Menu


Educación sexual: La saturación de información hedonista desconcierta a los adolescentes
Insensibilidad, desencanto, pérdida del misterio, embarazos no deseados y abortos, consecuencias lógicas de la falta de valores


Por: Isabel Ordóñez | Fuente: www.e-cristians.net




Insensibilidad, desencanto, pérdida del misterio, embarazos no deseados y abortos, consecuencias lógicas de la falta de valores

Los jóvenes españoles despiertan hoy a la sexualidad a edades muy tempranas y saturados por una información que les muestra una concepción del sexo en la que predomina el hedonismo sobre los sentimientos, el amor y la fidelidad. Las consecuencias lógicas de esta prematura e inexperta iniciación en el juego sexual nos las muestran las estadísticas: La tasa anual de embarazos de adolescentes entre 15 y 17 años en España ronda los 18.000 casos y, de ellos, la mitad acaban en aborto. Estamos hablando de cifras pero, detrás de las frías estadísticas, se esconde siempre un drama personal que afecta a cada una de estas jóvenes y a su entorno familiar.

Los expertos aseguran que el exceso de imágenes e información de contenido sexual dirigido a los jóvenes les lleva a practicar más sexo y a menor edad. Tienen más información y más modelos, pero igual o menor experiencia emotiva que en generaciones anteriores. Así que no es extraño que, a los 20 años, ya estén saturados y aburridos. El desconcierto que les provoca esta situación suele venir acompañado de una pérdida del misterio, que sí envolvía la iniciación de sus mayores, y también de una cierta insensibilidad en las relaciones afectivas con el sexo opuesto.

En una sociedad mucho más dispuesta y permisiva con la cultura del placer que con la de los valores, el esfuerzo y el sacrificio, las nuevas tecnologías y sobre todo Internet han servido en bandeja a los adolescentes todo lo concerniente a cualquier práctica y comportamiento que tenga que ver con el juego amoroso. Sin embargo, la saturación de información no contempla ni promueve valores que vinculen las relaciones íntimas con los sentimientos, el amor y la fidelidad, sino que más bien les conduce a un uso mecanicista del sexo y al desencanto. "Lo difícil en toda esta vorágine es hallar sentimientos. Les cuesta diferenciar entre atracción física y enamoramiento", afirma la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós, autora de libros como Enséñale a aprender oPórtate bien , en una información publicada por LA VANGUARDIA el 11 de abril. "Existe un desfase entre el grado de conocimientos y la madurez para asimilarlos", advierte Ferrerós, quien constata al mismo tiempo que los adolescentes se inician hoy mucho antes en las relaciones sexuales. El hábito consumista que caracteriza nuestra actual sociedad convierte el sexo en un objeto de consumo más. Como dice la psicóloga, "la necesidad de probar lo prohibido es común en todas las generaciones, pero el alud de información de que disponen de antemano disminuye el aliciente: Quieren experimentar aquello que se dice que es fantástico y que, al final, suele decepcionarles".

El doctor Paulino Castells, especialista en psiquiatría infantil y juvenil, asegura que se ha perdido uno de los ingredientes más esenciales en la iniciación de los adolescentes: "Les falta el misterio". Castells cree que "la sexualidad ha ganado en autenticidad: Hay menor represión, tanto en las construcciones morales del propio joven como en el ámbito social, pero la intimidad debe desvelarse paulatinamente y sin despojar el sexo de la ternura. Hoy se lo piensan mucho antes de implicar sus sentimientos. El enamoramiento, pues, ha dejado de ser vital en las experiencias sexuales de los teenagers". Y es que los jóvenes se enfrentan a sus primeras experiencias sexuales saltándose el ritual previo de una seducción caracterizada por la inocencia propia de esa edad. Sin embargo, a pesar de poseer un caudal de información al respecto, la verdad es que se encuentran con el sexo sin tener apenas conocimientos de lo que éste puede acarrear. En la mayoría de los medios de comunicación, se presenta el sexo como algo atrayente y divertido, sin hacer reflexionar a los adolescentes sobre cómo deben enfrentarse a él y acerca de las consecuencias que esta práctica puede tener.

Embarazos... embarazosos

Una de las consecuencias lógicas y más temidas por los jóvenes, fruto de su inmaduro coqueteo con el sexo, es un embarazo no deseado. España está a la cabeza de la Unión Europea en número de embarazos de adolescentes, por detrás del Reino Unido, y la cifra ronda las 18.000 gestaciones anuales de menores. De éstas, casi un 50 por ciento acaban en aborto, tal como ya informábamos en un anterior artículo el 26 de febrero pasado ( ver aquí ). Cuando el "embarazoso embarazo" se presenta, los adolescentes no están preparados para asumir la responsabilidad que la paternidad (maternidad) implica. Todo se presenta entonces confuso, caótico, y el miedo les lleva, en demasiadas ocasiones, a buscar la salida más fácil y, a su vez, más traumática a largo plazo: el aborto. Con las ilusiones rotas, la pareja adolescente (o la joven embarazada) decide recurrir a ese supuesto de "riesgo para la salud física o psíquica de la madre", auténtico "coladero" que la ley le ofrece para desembarazarse de una nueva vida no deseada por ellos (o ella).

El diario EL MUNDO, en su dominical CRÓNICA del pasado 18 de abril, publicaba el testimonio de una joven inglesa que ilustra, aunque con un ejemplo extremo, las consecuencias que puede acarrear un comportamiento sexual irresponsable y prematuro, y el mar de dudas en el que se debate una adolescente ante esta situación. Su caso, perfectamente extrapolable a la sociedad española, tiene muchos puntos en común con el de cualquiera de las jóvenes que pasean por las calles de nuestras ciudades. Courtney Cassidy, una adolescente de la localidad inglesa de Leicester, es a sus 17 años madre de 3 hijos de 3 padres diferentes. Su precoz aprendizaje sexual la llevó a los brazos de 3 jóvenes que la dejaron embarazada, todos ellos como fruto de las relaciones que mantuvo con cada uno de ellos. En todos esos encuentros íntimos, el mismo patrón: irresponsabilidad y desconocimiento. El testimonio de Cassidy así lo pone de manifiesto: "Nos dieron clases de educación sexual cuando tenía 14 años, pero entonces ya era demasiado tarde para mí. Yo ya estaba embarazada... Te enseñan a poner un condón, pero eso es como si te animaran a tener relaciones sexuales. No te hablan de las consecuencias. Si a mí me hubiesen hablado de todo eso, probablemente mi vida hoy sería completamente distinta. Habría seguido estudiando y ahora tendría un trabajo aceptable".

Courtney Cassidy, al explicar su primer embarazo fruto de su relación con un joven de 16 años, nos da pistas de la precocidad con que las jóvenes inglesas confrontan las relaciones sexuales: "Le conocí con 12 años en el Día de la Nariz Roja, esa fiesta en la que tienes que donar peniques antes de dar un beso a alguien... Empezamos a salir juntos, pero no nos acostamos hasta que yo cumplí los 14. Mis amigas perdieron la virginidad mucho antes que yo". Sin embargo, a pesar de reconocer que sus incipientes relaciones íntimas fueron fruto de la falta de información, Cassidy se mostró suficientemente madura como para querer tener los hijos frutos de su inmadurez. Cuando Julie, la madre, supo que Courtney estaba embarazada, la llevó al médico. El doctor les planteó la opción de abortar y la madre se mostró de acuerdo. Sin embargo, Courtney se negó en redondo. "Me encantan los críos, no podía hacerlo", exclama en su testimonio. Cerca de 100.000 británicas menores de 20 años se quedan embarazadas cada año y más de 57.000 acaban dando a luz, según los datos del testimonio publicados por EL MUNDO. Cabe suponer que la mayor parte del resto de embarazos, descontados los abortos espontáneos, acabaron en manos de clínicas abortivas.

Padres permisivos, campañas ineficaces

Volviendo a los datos estadísticos en España, la cuarta parte de los adolescentes españoles entre 15 y 17 años reconocen ser sexualmente activos. El 60 por ciento de estos casos admite que practica relaciones sexuales que suelen acabar en penetración, y la inmensa mayoría confiesa que no utiliza ningún tipo de método anticonceptivo. Dados los tiempos que corren y el peligro de contagio de enfermedades de transmisión sexual, estos datos nos confirman el desconocimiento y la irresponsabilidad con que los jóvenes españoles se inician en el juego sexual, a pesar de la saturación de información e imágenes que reciben por parte de los medios diariamente.

La excesiva permisividad con que los padres educan a sus hijos no parece ser el camino más adecuado para zanjar el problema. Si bien es cierto que ahora existe una comunicación más abierta entre padres e hijos con respecto al tema, todo suele quedar en una información que se apoya en las campañas de "sexo seguro", pero esa comunicación no profundiza en aspectos como la necesidad de que el joven consolide su carácter y ejerza su propio criterio, sin dejarse arrastrar por los modelos impuestos por los medios, o que tenga en cuenta los sentimientos, las sensaciones, el amor o la fidelidad, por poner algunos ejemplos de valores a tener en cuenta. Tampoco las campañas institucionales de prevención están dando buenos resultados, como se desprende de los datos aportados hasta ahora. El recurso de dar todas las facilidades para que la joven que ha tenido una relación sexual irresponsable pueda adquirir las pastillas abortivas llamadas "del día después", así como el resto de campañas de prevención que hacen alusión al uso del preservativo, no parecen alcanzar los objetivos deseados y, en ocasiones, como manifestaba la joven Courtney, producen el efecto contrario: animar a tener más relaciones, con el consiguiente riesgo de que los discutibles sistemas de prevención utilizados se muestren ineficaces o tengan algún fallo. Se hace necesaria, pues, una información integral a los adolescentes desde todos los ámbitos posibles que fomente una verdadera educación en valores, tal como promulga el Pacto por la Vida y la Dignidad .







Compartir en Google+




Reportar anuncio inapropiado |