Conclusiones

No es impensable encontrarnos, y en el futuro cada vez más, con compañeros de trabajo con déficits motores, sensoriales y/o psíquicos, o afectados por el Sida, o casos de tuberculosis o hepatitis, por poner algunos ejemplos de enfermedades crónicas, a los que su estado de salud les permite trabajar en la mayoría de los casos. Los datos íntimos de índole sanitario de este colectivo deben ser respetados, cara a su incorporación laboral de inicio, ó bien a su reincorporación por motivos de salud pasados, respetando su derecho al trabajo primordialmente.

Me preocupa la situación de los niños del Sida, aquellos que contrajeron la enfermedad en el curso del embarazo de su madre, y que necesitan se les respete su opción al trabajo. Sobre todo, si tenemos en cuenta que el profesor J. L. Montaigner, hace unos años en Sabadell (Barcelona), con motivo de una conferencia suya, me manifestó que el Sida infantil responde muy bien a los tratamientos antivirales, lo cual abre un camino de esperanza para ellos.

Finalmente, propugno la necesidad de introducir en la salud laboral, allá donde se haga, los Comités de Bioética, que tendrán dos características fundamentales: asesorar en los conflictos ético-laborales y el carácter mutidisciplinar de su actuación, basada en unas reglas internacionales, como la de la Ética de los profesionales de la Salud Laboral, aparecida el año 1992, que creo sería deseable adoptar internacionalmente.

Es necesario volver a la esencia de individuo-trabajador como Persona. Los trabajos en prevención que pretendan actuar sobre los riesgos laborales y también psicosociales, en la propia empresa, han de tener en cuenta al trabajador. Han de potenciar sus recursos humanos y sus habilidades con la formación permanente, y capacitarle para afrontar nuevos retos de futuro, entre ellos las exigencias psicosociales de su trabajo y el del afrontamiento del estrés laboral. También han de tratar de fomentar sus interrelaciones sociales con los demás, en las que apoyarse, para que no caigan en la drogadicción, que supone una lacra social "in crescendo" y que, en definitiva, abocaría a su propia destrucción y la de los que conviven con él.

No siempre la problemática en prevención integral de los riesgos laborales y psicosociales que se susciten en la empresa tendrá una solución idónea, pero tan sólo cualquier iniciativa por mejorarla implicará un resultado positivo y motivador en el trabajador y en su entorno más inmediato.


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Bibliografia
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5. Declaración Bioética de Gijón 2000 y sobre el VIH / SIDA 2002

6. I Congreso de la sociedad de ética y valoración del daño corporal


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7. Código de ética y deontologia médica OMC 10 septiembre 1999

8 Curso sobre los nuevos retos de la ética médica


Universidad del País Vasco. San Sebastián 19-20 agosto 1999

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