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Intuición, ¿el secreto de un líder?

Intuición, ¿el secreto de un líder?
Jorge Madrigal Fritsch nos ofrece una valiosa reflexión sobre el mundo emocional y el acto de conciencia


Por: Jorge Madrigal Fritsch | Fuente: Yoinfluyo.com



La toma de decisiones, a veces considerada como una actividad preponderantemente intelectual, es ahora considerada por la neurociencia como una resultante de la intuición.

Intuición en castellano tiene dos importantes definiciones interesantes y son: la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento, y la percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad que aparece como evidente a quien la tiene.

Otra definición es presentimiento que completa el sesgo hacia el mundo emocional, más que intelectual.

Pero como también se sabe, los mundos emocional y racional se entrelazan en los seres humanos, por lo que podríamos asumir que la toma de decisiones es un acto de conciencia.

La conciencia es propiedad del espíritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. Aquí la toma de decisiones se coloca en ámbitos de conciencia como resultado de la experiencia de vida.

La conciencia también se entiende como el conocimiento del bien y del mal, factores que absolutamente son reflexionados en la toma de cualquier decisión.

Entonces para la toma de decisiones utilizamos el conocimiento reflexivo de las cosas, que es una actividad mental a la que sólo puede tener acceso el propio sujeto, ya que representa un acto psíquico por el que la persona se percibe a sí misma en el mundo.

La neurociencia declara, de acuerdo a sus investigaciones, que la memoria emocional es determinante para ejercer nuestro juicio en forma adecuada en todas las circunstancias.

No debemos olvidar que la investigación neurológica ha puesto de manifiesto que la memoria emocional nos capacita para juzgar adecuadamente la información.

Nuestras emociones contribuyen a dar sentido a los elementos en juicio y a hacer más efectiva nuestra toma de decisiones. Y es que al entrelazarse la emoción y la razón, ambas forman parte de él mismo resultado: la intuición.

Hoy en día se maneja una enorme cantidad de información que necesariamente produce incertidumbre sobre resultados futuros y en donde la intuición es la que se impone. Al definir estrategias necesitamos esa voz interior, esa idea brillante, esa visión de futuro que nos indica el camino a seguir.

La gran lección es que debemos creer en nuestras intuiciones, porque simplemente emanan, brotan de nuestras experiencias de vida y conocimientos adquiridos, por lo que son parte integral de nosotros mismos, de nuestra mente, de nuestro cerebro.

Son ideas y caminos muy nuestros para seguirlos en busca de buenos resultados.

Los líderes están más enfrascados en diseñar el futuro que en vivir en el pasado, sus decisiones son básicas para la marcha de su visión, ellos son los conductores.

Es muy correcto que analicen todos los datos a su alcance, que se documenten perfectamente, pero en algún momento de sus reflexiones escucharán esa voz como una idea, como una solución, por lo que merece mucho la pena ser tomada en cuenta.

Esa voz tiene que ver con la experiencia de los aciertos y errores acumulados en su vida y su cerebro ha elaborado una inmensa cantidad de decisiones, respuestas, así como de resultados de las mismas y las emociones que se produjeron, pues también están almacenadas y a disposición de ser utilizadas en el momento requerido; éste es el sentimiento intuitivo.

Por eso, para acceder a la sabiduría acumulada en su experiencia de vida, los líderes deben aprender a confiar en sus sensaciones intuitivas.

www.neurocienciasocial.com/blog/







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