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Los contenidos
José Ignacio Aguaded Gómez habla de la educación en, con y ante los medios en el proceso de enseñanza-aprendizaje.


Por: José Ignacio Aguaded Gómez | Fuente: Grupo Comunicar - Network-press



El proceso de enseñanza-aprendizaje que determina la edu-comunicación requiere una selección de contenidos acorde con un modelo de aprendizaje en el que la recepción, la reflexión y la acción/respuesta sean los ejes fundamentales, de tal manera que las tres grandes dimensiones en las que se han de delimitar los contenidos de los medios sean: la recepción, su análisis y el desarrollo de destrezas comunicativas y expresivas.


Los medios construyen la realidad, son símbolos, signos, sistemas, que hay que interpretar, ya que no son más que un reflejo, una representación. Por lo tanto los principios genéricos y los aspectos claves que, con mayor o menor insistencia, se han de tener presentes se establecen en torno a la necesidad de fomentar el conocimiento crítico y creativo, esto es, activo con los medios de comunicación. Así se deduce que las áreas esenciales que ha de contener la educación para los medios se han de centrar en:


- El texto que significan los medios; es decir, analizar las producciones mediáticas en sus diferentes tipos, géneros, códigos y estructuras, así como en sus significados denotativos y connotativos, estableciendo ideologías y valores y sus consiguientes interacciones.

- Quién o quienes lo reciben. El significado de los textos no está tanto en factores inherentes al texto en sí como en el significado que otorgan los receptores. Cuestiones como múltiples significados del texto, los valores y sesgos implícitos en esos significados, las elecciones y selecciones, el uso, el disfrute, la cultura, el género, etc. han ido adquiriendo más importancia en los últimos años, como consecuencia de investigaciones recientes, con lo que parece fundamental dotar al alumno de habilidades que le permitan una lectura activa sobre los medios.

- La propia producción de los textos mediáticos. La educación en medios ha de facilitar el conocimiento de «cómo se ha producido un texto, quiénes lo han producido, por qué, en qué circunstancias y en qué contexto se ha producido» (Shepherd, 1993). Por ello en este área hay que profundizar en contenidos como las tecnologías, las prácticas de producción utilizadas, aspectos económicos de propiedad y control, su distribución, etc.


La educación en medios debe facilitar el conocimiento, las estrategias, destrezas y actitudes necesarios para la lectura de estos textos de forma personal y crítica, a la vez que las respuestas activas a los mismos. Nos interesa conocer «cómo funcionan los medios, cómo producen significado, cómo son parte de la industria de construcción de la realidad y cómo esa supuesta realidad ofertada por los medios es interpretada por quienes la reciben» (Masterman, citado por Area, 1995). En definitiva, los alumnos deben aprender con una metodología de investigación y construcción del conocimiento que acompase ejercicios de lectura crítica de los medios, con actividades de producción y expresión personal.

Considerar los medios como simples instrumentos tecnológicos facilitadores de la enseñanza, nos aleja de los modelos conceptuales que establecen como elementos claves de la educación en medios de comunicación el estudio de la semiótica, la ideología, los contextos sociales de la producción y el consumo y el público destinatario, además del planteamiento de transversalidad. Ello supone una concepción reducionista de la educación en medios de comunicación que ha traído consigo la separación artificial del uso de los medios (prensa, por un lado; y las llamadas «nuevas tecnologías», por otro) sin permitir entrar en profundidad en una visión global de la comunicación y en las aportaciones que este eje transversal, como ámbito de conocimiento específico.

Sin embargo parece claro, a la luz de las más recientes corrientes e investigaciones, que la edu-comunicación comprende unos nuevos lenguajes, con nuevos códigos de lectura, de comprensión e interpretación, que van más allá de la suma del lenguaje escrito con el visual, y que suponen por ello una auténtica revolución comunicativa, al aportar una nueva codificación de la realidad, más allá de los propios medios.

En consecuencia, engloba necesariamente también todo el conjunto de tecnologías de la información y la comunicación que progresivamente van sumándose a la vida diaria, gracias al impresionante avance de las ciencias. Son estas tecnologías-punta las que sin duda han ido configurando este nuevo marco de conocimiento y estos nuevos lenguajes. Ahora bien, teniendo presente que los instrumentos materiales no son más que la base y los soportes, que responden a una realidad mucho más compleja, pues su uso no tiene sentido si no es encuadrado dentro de un contexto más amplio, como es el de la comunicación del mundo moderno, con sus nuevos lenguajes y medios y su novedosa conceptualización de la
realidad.


Por todo ello, una óptima propuesta de la educación en medios de comunicación debe centrarse, como indica Bernabeu (1994), en dos ejes centrales: la formación de receptores críticos y el fomento de la cultura comunicativa. Al mismo tiempo, hemos de diferenciar, siguiendo a esta autora:


- «La educación en los medios» o conceptos. El estudio de los medios en sí mismos y en este sentido, hay que entender la lectura crítica que permite valorar e interpretar los mensajes, seleccionándolos como receptor activo.

- «La educación con los medios» o procedimientos: estrategias que permitan el desarrollo de técnicas de trabajo intelectual e investigación, el conocimiento del alfabeto audiovisual, los elementos que lo componen, sus reglas, etc.

- «La educación ante los medios» o actitudes: consumo selectivo, espíritu crítico y criterio personal. Se tarta de formar en torno a la influencia de los medios de comunicación en la sociedad y en la propia vida.







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