La comunicación al servicio del Evangelio
Por: Victor Manuel Pérez Martínez | Fuente: .
La importancia de la comunicación en las primeras comunidades era clave para su misión.
Las características de la comunicación en los apóstoles y primeros discípulos de Jesús se mantenían similares siendo la predicación, la palabra, la herramienta por excelencia de su mensaje.
Pentecostés es uno de los momentos en los cuales los discípulos rompen el silencio y comienzan a comunicar a los hombres el mensaje de Jesús: “Se llenaron todos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hch 2, 4). No había miedo, no había barreras culturales, no había perjuicios, el mensaje tenía que ser comunicado a los hombres, y es precisamente Pedro quien asume la responsabilidad del primer mensaje en nombre de aquel grupo de hombres y mujeres que querían comunicar la Buena Noticia (Hch 2, 14-36). Poco a poco la primera comunidad cristiana fue creando sus mecanismos para comunicarse internamente y vivir el mensaje proclamado por Jesús.
Se va organizando y conforma sus propios signos que les permite crear la concepción de grupo: “Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones... Acudían diariamente al tempo con perseverancia y con un mismo espíritu partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y gozando de la simpatía de todo el pueblo” (Ver: Hch 2, 42-47)
La censura a la predicación de los apóstoles fue una constante. Pedro y Juan fueron detenidos porque “enseñaban al pueblo” y en especial porque “anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los muertos” (Hch 4,2). No podían ser acusados, el pueblo los respetaba por sus enseñanzas, pero “¿qué haremos con estos hombres?” (Hch 4,16) Solamente una opción parecía viable: “Pero a fin de que esto no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen ya más a nadie en este nombre” (Hch 4,17).
La respuesta de Pedro y de Juan fue contundente: “No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído” (Hch 4,20). No obstante las presiones en contra de la predicación de los apóstoles fueron cada vez mayores. No solo vivieron la experiencia de la prisión (Hch 5,17-21) sino también la tortura: “Entonces llamaros a los apóstoles; y, después de haberlos azotado, les intimaron que no hablasen en nombre de Jesús” (Hch 5,40).
Exhortación que no fue acatada ni por los apóstoles ni los discípulos. La consecuencia fue la muerte de Esteban por predicar el mensaje de Jesús (Hch 7,1-60).y “se desató una gran persecución contra la iglesia de Jerusalén” (Hch 8,1). Se dispersaron a otras ciudades y en todas fueron predicando el mensaje de Jesús.
Otra características de la comunicación de los líderes de la primera comunidad es la cercanía con las personas; con aquellas que ya habían aceptado el mensaje y con las que estaban ansiosas de escucharlo por primera vez. Los apóstoles ponían en práctica esta estrategia heredara de su Maestro: Samaría (Hch 8,4); Gaza (Hch 8,26); Azoto (Hch 8,40); Lida (Hch 9,32), Jope (Hch 9,36), Cesarea (Hch 10,1). Esta predicación se desarrollaba en las ciudades cercanas; pero pronto rompieron las fronteras culturales y llevaron el mensaje a los gentiles. El primer paso lo da el propio Pedro. (Hch 10,1-48).
Esta actividad fue acompañada con la fundación de comunidades siendo la primera Antioquia, lugar en donde por primera vez los discípulos reciben el nombre de cristianos (Hch 11,26). Seguiría Corinto (Hch 18, 1-11), Éfeso (Hch 19, 8-10). Existían otras comunidades cristianas; pero en estas designaron a un discípulo para asumir la responsabilidad de la iglesia; de esta forma comenzó a crearse una organización que se estaba extendiendo según las necesidades.
A juicio de Hertling existía una doble jerarquía, una jerarquía general y otra local: “La jurisdicción general es ejercida por los apóstoles, o conjunta (concilio apostólico) o individualmente (Pablo, Juan, Pedro), o también por colaboradores de los apóstoles dotados por éstos de plenos poderes (...) La jurisdicción local compete a los responsables locales instaurados en las distintas comunidades por los apóstoles, y obrando en nombre de estos mientras estuvieron en vida” (Hertling, 1981, p. 18)
La utilización de otros medios, diferentes a la palabra, para establecer comunicación con las iglesias fundadas era necesario en la época. Las distancias enormes y las dificultades particulares de cada una de las iglesias impedían humanamente responder eficientemente con la presencia de los apóstoles.
Surge de esta forma la epístola o carta como medio de comunicación. Epístolas escribió Pablo a las iglesias de Roma, Corinto, Galacia, Éfeso, Filipos, Colosa, Tesalónica. Hay otras cartas a personas concretas como Timoteo, Tito, Filemón. Pedro, Judas, Juan, Santiago, entre otros también utilizaron las cartas para reflexionar sobre los temas que afectaban a la iglesia.
Entre estos medios se encuentran los no tradicionales hasta ese momento. Pablo asume la responsabilidad de predicar el evangelio a los gentiles y se dirige a la ciudad de Atenas. Con los judíos conversaba en la sinagoga, con los que no eran judíos en el ágora, es decir la plaza pública donde los atenienses se encontraban para conversar. Allí en ese escenario novedoso, en el Areópago, Pablo presenta su discurso (Hch 17,22-34).
En este discurso de Pablo encontramos una quinta característica. La utilización de símbolos ajenos a la tradición cristiana para presentar el mensaje de Jesús. Precisamente Pablo utiliza un altar sagrado griego donde estaba la inscripción: “Al Dios desconocido”.
Fue el punto de partida para introducir el mensaje de Jesús (Hch 17,22-34).
Otra característica de esta iglesia primitiva era la libertad de palabra existente en su seno. Quizás porque todavía había muchas cosas que hacer y apenas se estaban organizando muchas cosas.
Los apóstoles y presbíteros (Hch 15,2) eran quienes marcaban las grandes líneas de acción. Así se evidencia en los temas de gran repercusión, como lo fue la asamblea o primer concilio que se realiza en Jerusalén donde se planteó el tema de la circuncisión de los gentiles. Lo importante desde la perspectiva comunicacional es que se escucharon las partes y posteriormente los apóstoles y los presbíteros llegaron a los acuerdos y a las decisiones que expresaría Pedro en su discurso (Ver: Hch 15).
Referencias
Hertling, L. (1981). Historia de la Iglesia. Editorial Herder, Barcelona-España.
Victor Manuel Pérez Martínez
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