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La Pornografía y la Violencia
Mensaje de Mons. John Foley a los comunicadores sociales para que hagan un uso positivo de los medios masisvos y transmitan mensajes que orienten a las familias y no transmitan violencia ni pornografía


Por: Mons. John P. Foley | Fuente: Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales



Documento del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales sobre la pornografía y la violencia ( 7 de mayo de 1989).

1. Introducción


1.1. El cambio de los valores humanos
1. Recientemente ha habido en el mundo un cambio radical en la percepción de los valores morales que comportan cambios profundos en la manera de pensar y de actuar de las personas. En este proceso, los medios de comunicación han jugado y continúan haciéndolo un papel importante en los individuos y en la sociedad, ya que introducen e incitan a nuevos estilos de vida.

2. Algunos de estos cambios expresan aspectos positivos Hoy, como ha observado recientemente el Papa Juan Pablo II, la primera nota positiva está permeada por la toma de conciencia de la dignidad de cada ser humano.

3. Muchos cambios, sin embargo, han ido a peor. Juntamente con abusos, ha habido nuevas violaciones de la dignidad humana y de sus derechos, de sus valores y de los ideales cristianos. Los medios de comunicación son, en parte, los responsables.

4. Los medios se han empleado con un plan contrario al del Creador y se han convertido en ruina y en daño para el hombre.

5. Entre los desarrollos alarmantes de estos años existe un crecimiento cada vez más marcado por la pornografía y la violencia gratuita en los medios. Los libros y las revistas, las grabaciones, el cine, el teatro, la televisión, el video, los anuncios publicitarios y las mismas telecomunicaciones ofrecen a menudo escenas de violencia y de permisivismo sexual que exalta la pornografía y que son moralmente inaceptables.

6. La exaltación de la violencia y la pornografía son actitudes ancestrales de la experiencia humana, manifestadas en la dimensión más baja de la naturaleza herida por el pecado. A medida que aumenta la confusión de las normas morales, las comunicaciones han hecho accesibles la pornografía y la violencia a un vasto público, incluidos los jóvenes y niños. Esta degradación era propia de los Países ricos, pero mediante los medios de comunicación también ha llegado a los países en vías de desarrollo corrompiendo los valores morales.

7. Los medios de comunicación pueden ser instrumentos efectivos de unidad y de mutua comprensión y, por otro lado, pueden convertirse en vehículos de una visión deformada de la existencia, de la familia, de los valores religiosos y éticos; en una visión no respetuosa de la auténtica dignidad y del designio de la persona humana. En particular, en diversas regiones del mundo, los padres han expresado su preocupación comprensible sobre los filmes, los videos y los programas televisivos que pueden ver sus hijos, las grabaciones que pueden oír y las publicaciones que pueden leer. Los padres no quieren que los valores inculcados en familia se anulen por producciones deplorables a través de los medios de comunicación social.


1.2. Objetivo del documento
8. Este documento quiere ilustrar los efectos más graves de la pornografía y de la violencia en los individuos y en la sociedad, y quiere indicar las causas principales del problema tal y como están hoy. Buscará los remedios para quienes se ocupan profesionalmente de la comunicación, los padres, loe educadores, el público, las autoridades civiles y eclesiales, los organismos religiosos y los grupos pertenecientes al sector privado.



2. . Efectos de la pornografía y de la violencia

9. La experiencia diaria confirma que los estudios realizados en el mundo sobre los efectos negativos de la pornografía y de la violencia son ciertos.

Se entiende por pornografía- en los medios - la violación del derecho a la privación del cuerpo humano en la naturaleza masculina o femenina. Esta violación reduce la persona humana y el cuerpo humano a un objeto anónimo destinado al abuso por motivos de concupiscencia; la violencia se presenta como una llamada a los bajos instintos, acciones que son contrarias a la dignidad de la persona y que evocan una gran fuerza física ofensiva y a menudo pasional..

10. Nadie puede considerarse inmune a los efectos degradantes de la pornografía y de la violencia...Los niños y los jóvenes son particularmente vulnerables y expuestos a ser sus víctimas. La pornografía y la violencia envilecen la sexualidad, pervierten las relaciones humanas, esclavizan a los individuos, en particular a las mujeres y a los niños, destruyen el matrimonio y la vida familiar, inspiran comportamientos antisociales y debilitan la fibra moral de la sociedad.

11. Es evidente que uno de los efectos de la pornografía es el pecado. La participación voluntaria en la preparación y difusión de estas producciones dañinas debe considerarse como un serio mal moral. Estos productos no deberían existir no hubiera un mercado que lo pide.

12. Dejar a menudo a los niños ante escenas violentas puede causarles turbación, incapaces todavía de distinguir claramente entre fantasía y realidad. La violencia condiciona a las personas impresionables, especialmente a los jóvenes hasta el punto de verla como aceptable, normal y digna de imitarse.

13. Se ha dicho que hay un lazo entre pornografía y violencia sádica; cierta pornografía es violenta en su expresión y en su contenido. Los que miran o leen producciones de este tipo, corren el riesgo de transferir estas cosas al comportamiento y pueden llegar a perder todo respeto a los otros, que son hijos de Dios y hermano o hermana de la misma familia humana. El lazo entre pornografía y violencia comporta implicaciones particulares para las personas que sufren enfermedades mentales.

14. La pornografía "soft core" tiene efectos desensibilizantes, sofocan el sentido moral de los individuos hasta el punto de volverlos personal y moralmente insensibles frente a los derechos y a la dignidad de los otros.

La pornografía, como la droga, crea dependencia y lanza a los individuos a buscar producciones cada vez más excitantes y perversas, "hard core".

La probabilidad de comportamientos antisociales aumentará con el desarrollo de este proceso.

15. La pornografía favorece fantasías y malos comportamientos. Compromete el desarrollo moral de la persona y las relaciones sanas y maduras, especialmente en el matrimonio y en la vida familiar, en donde la confianza recíproca, la lealtad y la integridad moral en pensamientos y acciones son de gran importancia.

16. La pornografía obstaculiza el carácter familiar de la auténtica sexualidad humana. En la medida en que la sexualidad se considera como frenética busca la satisfacción individual más bien que expresión de un amor permanente en el matrimonio. La pornografía aparece como factor capaz de minar la vida familiar en su totalidad.

17. Y lo que es peor, la pornografía actuará como agente estimulante y de refuerzo, una especie de cómplice indirecto en casos de agresiones sexuales graves y peligrosas, secuestros y asesinatos.

18. Uno de los mensajes fundamentales de la pornografía y de la violencia es el desprecio de los demás, considerados como objetos más bien que como personas. Así la pornografía y la violencia sofocan la ternura y la compasión cayendo en la indiferencia y en la brutalidad.


3. Las causas del problema


19. Una de las causas fundamentales de la difusión de la pornografía y de la violencia en los medios parece ser la propagación de una moral permisiva basada en la búsqueda, a cualquier coste, de la satisfacción individual. A esto se añade un desesperado vacío moral, que hace del placer de los sentidos la única felicidad que pueden tener los seres humanos.

20. Un cierto número de causas inmediatas contribuye al crecimiento de la pornografía y de la violencia en los medios. Entre éstas recordamos:

- la sed de lucro o ganancia. La pornografía es una industria provechosa.

Algunos sectores de la industria de las comunicaciones han cedido a la tentación de explotar la debilidad humana, principalmente de la juventud y de mentes impresionables, con el fin de sacar beneficios de la producción pornográfica y violencia. La industria de la pornografía forma parte de la criminalidad organizada;

- argumentos banales y arbitrarios: La libertad de expresión impone- según algunos -, una cierta tolerancia con la pornografía, aunque vaya en detrimento de la salud moral de los jóvenes y del derecho de cada uno a la privacidad y a un ambiente de decencia pública. Aluno dice que el mejor modo de combatir la pornografía es legalizarla. Estas argumentaciones se proponen alguna vez a grupos minoritarios que no se adhieren a los valores morales de la mayoría y que no reconocen la parte de responsabilidad de cada derecho. El derecho a la libertad de expresión no existe. La responsabilidad pública que promueve el bien moral de la juventud, el respeto a la mujer, a la vida privada y a la decencia pública, indica claramente que la libertad no puede equipararse con la licenciosidad;

- la falta de leyes diligentemente formuladas o la ineficaz aplicación de leyes que ya existen para proteger el bien común, y de modo especial la moral de la juventud:

- la incertidumbre y la apatía por parte de muchas personas - a veces también miembros de la comunidad eclesial- que erróneamente se consideran extraños e incapaces de poner remedio al fenómeno de la pornografía y de la violencia en los medios.

4. ¿Cómo afrontar el problema?
4.1. Consideraciones generales
21. La difusión de la pornografía y de la violencia a través de los medios de comunicación ofende a los individuos y a la sociedad, y crea un problema urgente que requiere respuestas reales por parte de los individuos t de las comunidades. El legítimo derecho a la libre expresión y al libre intercambio de informaciones se debe respetar, pero al mismo tiempo, el derecho de cada uno, de las familias y de la sociedad a la vida privada, a la decencia pública y a la protección de los valores fundamentales de la vida.

4.2. Los sectores operativos de la comunicación social
22. Se nos proponen siete sectores operativos y sus respectivos deberes que hay que cumplir en esta materia: los medios, los padres, los educadores, los jóvenes, el público, las autoridades civiles y la Iglesia, y los grupos religiosos.

a) Los profesionales de la comunicación
23. Sería injusto afirmar que todos los medios de comunicación y todos los comunicadores están metidos en este tráfico horrible. Muchos comunicadores se distinguen por sus cualidades personales y profesionales; asumen las propias responsabilidades aplicando fielmente las normas morales y tienen un gran respeto el bien común. Su compromiso merece nuestra admiración y nuestro aliento.

Pedimos que estos comunicadores formulen y apliquen en los medios y en la publicidad códigos éticos inspirados en el bien común y orientados al desarrollo del género humano.

Estos códigos de comportamiento son necesarios sobre todo para la TV, ya que lleva las imágenes directamente a casa en donde los niños pueden encontrarse solos y sin control. Un autocontrol real es siempre el mejor control, y la autoreglamentación de los medios puede ser la primera y la mejor línea de defensa contra quienes quieren corromper la misma comunicación y la sociedad con la producción de programas pornográficos y violencia.

b) Los padres
24. Los padres deben redoblar sus esfuerzos para una formación moral completa de los niños y de la juventud. Esto comporta una actitud sana con respecto a la sexualidad humana, basada en el respeto a la dignidad de cada persona en cuanto que es hoja de Dios y en la castidad y en la autodisciplina. Una vida familiar ordenada en la que los padres deben ser fieles practicantes y totalmente entregados el uno a la otro y a los hijos, constituirá la escuela ideal para la formación en valores humanos sanos.

En la actualidad, los niños y los jóvenes necesitan ser educados en la elección de programas y en llegar a ser usuarios bien informados de los medios. En este campo, los padres pueden influir en sus hijos con el ejemplo; su pasividad y su permisividad ante los medios puede ser fuente de malentendidos dañinos para los chicos. Es de particular importancia para los jóvenes el ejemplo que los padres sepan darles con el testimonio de su amor mutuo y la ternura en el matrimonio, así como la disponibilidad para discutir con los propios hijos con amabilidad los temas que interesen Hay que recordar que en el campo de la formación se logra más con la persuasión que con la prohibición.

c) Los educadores
25. Los principales colaboradores de los padres en la formación moral de los jóvenes son los educadores. Las escuelas y los programas educativos deben promover e inculcar los valores éticos y sociales para garantizar la humanidad y el sano desarrollo de la familia y de la sociedad.

Entre los programas de educación en los medios son de particular importancia los que conducen o llevan a la formación en los jóvenes de una actitud crítica y la capacidad de discernimiento en el uso de la TV, de la radio y de los otros medios, así como capacitarles para que resistan las manipulaciones evitando una escucha y visión meramente pasiva ante los programas.

Es también necesario subrayar la importancia que tiene la escuela en el respeto por la persona humana, el valor de la vida y la integridad moral personal.

d) La juventud

26. Los mismos jóvenes pueden contribuir a que desaparezca la pornografía y la violencia en los medios respondiendo positivamente a la iniciativas de los padres y de sus educadores y asumiendo la responsabilidad de las propias decisiones morales y y elección de diversiones.

e) El público
27. El público también lograr que voz se oiga, individual y colectivamente. Los ciudadanos, incluidos los jóvenes, tiene el deber de dar a conocer su punto de vista a los productores, a los agentes comerciales y a las autoridades públicas. Es urgente mantener un diálogo entre los comunicadores y los representantes del público, así como con aquellos que trabajan en los medios para que estén al corriente de la exigencias e intereses de los usuarios.

f) Las autoridades civiles
28. Los legisladores, los administradores y los juristas están llamados a responder al problema de la pornografía y de la violencia en los medios. Las leyes sanas deben promulgarse en donde haga falta, y las leyes ambiguas deben aclararse y la existentes aplicarse.

Así como la producción y distribución de material pornográfico presenta implicaciones internacionales, habría que tomar acciones para controlar este tráfico insidioso a nivel regional, continental y mundial. Los que ya han tomado estas iniciativas merecen todo el respeto, la ayuda y la enhorabuena.

Teniendo en cuenta cuanto se ha dicho sobre los efectos negativos de la pornografía y de la violencia, se impone una conclusión: El bien común se siente amenazado por estas producciones porque se distribuyen sin mesura, sin restricción o reglamentación.

Las autoridades públicas deben sentirse obligadas en afrontar el problema donde exista y prevenirlo allí en donde no haya llegado todavía.

g) La Iglesia y los grupos religiosos

29. Responsabilidad prioritaria de la Iglesia es la clara y constante enseñanza de las verdades morales fundamentales, incluida la moral sexual. En un tiempo de permisivismo y de confusión acerca de los valores morales, la voz de la Iglesia debe ser profética, aunque la consideren como signo de contradicción

La llamada ética de la satisfacción inmediata individual está diametralmente en oposición con la plena e integral realización de la persona humana. La educación a la vida familiar y a la inserción responsable en la vida exige la formación en la castidad y en la autodisciplina. Al contrario, la pornografía y la violencia gratuita tienen a ofuscar la imagen divina reflejada en cada persona, debilitan el matrimonio y la vida familiar y acarrean graves daños a los individuos y a la sociedad.

La Iglesia debe unirse a otras iglesias, denominaciones y grupos religiosos para enseñar y promover este mensaje. También debe empeñar a las instituciones y a sus ministros para asegurar una formación en el uso de los medios de masa y en el papel en la vida individual y social. Hay que reservar una atención especial a los padres en este campo.

Por esta razón la formación en los medios forma parte de los programas educativos de las escuelas católicas, así como programas de formación para religiosos, religiosas e institutos seculares, programas de formación permanente para sacerdotes y encuentros parroquiales para jóvenes y adultos.

5) Conclusión


40. En conclusión, un acercamiento meramente condenatorio o de censura por parte de la Iglesia respecto a los medios no es ni suficiente, ni apropiado. Al contrario, la Iglesia debe estar en continuo diálogo con los comunicadores conscientes de su responsabilidad para animarlos en su misión y para sostenerlos donde sea necesario.

Los comunicadores católicos y sus organizaciones profesionales, que tienen un conocimiento específico de la materia, invítense a que desarrollen un papel clave en este diálogo.


41. Evaluando conscientemente las producciones y las publicaciones, segú los principios claros de la moral, los críticos y las organizaciones católicas ofrecerán una preciosa asistencia a los profesionales de la comunicación y a las familias. Las orientaciones expresas sobre la pornografía y la violencia, existentes en muchos documentos, merecen una atención y una aplicación sistemática.

42. Este documento está dirigido a las familias, que han expresado su preocupación, y a los Pastores de al Iglesia, para invitarlos a una reflexión cada vez más profunda sobre la naturaleza de un problema de la pornografía y de la violencia. Tened en cuenta lo que decía san Pablo:" No os dejéis vencer por el mal, sino venced el mal con el bien." (Rom 12,21)

Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 1989, XXIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

John P. Foley, Presidente

Mons. Pierfranco Pastore, Secretario

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