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Hijo, quiero conocerte más… ¡pues métete a facebook!
José Martínez Colín (Yoinfluyo.com) reflexiona sobre las tecnologías de información y su impacto en la vida cotidiana


Por: José Martínez Colín | Fuente: Yoinfluyo.com



 

Para saber
Leía un chiste sobre un papá que tenía un hijo llamado Pablo, el cual se pasaba enfrente de su computadora jugando, "chateando", viendo el famoso "YouTube", etcétera. Por fin, el padre consiguió iniciar una conversación y le expresó sus deseos:

"Pablito, hijo, ya sé que la vida moderna no deja tiempo para platicar sobre nosotros, pero me gustaría conocerte más, saber tus inquietudes, tus anhelos, tus aficiones, tus amigos, en fin, quiero conocerte más".


El hijo, con toda naturalidad, antes de retirarse a su computadora, le contestó: "Por supuesto papá, te añadiré como amigo en Facebook, y para cualquier duda consulta mi blog: www.pablito.com, hasta luego".

Es notorio lo mucho que algunas sociedades han progresado en cuanto a innovaciones técnicas, aunque desgraciadamente hay países que viven rezagados. A muchos jóvenes les es difícil imaginarse vivir sin aparatos electrónicos, el celular o sin "chatear".

Si bien el progreso técnico ayuda mucho al hombre, hay un peligro: perder en calidad humana. A veces la sociedad se ha tecnificado a costa del humanismo.

En vistas a esa deshumanización, hace pocos días Benedicto XVI presentó en un lema la clave para volver a humanizar la sociedad y la cultura. El lema consiste en sólo tres verbos que ayudarán al hombre a no olvidarse de lo esencial: "Ora, et labora, et lege", es decir: "Reza, trabaja y lee". El Papa tomó el mensaje de San Benito y añadió la lectura.

Para pensar

Un profesor les hacía a sus alumnos una interesante propuesta: "Si hubiera un banco que te acreditara en tu cuenta 86 mil 400 monedas cada mañana, pero que no permitiera que el saldo disponible se acumulara el día siguiente y, al final del día, cancelara toda cantidad que no hubieras usado, ¿qué harías?".

Todos los alumnos contestaron que sacarían cada día hasta el último centavo y gastarían todo el dinero.

El profesor les dijo entonces: "Pues bien, tal banco sí existe y se llama tiempo. Cada día te acredita 86 mil 400 segundos y cada noche da por perdidos cuantos hayas dejado de emplear provechosamente. Ya no puedes gastar los segundos que no usaste.

"Cuando no usas lo disponible ese día, el único que pierde eres tú. No existe recuperación de fondos y tampoco es posible girar cheques sobre el mañana. De cada persona depende invertir este precioso caudal de horas, minutos y segundos para obtener el máximo provecho".

Para vivir

Y para aprovechar bien el tiempo, habría que invertir en las tres acciones que el Papa nos recomienda: Orar, trabajar y leer.

Orar nos permite darle la prioridad a Dios en nuestra vida, y así no vivir con miras puramente humanas y limitadas.

Mediante el trabajo nos hemos de santificar sirviendo a los demás. Y por último, con la lectura podremos comprender mejor a las personas, a la realidad y nos alimentarnos de las riquezas de la cultura para asimilarla y transmitirla, siempre y cuando sea una lectura basada en la verdad.

Decía el portavoz del Papa que Benedicto XVI es un testimonio personal y un ejemplo de alguien en quien esas tres acciones han hecho que sea un hombre de oración, trabajo y cultura, aportando un gran bien al mundo.

 







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