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Noticia y representación
Reflexión ética sobre la construcción noticiosa y la responsabilidad del informador


Por: Jorge Alberto Hidalgo Toledo | Fuente: Catholic.net



Las noticias y reportajes son más que meras instancias de procesamiento de información; son vehículos de representación y significación. Son vehículos portadores de sentido.

Niklas Luhmann en el capítulo “Noticias y reportajes” (2000), indaga en la realidad de los medios de comunicación afirmando que en gran medida difunden ignorancia bajo la forma de hechos. Todo ello en un marco en el que las noticias buscan representar lo sorpresivo, lo nuevo, lo interesante, lo entretenido y en pocas ocasiones, lo que realmente vale la pena comunicar. A la luz de esta premisa pareciera que la comunicación es la ciencia de la mentira, del paso de lo improbable a lo probable.

No obstante, la profesionalización del trabajo periodístico (“formación propia, justificación pública de la profesión, la autoproclamación de criterios bajo los cuales un escrito debe ser considerado como un buen trabajo, expansión técnica de los medios y la buena fama de los periodistas” (Luhmann, 2000: 41)) ha impuesto delimitaciones al sistema mediático.

Luhmann, identifica que la problemática social derivada de los medios de comunicación no está propiamente en la verdad sino en la selectividad de los medios de comunicación.

Problemática evidenciada por “no existir una correspondencia punto-por punto entre información y hecho, entre realidad operativa y realidad representada” (2000: 42).

Pero, ¿cuáles son esos principios de selección que influyen en la referencialidad a la verdad? El mismo Luhmann nos enumera diez:

1. La novedad de la información. La ruptura con las expectativas esperadas, los acontecimientos únicos, las historias temporales, las novedades y la sorpresa.

2. El conflicto en la información. El conflicto produce tensión emocionante, adivinación y referencialidad al futuro.

3. La cuantificación en la información. El empleo de cantidades y comparaciones; lo numérico es una representación del crecimiento y por ende, superación del pasado.

4. La referencia local de la información. La ubicación llena vacíos informativos; la lejanía se compensa con el peso de la información, con la rareza, con lo esotérico para subrayar que la información, al mismo tiempo, deja entrever que eso no sucedería entre nosotros (2000: 46).

5. La contravención de las normas en la información. Quebrantar las normas, las faltas a la moral o a lo políticamente correcto, el escándalo, la afectación colectiva, la indignación, la desviación, lo insólito, la corrupción moral, producen resonancia, avivan la escena, exigen la presentación de justificaciones y disculpas, la pedagogización de la conducta humana.

6. La valoración moral de la información. Cuando se acompaña de estima o desestima, se busca reproducir los códigos morales, la autoirritación de la sociedad, la sensibilidad de los receptores.

7. La formación de opinión. Este es un proceso de atribución de la acción vinculado con la accesibilidad. La complejidad de los contextos obligan a develar, a deconstruir y reconstruir las acciones insólitas. La formación de opinión implica leer los símbolos de un futuro desconocido y hacer visible y comprensible aquello que parece polisignificante.

8. La actualidad de la información. Existe una necesidad de recursividad, de hacer referencia al acontecimiento indicado, de dotar de una significación tipificada. Por ellos se buscan acontecimientos clave, que permitan la construcción de una serie.

9. La exteriorización de opiniones. Los medios al fungir como espejos de la sociedad retoman rumores, iniciativas, comentarios y críticas que permitan acentuar el acontecer; que den pie a la crítica. La selección se duplica al buscar lo interesante que venga de una fuente respetable.

10. El ajuste a patrones y reglas informativas. La selección de la información se da en un marco institucional y de rutinas orientadas por criterios de tiempo y espacio disponible. El valor de la información también está en función de cuánto se puede archivar y reutilizar.

Luhmann deja ver que el código de los medios no es tanto el de verdad/falsedad sino una más pragmático: información/no información; ello “porque los medios no usan la verdad como valor de reflexión; la información no se reflexiona para que quede fijada en el modo de la verdad y las falsaciones queden desterradas antes de que la verdad se afirme. El problema estriba en su selectividad” Por tanto, cada selección descontextualiza y condensa identidades que no tienen nada de idéntico y que sólo pueden ser identificadas con referencial al contexto. (2000: 56).

Luhmann insiste en que “los medios de comunicación construyen su propia credibilidad y cavan su propia tumba; puesto que se deconstruyen a sí mismos con la reproducción de su propia operación: con la permanente contradicción de sus componentes textuales, constatativos y performativos” (2000: 60).

En toda selección existe un contexto de condensación, confirmación, generalización y esquematización. Estos son algunos de los valores específicamente propios del sistema de los medios de masas. Por tanto habrá que distinguir entre información y comunicación. Entre los sucesos y la memoria; entre lo habitual, lo representado y lo verdaderamente significativo.

Referencias:
Luhmann, N. (2000). “Noticias y reportajes” en Luhmann, N., La realidad de los medios de masas. México: Universidad Iberoamericana, Anthropos Editorial







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