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Por primera vez, acceso a la información
José Manuel Gómez Porchini (Yoinfluyo.com) reflexiona sobre los medios de comunicación y el derecho a la información


Por: José Manuel Gómez Porchini | Fuente: Yoinfluyo.com



viernes, 08 de enero de 2010

Desde siempre, las noticias se han dado a conocer por medio de heraldos, que es el nombre que se le brinda a quien notifica, que quiere decir, hacer saber, “por notus y facere”. El primero, según los dioses del Olimpo, fue Hermes o Mercurio, quien inventó la lira y de ahí que los músicos lo tengan en muy alta estima.

Hermes o Mercurio ha sido desde hace mucho el nombre que se le da a los encargados de dar las noticias y por mucho tiempo, una vez que los juglares desaparecieron por el arribo de los medios escritos de comunicación, fueron los periódicos los principales portadores de la información a la gente.


Uno de los defectos del periódico era que la noticia se conocía hasta el día siguiente, por la necesidad de elaborar el formato del mismo y por ende, había veces en que llegaba con evidente retraso.

Sin embargo, cuando a mediados del siglo pasado se popularizó la “caja idiota” o televisión, empezó a existir la noticia “en tiempo real”, es decir, la posibilidad de que el público se enterara al mismo tiempo de que sucedía la noticia.

Aún así, no había manera de que hubiera una respuesta inmediata de la audiencia, pues no existía la forma de comunicarse con los demás. Ahora, la red de redes o Internet ofrece la posibilidad, vía los cuartos de contacto o “chat rooms”, de que lo que una persona o medio publica en su página o en una red social, de inmediato sea retransmitido a todos los demás participantes.

Cada uno de ellos agrega su propio sentir, lo que da la posibilidad de que aquello que se origina como noticia, llegue un momento después, ya con comentarios, al destinatario que es capaz de, a su vez, retransmitir la información con su propio agregado.

Ahora, lo que empezó siendo un juego para ver qué ropa usas, a qué fiestas fuiste, cuándo cambias tu coche y demás banalidades, se ha convertido, de pronto, en el principal y durísimo crítico de los gobiernos a lo largo y ancho del orbe.

Si el dictador de tal o cual país comete un delito u obra en contra de los intereses de su pueblo, a pesar de las restricciones que los mismos gobiernos han implementado en los contenidos que se publican en la red, lo cierto en que nunca fue tan fácil burlar los filtros de los controles de seguridad, pues existen múltiples formas para hacer saber lo que en alguna parte sucede y que ha de interesarle a todo el mundo.

Los partidos políticos, los entes jurídicos que según son del pueblo pero que se apartan cada día más de su razón de ser, ven con miedo, con recelo, los intentos de los ciudadanos libres, de los que se niegan a someterse al control de una persona moral ajena a ellos mismos y que además, sea cual sea su color, ideología o ubicación en la geometría política, actúa en contra de los intereses de los pobladores de un país. Ahora se empieza a buscar la forma de acercarse a los chats.

Pero vaya que los ciudadanos libres ya están prevenidos y por ende, le niegan al gobierno y a las formas organizadas, cualquier intento de acercarse y mezclarse con quienes se enarbolan como los próximos paladines de la libertad.

Se han creado medios que abren sus espacios a voces disidentes, a voces contrarias, a voces alternas; se ha producido el libre juego de las ideas y del flujo de la información sin cortapisas, a grado tal, que ya no existe la forma de parar la comunicación vía Internet, que ha resultado ser una forma alterna de notificar, con lujo de detalles y sin censura, de unos ciudadanos a otros, lo que a todos afecta.

Ahora bien, si lo que se esparce en la “blogósfera” es una forma de atender un infarto cuando se va solo, o la manera de reaccionar ante un ataque cerebral o muchos otros mensajes que todos hemos recibido varias veces, está bien. No existe ataque a persona o institución alguna.

Sin embargo, cuando lo que se recibe es una invitación para acudir a tal o cual lugar a protestar en contra del alza de precio de la luz, o porque subieron los impuestos o no quieren soltar a un detenido o cosas así, el gobierno se dará cuenta que la sociedad está cada día más comunicada y que no es fácil darle atole con el dedo.

Que a pesar de que el gobierno o más bien, los diversos gobiernos, manejan sus presupuestos como la forma de premiar al amigo y castigar al enemigo, lo cierto es que lo único que han logrado es que los medios castigados se salgan de los cauces formales, de la forma impresa y distribuida en las calles y que ahora, como están prohibidos, se vuelvan más atractivos, impongan récords de distribución y, por ende, tengan una mayor penetración en la audiencia.

Si a la gente le da flojera leer algo que está en las calles y que es distribuido como mercancía formal, en cuanto se le dice que está prohibido, se vuelcan al instante a buscar aquello que se les ha retirado.

Y créame, nada hay que se disfrute más que aquello que nos ha sido vedado. Al parecer, los medios alternos están proscritos… y eso, señores, les va a dar mucha más difusión. Y por supuesto, mucha mayor importancia.







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