi?Lin. 3), sino igualmente de la comuni?As?la comuni?clesial adquiere un nuevo dinamismo al orientarse intr?ecamente, y por lo tanto siempre, a la solidaridad fraterna con los miembros de la Iglesia y con todos los hombres.

Varias han sido las intervenciones sinodales que han tocado estas relaciones; por la claridad y profundidad de la exposici?e limito a la del Card. Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregaci?ara la doctrina de la fe, que constituye un buen resumen de este tema: "El tema central de nuestro S?do es el encuentro con Cristo, encuentro que se vuelve conversi?es decir, transformaci?e nuestro pensamiento, de nuestra voluntad, de nuestro coraz?En esta conversi?que es un paso del yo al T? Cristo, nace la comuni?el ´nosotros´ de las personas que salen del propio yo y se unen en el T?l Se? Esta comuni?rofunda -´Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en m? es la condici?e la solidaridad en la vida de cada d? Por eso, hablar de Cristo no es una huida de la dura realidad de los grandes problemas econ?os, pol?cos y sociales, hacia un mundo de pura interioridad, sino que, al contrario, es el verdadeo realismo, que va a las ra?s de nuestros problemas. Una revovada catequesis cristol?a, coraz?e la evangelizaci?por tanto, tendr?que ser el primer y fundamental fruto del S?do" (ORE, 49, p. 17, col. 2).

La fundamentaci??ica de la conversi?/b>

En esta parte mi objetivo es doble: considerar en primer lugar las diversas citas b?icas que aparecen en los documentos al tratar de la conversi?y luego analizar, aunque sea brevemente, la cita m?importante: Mc 1,15.

Citas Biblicas Sobre la Conversi?b>

En los documentos existen citas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Del Antiguo Testamento se citan, siguiendo la divisi?l?ca, los profetas (Jon 3,4-10; Am 5,15; Bar 1,3-5) y los salmos (Sal 35,13; 51,3-6.15?). Estas citas se hallan en Lin 19 y en Ins. 22. Las citas del Nuevo Testamento est?tomadas de los Evangelios (Mc 1,15; Lc 15,18.21), de los Hechos de los Ap?les (Hch 2,37-38; 3,19-20.26) y de las cartas paulinas (2Cor 5,18-19; Col 1,20).

Ciertamente no parece que haya sido intenci?e los Padres sinodales estudiar en profundidad la conversi?n el Antiguo y en el Nuevo Testamento, sino ?amente hacer ver que la conversi?s un concepto con clara raigambre b?ica. Con todo, pienso que, siendo "la Escritura unida a la Tradici?a suprema norma de la Iglesia", y teniendo por cierto que "toda la predicaci?e la Iglesia, como toda la religi?ristiana, se ha de alimentar y regir con la Sagrada Escritura" (DV 22), se echa de menos una fundamentaci??ica m?amplia y m?elaborada, "para que el tesoro de la revelaci?ncomendado a la Iglesia vaya llenando el coraz?e los hombres" y la Iglesia "reciba nuevo impulso de vida espiritual con la redoblada devoci? la palabra de Dios, que dura para siempre (Is. 40,8; 1Pe 1,23-25)" (DV 26).

Ex?sis de MC 1,15

Los Lin. citan Mc 1,15 en los nos. 15 (2 veces) y 66; por su parte el Ins. lo cita en los nos. 2 y 22. Tanto los Lin. como el Ins. citan Mc 1,15 al tratar del fundamento b?ico de la conversi?aunque lo hacen de modo diferente. Los Lin. sit?la cita al inicio del no. 15 y al final, formando por as?ecir una inclusi?que da unidad y coherencia a todo el n?o, y destaca la importancia de la cita. El Ins. por su parte lo coloca a la mitad del no. 22 en continuidad con la predicaci?eterotestamentaria.
Difieren estos documentos en que el Ins. cita Marcos en la introducci?Ins. 2), al hablar de la ordenaci?irecta e intr?eca de la conversi?omuni?olidaridad al gran tema del encuentro con Cristo. Los Lin. lo citan en la conclusi?Lin. 66), dentro de una invitaci?alurosa a dejar temores y titubeos y a lanzarse con arrojo o "parres?a anunciar en Am?ca la Palabra de Dios; la conversi?e presenta como la primera condici?ue pone Jes?l iniciar la nueva evangelizaci?"El Reino de Dios est?erca; convert? y creed en la Buena Nueva".

Situado el texto en los documentos del S?do de los Obispos, abordo ahora el an?sis, aunque somero, de los puntos siguientes: fondo veterotestamentario; la "metanoia" en el evangelio seg?an Marcos; ex?sis de Mc 1,15 y su car?er program?co en el conjunto del Evangelio marciano.
1. Fondo veterotestamentario
Es posible afirmar que casi todo el Antiguo Testamento es una demostraci?e la "conversi?de Dios a su pueblo y de la conversi?el pueblo a su Dios. Al tratar del tema, hay una preferencia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, por el verbo respecto al sustantivo. La conversi?ndica un cambio concreto a un nuevo "camino" de vida y en una nueva direcci?es sobre todo en los profetas del Exilio (Segundo Isa?, Jerem?, Ezequiel) donde se habla con m?profusi?e "convertirse a Dios", aunque sea ?e un tema presente tambi?en los dem?profetas (por ejemplo, Jl 2,12-13; Am 7, 1-6; Jon 3, 10; 4,1-2; Zac 8,14-15; Mal 3,6-7), en la historiograf?(por ejemplo, 1Re 8, 44-50; 18, 36-37; 2Cro 6, 34-40; 15, 3-4), en los salmos (v?se Sal 50, 15; 85, 2-3) y en los libros sapienciales (Sab 5,3; Sir 17,24; 48,15) del Antiguo Testamento.
Esta comprensi?eterotestamentaria de la conversi?e prolonga y completa en el Nuevo Testamento, donde la "conversi?de Dios a su pueblo alcanza la plenitud en la encarnaci?el Verbo, y donde la conversi?el pueblo a su Dios se profundiza mediante su relaci?on la fe (Mc 1,15; Hch 11,21) o mediante im?nes que indican su naturaleza: cambio de la oscuridad a la luz (Hch 26,18); de los ?los (1Tes 1,9) o de las cosas vanas (Hch 14,15) al Dios vivo.
2. Conversi?n el Evangelio seg?an Marcos
En el segundo Evangelio se dan tres referencias a la conversi?usando el radical "metano-": dos de ellas son verbales (1,15; 6,12) y la otra sustantivada (1,4). Adem? en una cita de Is 6,9 se halla el verbo "epistrefo" con sentido de conversi?Mc 4,12). Es significativo que en los tres textos con radical "metano-" se trate de predicar la conversi?pero el predicador sea diverso: en 1,4 es Juan el Bautista, en 1,15 Jesucristo y en 6,12 los Doce Ap?les. Juan nos lleva al pasado (en 6,14-29 se nos narra la historia de su muerte), al ?mo de los profetas que recoge todo el mensaje prof?co de la conversi?Jes?l centro de la historia de la salvaci?a ese presente "hist?o" en el que Jes?raza y act?u programa salv?co. Los Doce miran m?bien al futuro, siendo la misi?el momento un "ensayo" de lo que ser?oda su vida despu?de la ascensi?el Se? As?emos que la historia entera est?ajo el signo de la conversi?predicada por los grandes mensajeros de Dios (cf. Mc 1,2 que cita Is 40,3 y Mal 3,1).
Juan Bautista predica un bautismo de conversi?ara remisi?e los pecados. Se trata de un genitivo de cualidad: No es que el bautismo produzca como efecto la conversi?sino que m?bien la manifiesta, pues s?un hombre convertido est?reparado para recibirlo; el bautismo ser?pues el sello del perd?ue el bautizado recib?por su conversi?No se puede determinar gramaticalmente si "para la remisi?e los pecados" ata?l bautismo, a la conversi? a ambos. Quiz?aya que decir que la conversi?manifestada por el bautismo, produce el perd?e los pecados, mostrando as?ue el perd?s una realidad interior (conversi?pero al mismo tiempo p?ca y social (bautismo).
Mc 6,12 forma parte de un sumario (6,6b-13) en el que las palabras clave son "enviar" y "conferir poder" (6,6b) que tienen su contrapartida en 6,12 (partieron y predicaron) y 6,13 (expulsaron demonios, ungieron enfermos, curaron), dando lugar de este modo a una inclusi?Jes?el heraldo del Reino, del que se entra a formar parte por la conversi? la fe, hace part?pes a los Doce de su misma misi?el kerygma de conversi?verba) y las obras de poder (gesta), esas palabras y obras que, al decir del Concilio Vaticano II, "est?intr?ecamente ligadas (DV 2), de modo que las obras manifiestan y confirman las palabras; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio.
Ex?sis de Mc 1,15
A manera de introducci?voy a hacer algunas anotaciones de car?er literario sobre Mc 1,14-15. Un primer punto se refiere a la ubicaci?el texto en la estructura general del evangelio. Algunos, por ejemplo Taylor, unen estos vers?los con la introducci?1,1-15), viendo una inclusi?ntre el "evangelio" de 1,1 y de 1,15, subrayando de este modo que en 1,1-15 est?el inicio del Evangelio". Otros, entre los cuales Pesch y Gnilka, prefieren relacionarlos con la primer parte: Ministerio de Jes?n Galilea, indicando en ellos los temas fundamentales de toda la predicaci?alilaica. Respecto al g?ro literario, los comentaristas son acordes en considerar Mc 1,14-15 un sumario, que podr?os afirmar de car?er program?co (Kingsbury, Kertelge), sea para todo el evangelio (Nineham, Van Iersel), sea s?para la predicaci?n Galilea (Taylor, Kingsbury). Algunos autores descubren en este sumario un valor estructurante de todo el Evangelio; Taylor se? 1,14-15 y 3,7-12; Van Iersel analiza el valor estructurante de 1,14-15 y 15,40-41; Kingsbury se fija en 1,14-15 (predicaci? 1,21-22 (ense?a), y 1,32-34 (curaciones y expulsiones de demonios). En cuanto a las fuentes, se suele hablar (Pesch, Gnilka) de un trasfondo prof?co-apocal?ico basado en textos como Is 52,7; 61,6; Dan 7,22; Ez 7,12; 9,1; Lam 4,18. Como "Sitz im Leben" tradicional se apuntan el catequ?co (Uricchio-Stano) y sobre todo el misionero, tanto en ?ito palestinense como helen?ico (Pesch, Gnilka). Por lo que toca a la redacci?los pareceres son bastante variados: composici?el evangelista, pero resumiendo lo que Jes?redic?aylor, Uricchio-Stano); composici?remarciana, que ha conservado en gran parte "ipsissima verba Iesu" (Pesch); una mezcla, seg?nilka, de tradici?remarciana (1,15) y labor redaccional del evangelista (1,14).
Puesto que en los documentos del S?do de los Obispos s?se hace referencia a Mc 1,15b, me limitar? la ex?sis de esta parte del vers?lo, pero haciendo las debidas conexiones con el resto del sumario, cuando lo requiera la comprensi?isma del texto en cuesti?En mi ex?sis tratar?e explicar las tres palabras principales: "conversi? "fe" y "evangelio".
a) Los comentaristas, en su mayor? intentan explicar qu?ignifica "metano? y "met?ia" en san Marcos, sea en relaci? los t?inos hebreos a los que corresponde en la traducci?e los LXX, sea al sentido que tienen en el griego helen?ico. En la literatura helen?ica "met?ia" posee un valor moral, es decir, cambio de mentalidad y consiguientemente cambio de conducta. En Marcos, al igual que ya en los LXX, se recoge este significado moral, pero a ?se a? el sentido religioso, que presupone el cambio de mente y de voluntad, pero que a? dos nuevos aspectos: negativamente, aversi?acia el mal cometido, y positivamente, un sincero retorno a Dios en la perfecta adhesi? su voluntad. Este concepto marciano de "met?ia" difiere del de los textos qumr?cos, en los que "met?ia" quiere decir el retorno a Mois?y a su ley, como era interpretado y practicado por la secta esenia (Uricchio-Stano). Gnilka define la "met?ia" como el giro de la vida que quiere cambiar de forma radical la direcci?e la existencia y que incluye, naturalmente, el ?ito del pensamiento. Se trata de un cambio que debe tener repercusiones en la vida pr?ica. Meta del cambio de camino, que hasta entonces era equivocado, es Dios porque el reinado de Dios abarca aqu?odos los ?itos de la vida humana, de la individual, de la privada y de la p?ca, de la ?ca as?omo de la pol?ca.
La "met?ia" en Marcos est?n conexi?irecta con el Reino de Dios (1,15a). Tanto la "met?ia" como la fe son las condiciones preliminares para participar en el Reino (Uricchio-Stano). Lagrange prefiere ver en la "metanoia" y en la fe el camino para entrar en el Reino. Gnilka, a su vez, considera que "el reinado de Dios que irrumpe actualmente y empuja hacia el reino de Dios...comprende conversi? fe". En la relaci?ue Jes?stablece entre "Reino" y "met?ia", difiere ?de la predicaci?recedente y contempor?a por la orientaci?adical de la conversi? la proximidad de la soberan?divina, entendida no como amenaza de juicio, sino como soberan?de salvaci?Pesch).
La exhortaci?e Jes?primero a la conversi? luego a la fe, no s?se ha de relacionar con el Reino sino tambi?con el "kair? que ha llegado a su final hist?o con el Mes?. La expresi?t?ca del lenguaje prof?co-apocal?ico, implica que Dios fija los tiempos. As?ios fij?n antelaci?l momento temporal de la presentaci?e Jes?Con ?se lleva a cabo el cambio de los tiempos, la irrupci?el tiempo final (Gnilka); Lagrange piensa que "kair?indica tambi?la justa medida; por ello, traduce la met?ra de Marcos: "El tiempo se ha cumplido; la medida est?epleta; nada hay que a?r al tiempo que precede al acontecimiento esperado". Con Jes?e Nazareth, el mes? esperado, ha llegado el "kair?de la conversi?la exhortaci?e Jes?iene, por eso, una fuerza y una intensidad justificadas. Ser?imperdonable dejar pasarlo por negligencia, superficialidad, ceguera o endurecimiento del coraz?
b) La expresi?ramatical "pisteuein en + dativo" es singular y ?a en el Nuevo Testamento, imitaci?el hebreo "ha´am?be" que se aplica principalmente a personas, pero tambi?a sus palabras. Por lo tanto, el significado m?propio no es el de creencia cuanto el de confianza (Lagrange, Gnilka). Podr?os traducir: "Tened confianza en el evangelio". Con toda raz?en el diccionario de Zorell "pisteuein en" significa tener por verdadero lo que la persona afirma de s?isma y entregarse a ella". M?singular todav?es la expresi?n su contenido: el Evangelio, pues en el Nuevo Testamento el objeto de la fe es siempre una persona. Esto ha inducido a algunos a dar al verbo "pisteuein" un valor absoluto y a la expresi?en to euaggelio" un valor de mediaci?con lo que se traducir? "Creed (al Mes?) por medio del Evangelio" (Uricchio-Stano).
La expresi?arciana se explica mejor si la f?la "en el Evangelio", objeto de la fe-confianza, tiene un car?er cristol?o, con lo que confiar en el evangelio equivaldr?a confiar en el Mes?. Con toda raz?firma Gnilka que "en Marcos no decrece la relaci?ersonal que el creyente entable con Jes?n la fe, pues ?e es el mensajero de alegr?". Esta equivalencia entre evangelio y Mes? en Marcos es aceptada hoy en d?por bastantes exegetas (Stock, Kertelge, por mencionar alguno). Un estudio detenido de los textos marcianos en que aparece el t?ino "evangelio" lleva, efectivamente, a la conclusi?e que es un sustitutivo del Mes?. Pues resulta evidente que la "Buena Nueva" de los profetas es la persona del futuro Mes?, y que la "Buena Nueva" de los cristianos no es un conjunto de ideas, sino una persona hist?a, Jes?e Nazaret, Se?y Cristo.
Si nos fijamos en el uso de "pisteuein" en Marcos, observaremos que es muy variado: sentido absoluto en proposici?ositiva (5,36; 9,24; 15,32), sentido absoluto en proposici?egativa (11,31; 16,13.14), participio sustantivado (9,23.42; 16,16.17), indicativo m?completiva con "oti" (11,23.24). En la mayor?de los casos "creer" tiene un significado subjetivo: fiarse de Jes?o no fiarse de los falsos mes?. "Pisteuein + oti" es una f?la usada por Marcos en contexto de oraci?en labios de Jes?esponde a la absoluta confianza con que ?oraba a su Padre y a la experiencia de la eficacia de su oraci?El cristiano debe tener en Dios, su Padre, la misma confianza que Jes?Estas breves consideraciones son suficiente para reafirmar que el objeto de la fe es Jes?es? y que el significado fundamental de "creer" es confiar, fiarse de Jes?
c) Una palabra tan importante como "Evangelio" no deja de ser compleja en su significado, pues en tal vocablo se mezclan diversas proveniencias y corrientes de pensamiento. En Isa? (52,7; 61,6) y en la teolog?jud?posterior significa la Buena Nueva de Dios, o sea, la llegada del Reino de Dios por obra del Mes? (Gnilka). En el griego hom?co quer?decir el anuncio de un acontecimiento feliz, mientras que siglos despu?en el griego helen?ico este anuncio viene reservado al nacimiento o a la elecci?el emperador (Lagrange). En la predicaci?post?a adquiere el sentido t?ico de "mensaje cristiano", particularmente el kerigma cristol?o (Uricchio-Stano; Taylor). En Marcos parece tener una connotaci?etamente cristol?a, de modo que Jes?er?no s?el sujeto que predica el Evangelio, sino tambi?el objeto del Evangelio predicado (Kertelge, Nineham). Pesch, con todo, anota diversos sentidos ya en la misma tradici?remarciana: Anuncio de la venida de Dios para la salvaci?o para el juicio) en la predicaci?e Jes?1,15; 14,9); anuncio misionero de la Iglesia primitiva, que proclama a Jesucristo (8,35; 10,29; 13,10); fundamento e inicio hist?o de la predicaci?isionera de la Iglesia (1,1).
Un an?sis filol?o de las referencias marcianas a "Evangelio" ofrece una s?a base a la convicci?e que el Evangelio de Marcos es Jes?Mes? e Hijo de Dios. Tal afirmaci?s clar?ma en el "credo" cristol?o de 1,1, que engloba, a modo de t?lo, todo el texto marciano. En Mc 1,14 lo evidencia la relaci?caracter?ica de Pablo y Marcos, entre el "keryssein" y el "euaggelion"; el objeto personal de "pisteuein en" en Mc 1,15; en 8,35 y 10,29 el car?er epexeg?co de "kai" en la frase "por m? por el evangelio" (Marxsen), o quiz?a realidad de una f?la cristol?o-soteriol?a, en la que se tienen en cuenta las dos dimensiones de la existencia de Jes?la pre-existencia (por m?y la pro-existencia (por el evangelio); el parang?ntre el heraldo que en el nacimiento o coronaci?e un emperador proclamaba el "evangelio", la "buena nueva", y los heraldos cristianos que, despu?de la Pascua, proclaman la "Buena Nueva" del Reinado de Cristo glorioso (13,10 16,15); en 14,9, finalmente, el evangelio est?n relaci?on la pasi?uerte-resurrecci?e Jes?misterio y evento que coinciden con la cima de la revelaci?e su identidad como Mes?(14,62) y como Hijo de Dios (15,39).
Con Kertelge se podr?concluir: "El contenido del evangelio es Jes?y de modo claramente parad?o, el Jes?erreno como el resucitado...En el Evangelio, y esto significa tambi?en la palabra proclama por Jes?n su ministerio p?co, ?est?resente como el Cristo resucitado...La epifan?de Jes?que en el tiempo de su actividad terrena pod?solamente estar oculta, se hace presente ahora en la p?ca proclamaci?el evangelio".
Estas sencillas notas exeg?cas pueden hacernos valorar m?la riqueza inagotable de la Palabra de Dios, contenida en la Sagrada Escritura, para de esta manera enriquecer tambi?con la Palabra viva la reflexi?obre las grandes verdades de nuestra fe y los problemas y desaf? con que la Iglesia en Am?ca se enfrenta, en el paso hacia el Tercer Milenio cristiano.







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