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Querido Maestro

Querido Maestro
¿Quién se ha preocupado de analizar las dificultades que entraña poner en marcha las "brillantes" ideas de los que hace tiempo que no cogen una tiza ni deben enfrentarse día a día con aulas que parecen un cajón-de-sastre?


Por: Sunsi Estil-les Farré | Fuente: Arvo.net




Hace días que rastreo en publicaciones, en extractos de la reforma de la enseñanza... No encuentro nada digno de mención. Asignaturas viejas y nuevas, más atención a la diversidad; ...la contrarreforma de una reforma que no tuvo la oportunidad de existir. Opiniones encontradas ... crispación.

¿Y los profesores?. ¿Quién se ha preocupado de analizar las dificultades que entraña poner en marcha las "brillantes" ideas de los que hace tiempo que no cogen una tiza ni deben enfrentarse día a día con aulas que parecen un cajón-de-sastre?. El largo periodo en el que ha estado vigente la promoción automática ya no es una semilla; todas las escuelas están recogiendo sus frutos. Las consecuencias están ahí y ahora vamos a ver quién lo remedia... cómo se les hace entender a los alumnos que lo que ha habido hasta ahora es lo mismo que cruzar la calle con el semáforo en rojo. El porcentaje de los "no hay ganas" y "éste a mí no me dice lo que tengo que hacer" aumenta de forma vertiginosa. Y la causa hay que buscarla en las lagunas que muchos de ellos arrastran desde hace años y les impide avanzar en la comprensión de las materias del curso siguiente. ¿Qué hace un alumno que no se entera?. No hay demasiadas opciones. O se limita a calentar la silla como espectador pasivo de un "rollo" que no va con él... o, a poco "movidito" que sea, revienta la clase. Y los que se enteran ... peor; se quedan a medias porque es imposible seguir una explicación con interrupciones constantes y ruido de fondo.

Y ahora, sin abandonar el escenario del aula, nos situamos en el lugar del profesor. Se da por supuesto que con este panorama ha de conseguir que los alumnos aprendan y lograr que alcancen los mínimos marcados en el currículo de su asignatura. Además, debe batallar con conductas que tienen mucho en común con las peleas callejeras: los insultos entre compañeros, las bromas de mal gusto, las faltas graves de respeto.

A los profesores les pedimos que sean competentes en su materia, que -además de pedagogos- hagan las veces de policías, psicólogos, animadores culturales y lo que se tercie. Reivindicamos, como si se tratara de un derecho adquirido, que todos los alumnos aprueben... pero sólo nos interesamos por sus estudios cuando ya tenemos las notas en nuestras manos. Pretendemos que nos suplan en aspectos educativos que son competencia exclusiva e inexcusable de los padres. Les exigimos que se saquen de la manga una autoridad que nosotros mismos les arrebatamos cuando los desacreditamos en presencia nuestros hijos –sus alumnos-. Sí, ¡claro que lo hacemos!. Les robamos el prestigio cuando en casa juzgamos su labor sin tener los datos necesarios, saltándonos a la torera la presunción de inocencia. Y nos convertimos en unos déspotas cuando les reclamamos que sean comprensivos con las limitaciones de los alumnos, pero a ellos no le permitimos un solo error. Por lo visto, no hemos caído en la cuenta que ellos también son humanos.

Cualquier trabajador necesita motivaciones positivas y que reconozcan la valía de su trabajo. ¿Pensamos, quizá, que los profesores son de otra especie? Y si no, intentemos recordar cuántas veces hemos pensado en el maestro cuando las cosas van bien. ¿Suman los dedos de una mano? Este concepto de la figura del profesor está tipificada; tiene un nombre: la del "padre-cliente", que entiende la entrega del educador como un pozo sin fondo de obligaciones, "para eso cobran" ... y no merece nuestro agradecimiento.

Todos estamos de acuerdo en que el docente es el que ha de vertebrar los conocimientos, aptitudes y valores de los alumnos. Y los alumnos de hoy son los ciudadanos de la sociedad del mañana. Entonces, ¿qué medidas contempla la nueva ley para que los enseñantes dispongan de los medios necesarios y puedan desarrollar una de las tareas más importantes y peor reconocidas? ¿Cuál es nuestra actitud –la de los padres- ante los hombres y mujeres que un día decidieron que querían trabajar, implicarse en lo que es la base de todas las empresas, la de formar personas?

No quisiera terminar sin hacer una referencia explícita a mi padre ... profesor... profesor de profesores, Juan Estil-les Llurba, de quien he aprendido lo que significa ser MAESTRO.




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