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La comunicación, signo de la prescencia de Dios
Reflexión del P. Felipe Santos ante el documento publicado por la Archidiócesis de Manila en su 4o Sínodo, En él hablan del uso de los medios de comunicación puestos al servicio del Evangelio.


Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .



Me he quedado admirado del documento que publicó la Archidiócesis de Manila (1979) en su 4º Sínodo con motivo de la celebración de sus 400 años. El documento habla de la comunicación social refiriéndose en particular al ámbito de la parroquia y de la jerarquía.

El sacerdote como comunicador, los canales de comunicación de la parroquia, la cooperación del clero con los religiosos y laicos son las claves para una planificación pastoral de conjunto.

Hace hincapié en la descripción informativa de la situación local. Esta descripción logra que las consideraciones y las propuestas sean más concretas y tengan un calado profundo en las condiciones reales de la vida en toda la archidiócesis.

Este documento del Sínodo de "Manila" es un ejemplo óptimo de acercamiento a la comunicación desde un punto de vista local.

Entre los muchos documentos y pronunciamientos de la Iglesia sobre la comunicación ( unos 840), este texto representa uno de los raros en los que se habla de la parroquia como lugar de comunicación y del sacerdote como comunicador.

Una comunicación eficaz entre los miembros de la Iglesia con buenas relaciones interpersonales y, en particular, entre los sacerdotes y parroquianos, sacerdotes y Obispos y entre el pueblo de Dios constituyen un signo de la presencia de Dios, un testimonio visible de unidad, una proclamación tangible del Evangelio No un mero dogma, sino un modo de vida, una vida de amor.

Además de la comunicación interpersonal, la Iglesia debe también comunicarse con el mundo si quiere llevar a cabo el mandato de Cristo. La Iglesia debe usar necesaria y urgentemente los medios tecnológicos como la prensa, la TV, el cine y el teatro que, por su naturaleza, pueden unir e influenciar no sólo a los individuos aislados sino también a las masas y a toda la sociedad.

Pero hace falta lograr que escriban en la prensa con soltura, brevedad y claridad. Las muchas columnas no las lee casi nadie. Deben los creyentes ser especialistas en estas materias.

Pablo VI subrayaba este punto afirmando:" Puestos al servicio del Evangelio, los medios son capaces de extender hasta el infinito el campo de la escucha de la Palabra de Dios, y llevar la Buena Noticia a millones de personas al mismo tiempo. La Iglesia se sentiría culpable ante el Señor si no trabajase con estos medios poderosos que la inteligencia humana perfecciona cada día."


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