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La Peregrinación a los comienzos del Tercer Milenio
El tema del ecumenismo de la santidad debe ser uno de los polos de atención pastoral en el entorno de las peregrinaciones


Por: 4° Congreso Europeo sobre Peregrinaciones y Santuarios | Fuente: www.vatican.va



1. Las peregrinaciones, camino privilegiado en casi todas las tradiciones religiosas, son más y más ´reconocidas´ por parte de los cristianos, incluidos aquellos que, por motivos históricos, se habían alejado de las mismas.

2. Aunque todavía en un estadio inicial, van surgiendo iniciativas de peregrinaciones ecuménicas en Europa, algunas de las cuales tienen ya una larga experiencia. Gracias a los frutos positivos que han producido, tales iniciativas tienden a ampliarse y pueden asumir carácter oficial en algunos casos.

3. La actual marcha de Europa hacia la unidad política, así como hacia la unidad de los cristianos, representa un reto, un signo de los tiempos y una llamada de Dios para que las personas y las comunidades se decidan a descubrir más profundamente aquello que tienen en común y a respetar todavía más cuanto le es propio. Todo ello se refleja en el impulso de los cristianos a las peregrinaciones; también el ecumenismo, en efecto, es una peregrinación hacia la unidad.

4. El Congreso reconoce que, a parte de algunas experiencias, incluso ´oficiales´, en general los Santuarios no tienen todavía un programa o un proyecto ecuménico.

5. La experiencia de la peregrinación ecuménica podrá hacerse realidad y ser promovida más fácilmente, tal vez, con una nueva generación de cristianos mejor preparada para los intercambios espirituales. No hace falta ciertamente caer en extremismos, es decir, en el relativismo o en el fundamentalismo, sino centrarse en lo esencial común, allí donde el único absoluto de Dios se convierte en salvación para el hombre, dando un sentido de eternidad a todo aquello que muere con el tiempo.

6. Para que los Santuarios puedan realizar su vocación ecuménica, que impulsa hacia la santidad, es necesario al menos que la fe, el amor y la esperanza caractericen a todos aquellos que ejercen un ministerio de acogida.

7. El espíritu ecuménico conducirá, por sí mismo, a la purificación de todo lo que obstaculice la verdad y la caridad, bien mediante el reconocimiento de los dones de santidad que el Señor concede a nuestros hermanos y a nuestras hermanas, bien eliminando todo gesto y palabra que pueda acrecentar nuestros malentendidos. Es necesario admitir el hecho de que hemos heredado muchos prejuicios, de varios tipos, y de los que podremos desembarazarnos sólo poco a poco. Respetando el carácter penitencial de las peregrinaciones, aumentaremos aquello que nos une y disminuiremos aquello que nos separa. Siguiendo este camino, cada comunidad se abrirá al conocimiento y al reconocimiento del verdadero bien y a la unión que conduce a la paz.

8. Además de los fundamentos de fe que nos unen, es cierto que los cristianos, al menos aquellos mayormente comprometidos, están de acuerdo en luchar contra los males de la sociedad contemporánea que revelan una cultura de muerte, como son la secularización, la apatía, la indiferencia e la ignorancia religiosa, además de la desesperación, fruto de una falta de sentido de la vida.

9. Por otra parte, los cristianos europeos están de acuerdo sobre el hecho de que sólo una abundante efusión de la misericordia divina puede dar a nuestro continente el soplo de que tiene necesidad para su misión en relación a sus vecinos más pobres, que nos envían muchedumbres de migrantes y refugiados, o en relación a la población gitana, por ejemplo. Los santuarios deben ser los específicos lugares de la misericordia de Dios y de la solidaridad.

10. Se deberá descubrir el soplo del Espíritu en las acciones que los cristianos puedan realizar juntos, con ocasión y en los lugares de peregrinación. En toda colaboración, incluso en las cosas más materiales del servicio de los voluntarios, existe ya una cierta manifestación de unidad. En la actual situación ecuménica, la oración en común, como respuesta a la Palabra de Dios, permanece como la señal más evangélica de la presencia de Jesús entre nosotros, mientras la caridad es expresión necesaria de santidad.

11. Se propone organizar en los Santuarios jornadas comunes de oración por determinadas intenciones, tales como por la paz, por el compartimiento entre Países ricos y pobres, por la unidad de los cristianos, por la familia, por los migrantes y por los refugiados y por la misma Europa. En algunos lugares, la plegaria por la unidad debería hacerse más frecuentemente, y el Víacrucis podría purificarnos de falsos juicios e intereses. Otros Santuarios podrían seguir el ejemplo de algunos en concreto, a la hora de crear una escuela de oración ecuménica que llegue a ser un Cenáculo de unidad. En ciertas ocasiones, en fin, podría ser invitado a predicar incluso un ministro de otra confesión. La Autoridad de la Iglesia particular podría también poner a disposición de los hermanos que no están en plena comunión con la Iglesia católica lugares específicos del Santuario para su culto.

12. Los peregrinos y los cristianos reunidos en nuestros Santuarios deberían celebrar la memoria de los mártires, además de la de los santos, en especial la de los patronos de Europa, es decir, San Benito, Cirilo y Metodio, Brígida de Suecia, Catalina de Siena y Teresa Benita de la Cruz. Existe en ello una dimensión ecuménica. San Benito nos ayudará, de una manera especial a través de su ideal: recibir al huésped (en el Santuario) como si fuese Jesucristo.

13. Los participantes han formulado algunos temas que podrían ser tratados en futuros Congresos, como la presencia de los creyentes de otras religiones, las peregrinaciones de los jóvenes y de otros grupos, incluso la pastoral sacramental, en particular la de la reconciliación.

14. Se auspicia, en fin, la realización de un Congreso Mundial, que debería ser preparado por las Asociaciones nacionales de Rectores y Directores de Peregrinación ya existentes o a crear.


El tema del ecumenismo de la santidad debe ser uno de los polos de atención pastoral en el entorno de las peregrinaciones, a fin que nuestros Santuarios se conviertan, según la plegaria de Jesús, en signos claros de la unidad querida por el Señor, que tiene como fundamento un solo Dios en el misterio de las Tres Personas Divinas.

La visión de María, Madre de Dios y primera discípula de su Hijo, cuya belleza llena de ternura nuestros Santuarios, podrá ayudar a desarrollar un ecumenismo mariano. Este debería nutrirse de la aceptación del hecho de que María estuvo siempre a la escucha de la Palabra, perfectamente obediente en la fe a la voluntad de Dios, modelo pues e imagen de la Santa Iglesia y de cada cristiano.


“Ecumenismo de la Santidad” - La Peregrinación a los comienzos del Tercer Milenio. Comunicado final
4° Congreso Europeo sobre Peregrinaciones y Santuarios
Santuario Mariano de Kevelaer (Alemania) 20-23 de septiembre 2004








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