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La Encarnación, principio de la comunicación
El P. Felipe Santos reflexiona sobre el sentido de la Encarnación de Jesús para ayudarnos a entender la misión trascendente que tienen los medios de comunicación.


Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .



La comunicación debe modelarse en el principio de la encarnación, es decir, de la comunión de Dios con el hombre.


El principio de la Encarnación revela con claridad y fuerza lo que las comunicaciones de la Iglesia debieran haber sido. Mediante la Encarnación, el Dios invisible se hace visible en Cristo, el Dios-Hombre. La divinidad invisible brilla a través de la humanidad visible de Cristo. Vemos, escuchamos y tocamos a Cristo en su cuerpo físico tangible, pero al mismo tiempo conocemos, sentimos y tenemos experiencia de Dios en El.

En otras palabras, hay siempre dos elementos en la Encarnación: lo tangible y lo intangible.

De igual modo, las comunicaciones de la Iglesia, aún manteniendo la forma exterior de la comunicación humana ordinaria, sea hablada o escrita, la imagen fija o móvil, o la interacción de la luz, color, movimiento o música, deben ser vehículos de una realidad trascendente e intangible. Más allá de lo que los sentidos pueden percibir, la comunicaciones de la Iglesia deben transmitir "el espíritu y la vida": el espíritu de Cristo y la vida de la gracia.

De no ser así, sólo serían signos y gestos vacíos de significado. Su esencia y su mensaje central es Cristo, que lleva la Buena Nueva para la salvación de los hombres. Esta es la verdad trascendental que debe expresarse en nuestra comunicación, sea de persona a persona o mediante los medios electrónicos.


Las comunicaciones de la parroquia
El sacerdote como comunicador. El principio de la Encarnación resalta la figura del comunicador como testigo de la vida. El comunicador debe ser un signo auténtico e inteligente del mensaje que proclama. Para comunicar la Palabra de Dios de modo creíble, debe encarnar el mensaje en su propia vida. No es un funcionario de Dios. Debe existir una relación vital, una empatía profunda entre el comunicador y su mensaje, de modo que el receptor perciba que lo que el comunicador dice, lo ha tocado y vivido personalmente.

Los canales de comunicación en la parroquia.
Para vivir una vida plena, todos deben tener acceso a un tipo de información cuidada y completa, y tener también la posibilidad de expresar abiertamente los propios sentimientos como miembros de la comunidad de la Iglesia y de la sociedad. Esto hace que los que en la Iglesia ocupan puestos de responsabilidad, tengan el deber de asegurar el flujo libre de la información desde y para el pueblo de Dios, ya que sin información recíproca no existe comunicación mutua.

Los hombres como comunicadores. La Encarnación del cuerpo físico de Cristo es un evento histórico acaecido hace 2001 años. En su encarnación eterna en la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo se hace visible a la comunidad de los fieles con quienes comparte la plegaria, el trabajo, los sufrimientos y las alegrías de la vida.

Asume una apariencia externa que todos los hombres pueden ver en las interacciones recíprocas del pueblo de Dios. Las formas tangibles de la interacción humana son la manifestación visible de la presencia intangible de Cristo que es Camino, Verdad y Vida.


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