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Objeto de deseo
Clemente Ferrer reflexiona sobre el valor trascendental de la persona humana y su cosificación en la publicidad de corte erótica.


Por: Clemente Ferrer Roselló | Fuente: clementeferrer.com



De un tiempo a esta parte la publicidad, cierto tipo de publicidad que comercia con el sexo, está haciendo uso del hombre y de la mujer, como unos referentes eróticos para la seducción inducida. Mensajes publicitarios equívocos –porque equivocan intencionadamente al destinatario, disciplinando sus motivaciones en torno al sexo- están dejando una estela de mal gusto y desencanto.

“En la prensa aparecen más de mil anuncios diarios que venden sexo. Y no hay ningún periódico que renuncie a la parte que le corresponde de esa tarta, por más que en sus editoriales condenen la prostitución... El simple acto de abrir varios periódicos y leer sus páginas eróticas en la sección de anuncios por palabras, que son, en todos sin excepción, un escaparate de sexo del que ningún lector, por conservador que sea él y la línea editorial de su periódico, abomina” afirma Juan José Millas en el País Semanal.

He seleccionado, para este pequeño estudio, cinco periódicos. Todos publican varias páginas en la sección de anuncios por palabras sobre masajes y relax. Son auténticos antros de prosticución. Entre los mensajes publicitarios me atrevo a incluir algunos, los menos hirientes a la sensibilidad del lector: “18 años, sexis, únicas, japonesas”, “Irene, 20 años, estudiante”, “Chicos, contactos, chicos”, “Chicas orientales”, “Glamour, alto standing”, “Chalet de gran lujo”, “Exclusivo salón, masaje asiático”, “Sofía 20 años, nueva en Madrid”, “Paulina 22 años, chica PlayBoy”, “Sandra, modelo y actriz”, “Marta 20 años, elegante y guapa”, “Eva 18 años, guapa”, “Chalet, juventud, elegancia y clase”, “Travestis”, “Isla del masaje, único en Europa”, y cientos más.

Es necesario salvar la intimidad y la dignidad de los hombres y de las mujeres, porque los seres humanos somos algo más que un simple objeto de deseo.

Tenemos un valor trascendental. Todos somos hijos de Dios.







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