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Comunicadores católicos en el siglo XXI
Carmen Vargas nos habla de la contribución de los medios de comunicación en el proceso de evangelización en el Tercer milenio.


Por: Carmen Vargas | Fuente: Escuela Pastoral para Laicos, Papantla, Veracruz



Los medios de comunicación contribuyendo en la propagación del mensaje evangélico.

Desde el punto de vista etimológico, la palabra "comunicación" proviene de la raíz latina communicare, es decir, "hacer común" algo. El proceso de la comunicación que consta de un emisor-mensaje-receptor, así como de un canal y un código de comunicación no sería posible si no existiera la retroalimentación, es decir, la respuesta al mensaje transmitido.

Los medios de comunicación juegan un papel primordial en la formación de la conciencia social, los comunicadores tenemos la tarea principal de ser portadores de ese mensaje que habrá de educar, orientar, informar y servir de guía para las masas.

Hablando específicamente del mensaje de evangelización, ¿Cómo sería este posible si no se contara con los medios de comunicación? ¿De que herramientas dispone el actual evangelizador del siglo XXI?

Nuestra sociedad crece a pasos agigantados, la tecnología está a la vanguardia y así mismo, el mensaje de Cristo conservado en su esencia y con la fuerza que lo caracteriza, requiere ser transmitido no sólo mediante la comunicación cara a cara, sino utilizando los diversos medios de comunicación: la prensa escrita, la radio, televisión, cine e Internet, abriendo este último la posibilidad de llegar hasta el lugar más recóndito de la tierra en fracciones de segundo.

Iluminado por la palabra de Jesús, animado por su Espíritu, ese pueblo se pone en camino para anunciar a todas las naciones las maravillas de Dios y para reunir en la unidad a esos hijos dispersos. (JN 11,52)

Los comunicadores católicos tenemos esa misión en nuestras manos; un don de Dios que encuentra su realización a través de la propagación de su mensaje apostólico: el mensaje de vida, que alimenta a cientos y miles de personas. No descuidemos, por lo tanto, esta labor tan importante, y tomemos conciencia que en la medida que nosotros nos comuniquemos con Dios, por medio de la ORACIÓN, estableceremos una unión más intima con Él, pues nadie puede hablar de una experiencia de Dios, sin haberle experimentado dentro de su vida.

La palabra de Dios, también nos invita a no vivir dentro de una “disonancia cognoscitiva”; es decir, actuar contrariamente de lo que decimos o lo que predicamos.

Seremos cristianos auténticos y con autoridad para llevar el evangelio en la medida que seamos coherentes entre lo que decimos y lo que actuamos.

Jesús nos deja un ejemplo claro de ello durante todo el transcurso de su vida y su predicación. Hagamos realidad la comunión espiritual con Dios, con nosotros mismos y con nuestros hermanos; participemos de la Eucaristía haciéndola viva en nuestro entorno, practiquemos la paz simbólica que otorgamos dentro de la Santa Misa, olvidando nuestros rencores y ayudando al que más lo necesita.

Despojémonos del hombre viejo para vivir renovados en un encuentro más cercano con Dios, con Cristo Jesús y dejemos que el Espíritu Santo actué libremente dentro de nuestros corazones favoreciéndonos con dones y gracias especiales que están esperando por nosotros.

Que el mensaje de Cristo Jesús sea propagado hasta los últimos rincones de la tierra es misión de todo cristiano; los medios de comunicación están al servicio de nuestro Señor y esperan ser utilizados por todos nosotros, para hacer eficaz y transmitido el mensaje, requiriendo comunicadores altamente comprometidos con Él y en constante renovación, practica y meditación de su palabra.







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