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Vivir para sanar
Sufrir significaba crecer y madurar hacia adentro


Por: Marcelino de Andrés y Juan Pablo Ledesma | Fuente: Catholic.net



Sufrir significa crecer y madurar hacia adentro, como las raíces de las encinas. Y se crece y se madura si hay libertad interior, si existe aceptación gozosa. Quizás te falte algún ser querido... Dios no es el culpable de nuestras dolencias. La arcilla humana se quiebra con facilidad. El dolor es parte de nuestra naturaleza. No podemos dejar de sufrir, como tampoco podemos privarnos de comer o de respirar.

Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir y lo acepta, es más feliz, más humano.

Deshojo esos pétalos de muerte,
caídos en mi arena, blanca y fría,
cansada, entre espinas de agonía
que me sangran la dicha de tenerte.

Rezando estoy al cielo con voz fuerte:
¡Mi rosa, la mía, la que siempre ardía!
Tú, cuna y sepultura el mismo día
hallaste entre dos vidas que son muerte.

Vivir para sanar esas heridas mortales,
matadoras de esperanzas humanas;
anhelando más salidas,
perdidas entre bosques de añoranzas;
soñando primaveras, otras vidas...
¡Con Dios descansaremos las andanzas!

 







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