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La constancia engendra el hábito.

La constancia engendra el hábito.
Los actos repetidos fortalecen la voluntad. Un agota de agua que cae sobre la mano, ni se nota.


Por: Jorge Loring | Fuente: Para Salvarte






Los actos repetidos fortalecen la voluntad.
Un agota de agua que cae sobre la mano, ni se nota.

Pero si cae continuamente, termina por horadar la piedra. Ya lo dijo Ovidio: Gutta cavat petram, son semel, sed saepe cadendo: La gota de agua horada la piedra si cae, no una sola vez, sino constantemente.

Un niño mimado no es aquel por quien se hace demasiado. Nunca se hace demasiado por un niño.

Niño mimado es aquel a quien nunca se le ha exigido, aquel a quien no se le ha enseñado a devolver en proporción a lo recibido. Condescender a los caprichos del niño es hacer de él un pequeño tirano.

«No hay manera más segura de labrar la desgracia de un hijo que darle todos los caprichos»36 .

La idea lleva al acto.
La repetición de actos crea el hábito.
El hábito se fortalece con la motivación.
La motivación hay que caldearla con los afectos, sentimientos y emociones.

Dijo Williams James: «Siembra una acción y recogerás un hábito.
Siembra un hábito y recogerás un carácter.
Siembra un carácter y recogerás un destino»37 .



Dice el psico-pedagogo Bernabé Tierno:
«Sin los hábitos voluntarios, queridos libremente tras múltiples esfuerzos, no llegaremos a alcanzar la seguridad y la rapidez no sólo en la ejecución sino en las decisiones.

»Nuestra voluntad es poderosa gracias a los hábitos por los cuales ejecutamos, casi automáticamente, aquello que hemos querido y decidido previamente. Desarrollar la voluntad consiste en contraer hábitos de querer; pero no hay hábitos de querer, no hay voluntad, no hay éxito posible sin esfuerzo. (...)

»Ese esfuerzo inicial por algo que nos conviene, que es necesario, aunque no nos guste, constituye la fase más costosa y ardua de la formación de la voluntad, que no es otra cosa que la repetición de actos positivos sin escatimar esfuerzos. (...)

Concedo una especial importancia a la formación de la voluntad constituyente, es decir, a una educación y entrenamiento del ser humano en el esfuerzo, en la capacidad de elegir todo aquello que le conviene, que es necesario y bueno para el desarrollo integral de su personalidad, aunque no le guste, aunque ello le suponga denodado esfuerzo y sacrificios.
»No hay otro camino»38 .


«El objeto de la educación es fortalecer la voluntad humana. (...)
»Educar es hacer que el educando quiera, libre y habitualmente, cumplir con su deber»39 .
Y esto se consigue con la acción.

Para aprender un idioma hay que practicarlo.
Para aprender a hacer zapatos hay que hacerlos: no basta leer un libro de cómo se hacen.

Educar, formar a un niño, es hacerle obedecer, ayudarle a superarse, enseñarle a amar, a querer lo que no quiere, lo que no ama, lo que no hace espontáneamente, pero que le servirá...

Se ha definido al educador como quien presta voluntad.
Dejado a sí mismo, el niño queda esclavizado a sus instintos y caprichos.
La intervención de la voluntad fuerte del educador le libera...

Ese pequeño ser tan encantador y tan débil, hacia el que nuestro amor y nuestra compasión se desbordan, es terriblemente egoísta y codicioso. Hay que enderezarlo, moldearlo, humanizarlo
.
No hay rectitud moral en la vida si no se obedece a los principios, a pesar de las tentaciones y los caprichos.

«Además, no hay verdadero placer, incluso para el niño, en las cosas obtenidas sin esfuerzo.
»En todos los terrenos hay que pagar con horas de penosa ascensión la alegría de contemplar un hermoso panorama.

»La resistencia vencida produce su goce. Hay que dar al niño la experiencia y el gusto de estas ásperas y profundas alegrías que brotan de la dificultad vencida»40 .

Y desde luego, jamás permitas una desobediencia.
Antes de dar una orden, piensa si es conveniente. No mandes muchas cosas seguidas; y nunca, contradictorias.

El padre y la madre deben estar siempre de acuerdo en cuanto a órdenes y castigos. Nunca deben contradecirse.




Y las órdenes, que sean claras, que el niño las entienda.
Y bien descritas en sus detalles: plazo de tiempo en que debe realizarse, resultado que se pretende, etc.

Por ejemplo: «Recoge el cuarto de baño después de ducharte». Aclarar que se entiende al terminar de ducharse, no a media noche; todo limpio, no basta recoger la ropa sucia, etc.

No mandarles demasiadas cosas. Ni prohibirles tonterías.

Dijo el doctor psico-pedagogo Luis Riesgo en una conferencia a la que asistí en el Casino GADITANO DE Cádiz, el 15 de Noviembre de 1995:
«No hacer montañas de las colinas.
»Ser transigentes en pequeñeces.
»En toda pedagogía familiar vale más ganar una batalla importante que cien escaramuzas sin importancia».

Procura no mandar cosas demasiado difíciles. Pero dada la orden, que sea ejecutada por encima de todo.

Si el niño logra imponer su voluntad una vez, no lo olvidará, y siempre intentará conseguirlo de nuevo.

«El niño debe saber que hay ocasiones en las que son inútiles los llantos y los gritos»41 .

Y tú, por tu parte, cumple también la recompensa o los castigos a que te hayas comprometido.

Son desorientadores para los niños y fatales en la educación, esos padres que mandan, amenazan y prometen muchas cosas; pero después nada de eso llega a la realidad, sin razón alguna42 : «El castigo anunciado no debe suprimirse sin causa»43 .

Pero hay que tener cuidado de que el castigo no corresponda a nuestro mal humor, sino a la gravedad de la falta y a la responsabilidad del niño. Reconocida la culpa por el niño, y aceptado el castigo, es muy pedagógico disminuir éste con la promesa de enmienda.

- Educar es aceptar que cada hijo tiene su modo de ser, y permitirle ser «él mismo».

- Educar es reforzar y alentar todo lo bueno que tenga el educando.

- Educar es procurar el bien del educando con autoridad y firmeza, pero sin violencia y con ternura.

- Educar es inculcar los valores que pretendemos, por medio del ejemplo44 .



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    36 Dr. BERNABÉ TIERNO, Psico-pedagogo: Revista EL SEMANAL, 420, (12-XI-95) 120
    37 Citado por BERNABÉ TIERNO en Valores humanos III. Pág.5. Taller de editores. Madrid. 1994.
    38 BERNABÉ TIERNO: Valores humanos, III. ESFUERZO. Ed. Taller de ediciones. Madrid.
    39 ÁNGEL AYALA, S.I. Formación de selectos, I, 3, 8. Ed. Atenas . Madrid.
    40 P.J. HOFFER, S.M.: Pedagogía marianista, 2ª, II, 2, 4. Ed. S.M. Madrid.
    41 ISAMBERT: Tu hijo crece, nº 56. Ed. Daimón. Barcelona.
    42 ANTONIO GARCÍA FIGAR, O.P.: Matrimonio y familia, XV, 3. Ed. FAX. Madrid.
    43 ISAMBERT: Tu hijo crece, nº 57. Ed. Daimón. Barcelona
    44 Dr. BERNABÉ TIERNO: Revista EL SEMANAL, 13-III-94.Pg. 74








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