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El poder de la imagen. Quiero un ascenso, ¿me compro un traje más caro?

El poder de la imagen. Quiero un ascenso, ¿me compro un traje más caro?
Manuel Velásquez reflexiona sobre la imagen y la opinión pública; así como el espíritu aspiracionista


Por: Manuel Velásquez | Fuente: Yoinfluyo.com



21 DE JUNIO DE 2011


Trabajar en lo que a uno le gusta, no siempre es fácil, aunque no imposible. Hacerlo en algo que te haga feliz y que te llene como persona, raras veces se da. Más ahora con la gran demanda de puestos laborales, de los que muchos son mal pagados y no ayudan demasiado para el crecimiento personal.

Vestir para el trabajo es esencial para transmitir una imagen. Una que sea de seguridad, confianza en sí mismo, confort, presencia, etcétera. Pero ahí no se queda el asunto, si no que también vestir de tal o cual forma, refleja nuestras aspiraciones.


Las sociedades son aspiracionistas, por lo que siempre tendemos a una mejora gradual de nuestro "estatus quo" y eso nos lleva a querer un mejor puesto de trabajo.

Esto para nada es malo, pero sí debemos tener muy en cuenta cuáles son nuestras capacidades y querer crecer conforme a ellas. Se podrá querer ser astronauta, pero si no se tienen conocimientos de física o aeronáutica, sería casi imposible viajar al espacio.

Pero sin irnos tan lejos, esa aspiración de crecer laboralmente, primero se debe notar en nuestro empeño y el esfuerzo diario. El trabajo bien realizado es lo primero que resaltará con los jefes.

Sin embargo, no es posible que por un lado se esfuerce mucho uno y por otro lado se demuestre el desinterés. Caeríamos en una contradicción. Por lo que es necesario también reflejar en nuestra vestimenta ese deseo de "subir de nivel".

No es cuestión de comprarse la ropa más cara, ni de vestir con lo último de la moda. Lo que importa más es la dignidad con la que se porte. Cabe señalar que el arte de vestir, una gran parte, se encuentra en cómo portemos la prenda. Hay que elegir la ropa adecuada y saber que nos hace ver de tal o cuál forma —que nosotros deseamos proyectar—, nos sentiremos más seguros, y podremos "pararnos mejor".

Es cierta cuestión de simbiosis. Nosotros hacemos que la prenda se vea bien, pero también la prenda hace que nosotros plantemos mejor los pies.

También hay que tomar en cuenta, que de nada sirve portar bien un traje o una camisa, si hay cuestiones básicas que no se tienen en cuenta, como traer bien aseadas las manos, o lavada la cara, sin el pelo graso o con los zapatos bien presentados.

Twitter: @manuelonvf









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