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Leyes de la Conciencia

Leyes de la Conciencia
Las realidades espirituales no se detectan con instrumentos materiales.


Por: P. Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte




17. A ese ser tan inteligente, que ha hecho la Naturaleza y ha puesto en ella esas leyes tan maravillosas que rigen su funcionamiento, llamamos DIOS 119.

Dice Paul Davies, Profesor de Física Matemática en la Universidad de Adelaida (Australia):
«A través de mi labor científica he llegado a creer más y más fuertemente que el universo físico está ensamblado con una dosis de ingenio tan sorprendente que no puedo aceptarlo simplemente como un hecho brutal. Ha de haber, pienso, un nivel más profundo de explicación. si uno quiere llamar “Dios” a ese nivel es una cuestión de definición»
120.

«Los propios hombres de ciencia dan por supuesto que vivimos un un cosmos racional, ordenado, sometido a leyes precisas que pueden ser descubiertas por el razonamiento humano»
121.

Los científicos hablan hoy del Principio antrópico, según el cual «las leyes del universo son exactamente las precisas para que pueda aparecer el hombre sobre la Tierra. Si hubieran sido otras, no estaríamos aquí»
122.

Después de lo dicho resulta ridícula la propaganda atea del comunismo.
En el libro Sputnik ateísta”(Moscú 1961, pg. 365) se dice: «A partir de la astronáutica ya no es posible creer en la existencia de Dios. Los sputniks no han descubierto a Dios en su morada celeste»
123.

¿Es que pensaban detectar a Dios con el sputnik? El sputnik no detecta a Dios, pero nuestra inteligencia sí.

Las realidades espirituales no se detectan con instrumentos materiales. Los aparatos pueden estudiar el tejido de un lienzo y la composición química de los colorantes, pero no la ilusión y la alegría con que se ha pintado el cuadro.

Dios no es, como dice Feuerbach, discípulo de Hegel, «el producto imaginativo de la indigencia y los deseos del hombre», sino que la afirmación de la existencia de Dios es consecuencia de la búsqueda intelectual al hombre que investiga la razón suficiente de las leyes del cosmos, que suponen la existencia de un Creador inteligente.

«Nada existe sin razón suficiente.
»Si una piedra que estaba en la calle la vemos en lo alto de un edificio, sabemos que no está allí sin “razón suficiente”: alguien la subió.
»Nada existe sin causa adecuada.
»Esa relación causa-efecto es la base de la medicina y de la técnica. Dios es la causa explicativa del cosmos»
124.

No se trata de probar la existencia de Dios por la ciencia; pues la ciencia se basa en hechos experimentales, y Dios no es el resultado de un trabajo de laboratorio. Pero es deducción de los hechos científicos.
La Filosofía razona sobre los datos que da la ciencia, y así podemos llegar al conocimiento de Dios.
«La ciencia de hoy da al hombre moderno materiales para que crea razonablemente» (Profesor Taltavull).

El conocimiento científico tiene un valor, pero no podemos olvidarnos del sentido común. Cuando Descartes dice «pienso, luego existo», su razonamiento es perfectamente válido.
La Ciencia responde al «cómo» ocurren las cosas; pero no al «por qué». Esto es propio de la Filosofía.
«El hombre siempre ha sido filósofo y científico al mismo tiempo»
125.

«La racionalidad científica debe abrirse a la racionalidad filosófica, y viceversa: así lo demandan hoy científicos como Prigogine y d’Espagnat, filósofos realistas como Zubiri y Guitton, y, en fin, filósofos de la ciencia, entre los que tal demanda es hoy un auténtico clamor. (...) Se trata de que no vuelva a producirse la situación humorísticamente descrita por Gilson en estos términos: “nada iguala la ignorancia de los filósofos modernos en cuestiones de ciencia, excepto la ignorancia de los científicos modernos en cuestiones de filosofía”»
126.

18. Además de las leyes de la Naturaleza, como dice el Catedrático de la Universidad de Madrid, D. Juan Zaragüeta en ABC, las leyes de la conciencia, que mandan practicar el bien y evitar el mal, también nos hablan de la existencia de Dios, «pues nadie se manda a sí mismo, sino que la conciencia recibe las órdenes de un Ser Superior a ella, que es precisamente Dios»
127.
Kant escribió: «Hay dos cosas que llenan mi mente de admiración y respeto, el cielo estrellado, encima de mí, y la ley moral, dentro de mí. Para mí son pruebas de que hay un Dios por encima de mí y dentro de mí»
128.
«La Ley moral, la obligación de hacer el bien y evitar hacer el mal, es una ley universal impuesta a todos los hombres: sólo Dios está por encima del hombre y puede imponerle la ley moral»
129 grabando en su conciencia esta obligación y el consiguiente remordimiento en caso de incumplirla.
«En lo profundo de la conciencia, descubre el hombre una ley que no se da él a sí mismo, pero a la que debe obedecer; y cuya voz resuena oportunamente en los oídos de su corazón invitándole siempre a amar y obrar el bien, y a evitar el mal: “haz esto, evita aquello”. Porque el hombre lleva en su corazón una ley escrita por Dios»
130. Todos los hombres llevan escrito en sus corazones lo que Dios manda o prohíbe, y de ello es testigo la conciencia 131. El remordimiento de conciencia es superior a nosotros mismos.

El remordimiento de conciencia, es prueba de la existencia de Dios, pues se impone el reconocimiento de un Ser Superior que nos impone la ley del bien y del mal en nuestro interior. Por eso nos remuerde un asesinato aunque no lo sepa nadie, y nadie pueda enterarse. La conciencia es la voz de Dios que me impone el imperativo moral de hacer el bien y evitar el mal
132.
¿Quién, sino Dios, puede entrar hasta lo más íntimo del hombre para aplaudirle cuando obra el bien y flagelar su alma con el remordimiento cuando ha obrado el mal, aunque no lo haya visto nadie
133?

19.También podemos conocer a Dios por la fe.
Él mismo nos dice quién es, lo que ha hecho, lo que nos ha dado, lo que nos promete, lo que nos enseña, lo que le agrada, lo que quiere de nosotros, etc
134.

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  1. PARENTE: De Dios al hombre, II, 4. Ed. Atenas, Madrid.regresar
  2. PAUL DAVIES: La mente de Dios, Introducción. Ed. Interamericana de España. Madrid. 1996 regresar
  3. PAUL DAVIES: La mente de Dios, I,2 . Ed. Interamericana de España. Madrid. 1996regresar
  4. RICARDO MORENO: Historia breve del universo, V, 6. Ed. Rialp. Madrid. 1998.regresar
  5. RUDOLF LIEBIG: La otra revelación, II, B, b. Ed. Sal Terrae. Santander, 1977.regresar
  6. JUAN HUARTE: Evolución y problema religioso, pg. 303. Unión Editorial. Madrid, 1984.regresar
  7. LAÍN ENTRALGO: El cuerpo humano, pg. 228. Madrid. 1989.regresar
  8. JUAN LUIS RUIZ DE LA PEÑA: Crisis y apología de la fe, 3ª,VII,2. Ed. Sal Terrae.Santander.1995regresar
  9. ABC, enero 1972.regresar
  10. J. GAARDER: El mundo de Sofía, 408 . Siruela. Madrid.regresar
  11. JOSÉ M. CIURANA: Pruebas racionales de la existencia de Dios, II, C. a. Ed. Difusora del libro. Madrid, 1977.regresar
  12. CONCILIO VATICANO II: Gaudium et Spes: Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, n.16; San Pablo: Carta a los Romanos, 2:15regresar
  13. ABC, enero 1972regresar
  14. Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, n.1.777regresar
  15. JESÚS MARÍA GRANERO, S.I.: Credo, 1º, IV. Ed. ESCELICER. Cádiz.regresar
  16. CARLOS M. BUELA: Catecismo de los Jóvenes, 1º, I, 2. Ed. Cruzamante. Buenos Aires, 1976.regresar












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