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¿Para qué soy bueno?

¿Para qué soy bueno?
Elizabeth Rizo ofrece una interesante respuesta ante las interrogantes: ¿Para qué soy bueno?, ¿cuál es mi pasión?


Por: Elizabeth Rizo | Fuente: Yoinfluyo.com



07 DE JUNIO DE 2011


Alguna vez te has preguntado y ¿para qué soy bueno?, ¿cuál es mi pasión?, una vez un joven amigo me decía que a él le encantaban las mujeres que tuvieran alguna pasión; pintura, bordado, física, la que fuera pero que se apasionaran por hacerlo. Para algunos parece tan fácil decirlo y vivirlo, ahí está el "Chicharito" con su pasión y para lo que es bueno; el fútbol.

En la actualidad las personas desarrollamos diferentes tipos de competencias y habilidades, nuestros trabajos nos lo demandan, destrezas múltiples te dan beneficios múltiples, pero a la vez, nos enfrentamos a otro reto, ¿existen personas realmente especializadas en temas definidos?, mejor dicho ¿pertenezco yo a este grupo de personas?


Cuántas ocasiones no nos hemos sentido ignorantes en el cumplimiento de nuestras funciones laborales o en el ámbito personal cuando las relaciones no son como esperábamos por ejemplo aquellas amistades que fracasaron. Es importante distinguir por qué e intentar no cometer los mismos errores.

En lo profesional es buena la capacitación en las áreas de oportunidad detectadas, pero aun así ¿y si no llego a encontrar mi pasión preferida, mi mejor habilidad?, esa respuesta a ¿para qué soy realmente bueno? ¿de qué me puedo jactar en la vida?

La respuesta a esta pregunta sólo puede encontrarse en el interior de cada persona; es decir, nadie puede venir a responder ni a decir para qué soy bueno en la vida, si es que primero yo no lo he interiorizado, meditado y reconocido.

Hay diferentes métodos para darse uno cuenta de esto, el primero de todos es el reconocerse como una persona con valía, cualidades y atributos únicos e irrepetibles; después está el aceptarlos y ponerlos al servicio de los otros. Pero para poder lograrlo hay que meditar. Meditar en la propia vida, en la persona quien uno es, y en lo que ha hecho con lo que se le ha otorgado gratis, que son todas esas cualidades y atributos únicos mencionados.

Esta parte en ocasiones resulta difícil ¿por qué? Sencillo: nuestro primer y peor juez crítico somos nosotros mismos, encontramos difícil enfrentarnos, remordimientos por lo que hicimos mal, culpa por lo que dejamos de hacer provocan enajenamiento, buscamos llenar y encontrar afuera lo que tenemos dentro.

Sin embargo, las personas que se atreven a sumergirse en el inmenso mar de su persona a través de una exhaustiva búsqueda de sí mismo, a través de la meditación, la aceptación y el amor propio, descubren sus maravillosas cualidades y atributos y entonces así es más probable, que tengan el ánimo de compartirlos y ponerlos al servicio de los demás.

En términos cristianos, la oración te acerca a este punto, y te vincula a la trascendencia en la búsqueda del creador y su criatura que le sirve con todo lo que es

Sí te has sentido así, comparte tu experiencia conmigo. Tal vez juntos descubramos qué es lo mejor que tenemos para ofrecerle al mundo.









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