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Cardenal Rodríguez Maradiaga: El Cáncer latinoamericano, la corrupción

Cardenal Rodríguez Maradiaga: El Cáncer latinoamericano, la corrupción
Entrevista con el prelado hondureño, presidente de Caritas


Por: Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra” | Fuente: Zenit.org



ROMA, lunes 17 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El cáncer más grave que aqueja a América Latina, según el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, es la corrupción de los políticos. Aún así, afirma, los jóvenes latinoamericanos, y los mismos pobres, son una razón para la esperanza y el optimismo.

El cardenal ofrece su análisis en esta entrevista de la que ZENIT publicó su primera parte el 16 de de enero.

-Recientemente hemos visto en América Latina un cambio hacia gobiernos más socialistas, como el de Chávez en Venezuela y Morales en Bolivia. ¿Se puede decir que estos gobiernos han llegado al poder por la frustración, más concretamente la frustración con la falta de justicia social y la pobreza? ¿Es eso lo que ha llevado a este cambio?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, pero la principal razón, desde mi perspectiva, es la corrupción de los políticos. La enfermedad más grave de nuestros países en América Latina es que la mayoría de los políticos han perdido el verdadero concepto de la política y así ven el estado como un “botín para piratas”. Así que van a la política y, tras un periodo en el gobierno, pueden hacerse ricos para vivir el resto de sus vidas sin trabajar y sin miedo a consecuencias de la justicia. Este concepto de la nación como un negocio y de la política como negocio está mal, y por eso somos tan corruptos.

- Querría mencionarle una contradicción – que evidente también para usted: Vemos estos gobiernos socialistas que han sido elegidos basándose en su opción por los pobres. La Iglesia siempre ha tenido esta opción por los pobres y, aún así, estos gobiernos socialistas han comenzado a atacar cada vez más a la Iglesia en estos países. ¿Cómo se explica esto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: La contradicción es que, cuando comienzan este tipo de gobiernos, lo primero que desaparece es la libertad, la libertad de expresión, la libertad de información. Por ejemplo, en Venezuela todos los medios que no están con el gobierno han sido confiscados o se les ha hecho la vida imposible. Porque el gobierno sólo tiene una meta y no hay lugar para disentir. No hay lugar para libertad de movimiento y organización. Por eso, cuando la Iglesia ve estas cosas, tiene que denunciarlas. Así que esta clase de gobierno ve en la Iglesia a una enemiga porque la Iglesia no obedece a sus propósitos.

- ¿Se puede decir que hay una persecución contra la Iglesia católica en estos países?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, y lo digo porque nos encontramos con frecuencia con estos obispos de diversas partes del mundo. Visité Ecuador para un congreso misionero y fui testigo de esta clase de persecuciones. Estuve en Perú y me encontré con algunos obispos de Bolivia que hablaban de ello. Incluso me encontré aquí, en Roma, con obispos de Venezuela y vimos que se da de hecho esta persecución.

- ¿Qué puede hacer la Iglesia como respuesta a esta situación actual, especialmente en un país en que la Iglesia es perseguida?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Lo que podemos hacer es ser solidarios con ellos y también denunciar a estos políticos. Yo lo he hecho a veces, y el presidente Chávez me ha atacado, pero no me importa porque es necesario decir la verdad. Y, por supuesto, este es otro aspecto de esta clase de gobiernos: no toleran la idea de que alguien pueda pensar de modo diferente a ellos. Creen que son los únicos que tienen el concepto exclusivo de la verdad, pero es todo mentira. Vea esa nación que es tan rica pero la pobreza y el hambre aumentan. Es una contradicción y es verdaderamente ridículo. Esto es una consecuencia de la falta de educación política de la mayoría de nuestro pueblo. En algunos sitios se compran los votos. En mi país, la gente, durante la mayor parte del año, no ve ni un penique hasta después de la cosecha. Algunos políticos vienen y les ofrecen digamos 50 dólares. Y ellos les votan y, desgraciadamente, esta es la situación.

- Usted ha dicho que no vamos a tener paz mientras aumente la pobreza. ¿Tenemos delante un futuro difícil puesto que, como estamos hablando, la pobreza está aumentando en América Latina?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Cuando no tienes trabajo y no tienes para alimentar a tu familia, ¿qué haces? Emigrar. ¿Ir a la tierra prometida del norte para aumentar tu pobreza? Ahora tienen todos esos muros, barreras y toda esa legislación contra los emigrantes. Se ocultan y no pueden trabajar y quienes les emplean son multados con dureza si emplean a estos emigrantes. Así que no son capaces de enviar de vuelta remesas a sus países de origen. Una vez nuestra economía dependía de estas remeses, pero ya no. Han disminuido muy rápido. Así que la gente recurre a la violencia, entra en las bandas, el tráfico de drogas – que, desgraciadamente, está floreciendo en América Latina – y el secuestro es ahora una industria. No hay paz social. Esto es trágico, y hemos perdido esta paz debido a la injusticia, porque no hay modo de ganarse la vida honestamente.

- Algunos países latinoamericanos han centrado sus estrategias de reducción de la pobreza a través del control de la natalidad. ¿Puede hablarnos hasta qué punto esta es una postura equivocada y de dónde viene?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Esto ha estado ocurriendo durante mucho tiempo – quizás 50 años – en el departamento de población de la ONU. Decidieron que crecíamos demasiado rápido. Así ocurrió en Honduras. En 1959 sólo había 1,5 millones de hondureños y ahora hay 7 millones, pero había despoblación debido a las guerras civiles. Hemos tenido un siglo de guerras civiles y enfermedades. Cuando mejoraron las condiciones sanitarias comenzamos a crecer, pero todavía hay despoblación en cuanto a país. Necesitamos trabajar para desarrollarnos. Hay una nación en América del Sur que comenzó con el control de nacimientos a principios de los cincuenta. ¿Cuál es el resultado? Nunca creció. Y no hay industria que tenga éxito sin consumidores. Son muy dependientes de los países grandes que los rodean. Esto es un error. Lo que necesitamos no es reducir los huéspedes que se sientan a la mesa sino aumentar las sillas para que la gente pueda sentarse a comer.

- Usted acaba de mencionar que la ONU tiene que ver con esto. ¿Diría usted que la influencia sobre la política del control de natalidad viene de dentro de los gobiernos locales o proviene de organizaciones como la International Planned Parenthood Federation (IPPF), que son externas pero imponen su política en el continente?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Esta es una de las peores organizaciones y no tengo ningún miedo al denunciarles porque están usando métodos muy sucios e incluso insultan a los que no están de acuerdo con ellos. Están apagando, a veces sobornando, y desinforman a la población. No necesitamos esto. Necesitamos ayuda para el desarrollo. No necesitamos sobornos que corrompan a la gente que está en el gobierno. Necesitamos recursos que se empleen a favor de la gente y que no destruyan a la gente.

- ¿Qué motivos tienen la IPPF y otras organizaciones? ¿Cuál puede ser su agenda en un continente como América Latina?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Han decidido que no somos buenos socios para sus negocios porque, como sabe, desde que nuestro continente es principalmente un continente católico, nunca aceptaremos su “filosofía”, que está contra la creación, contra Dios. No estamos a gusto con su forma de razonar, y por supuesto he dicho la verdad, y lo he dicho en las ONU. Por ejemplo, mi país decidió que el matrimonio es algo de acuerdo al derecho natural – la unión entre un hombre y una mujer. Como hay lobbies que no están de acuerdo con esto, presionarán a nuestro congreso, atacarán a la Iglesia diciendo que estamos equivocados, pero sabemos que no estamos equivocados y que queremos vivir en paz como seres humanos sin desviaciones.

- El aborto es actualmente un tema importante. Hay una gran presión sobre muchos de los países católicos de América Latina para parapetar el aborto tras las leyes. ¿Se puede decir que estamos perdiendo la batalla en este campo? ¿Considera que los gobiernos de los países de América Latina impondrán el aborto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Están intentando hacerlo cada dos o tres años y tenemos que estar siempre alerta. He sido obispo durante 30 años y siempre me he opuesto y hablado de forma razonable con los representantes del congreso y, hasta ahora, podíamos parar esta clase de leyes, porque una vez que aceptas el aborto, el siguiente paso será aceptar la eutanasia. Este es su plan global. Así que, ¿cuál es su propósito? Destruir la vida. Esta es la cultura de la muerte contra la que Juan Pablo II siempre nos advertía.

- Usted ha dicho que ve y considera a América Latina como el renacimiento de la fe y el renacimiento de la Iglesia católica en el mundo. ¿Cómo puede ser tan optimista con tantos “problemas” como llegan hasta usted?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Porque somos gente de fe. Sobre todo los pobres. La Iglesia siempre ha hecho una opción por los pobres, desde Medellín en 1968 ha habido esta opción preferencial. Esta es la gente que viene a nuestras Iglesias. Apoyan la catequesis, los sacramentos y pedirán a la Iglesia que las dirija, no a la ONU.

- A la luz de este optimismo, usted cuenta una historia a sus seminaristas sobre el árbol caído en el bosque. ¿Puede hablarnos de esto?

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Somos una nación joven. El cuarenta y dos por ciento de nuestra población tiene menos de 15 años. Y mucha gente dice que los jóvenes están perdidos. Hay demasiados en bandas. Yo dije “no”. Esto es lo que se publicó porque hace más ruido un árbol al caer en el bosque que la multitud de árboles que están creciendo. Por supuesto que oímos ese gran ruido pero no vemos que la mayoría de nuestros jóvenes son buenos y siguen a Cristo. Celebro el sacramento de la confirmación cada año y tenemos cerca de 10.000 – y esto es hermoso porque no son niños sino hombres y mujeres jóvenes que han decidido seguir a Cristo y vivir la vida cristiana. Así que nuestro principal desafío es cómo acompañarles tras la confirmación para que hagan una opción por la vida – por el matrimonio o la vida consagrada. Hay muchas, muchas razones para la esperanza y la mayoría de los jóvenes quieren seguir a Cristo.

En una ocasión usted dijo: “Tenemos que ser como vidrieras”.

Cardenal Rodríguez Maradiaga: Sí, porque, sabe, somos sólo como vidrieras que reflejan la luz que viene de Cristo y tenemos que ser como esas hermosas vidrieras en las grandes catedrales; llenas de luz y llenas de color para presentar la belleza de la vida cristiana a los jóvenes.


Esta entrevista fue realizada por Mark Riedemann para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal radiotelevisivo producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada. La traducción del original en inglés ha sido realizada por Justo Amado.


Más información en www.ain-es.org, www.aischile.cl







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