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Mikel

Mikel
No se le había ocurrido que un buen día el dolor se le cruzaría en la vida


Por: CAP |



Vuelvo otra vez a las andadas y en esta ocasión al mundo de la bicicleta. Hay un genio que ha florecido a la sombra de Indurain, se llama Mikel, Mikel Zarrabeitia. Cada vez me convenzo más de que los deportistas son grandes maestros y eso que pisan pocas veces las aulas de las escuelas o de las universidades. Déjame contarte un poco.

Este chaval quedó el segundo en la última edición de la Vuelta a España hace unos años, promete mucho. Pero se le han cruzado de repente por el camino unas liebres que le han hecho frenar y derrapar. Una hernia discal le apartó del Tour y, en plena rehabilitación, un accidente de coche casi le deja en la cuneta. Todo esto le llevó a dejar por seis meses la bicicleta. "Era como si te faltase una pierna, un brazo u otra parte del cuerpo" -confiesa-. ¡Qué envidia cuando veía a alguien en bicicleta o haciendo footing aunque fuera a dos kilómetros por hora!

Pero vamos al grano. ¿Qué ha sacado el ciclista vasco de esta experiencia? Escucha sus palabras: "Me ha enseñado a tener paciencia en la vida, no sólo en el deporte. He aprendido a sufrir de otra manera, y eso que en la bici se sufre mucho. Creo que ahora sé apreciar más la salud y la amistad". No me digas que no son grandes estos chicos. Parece que acaba de salir de unos ejercicios espirituales. Y son gente normal y corriente, como tú y yo.

Tampoco a Mikel se le había ocurrido que un buen día el dolor se le cruzaría en la vida. No tenía tiempo para pensar en eso. A él le importaba entrenarse, mantenerse en forma, darlo todo en las etapas y figurar entre los grandes. ¿Acaso quieres amargarte la vida pensando en esas fantasías?

No sé, pero tarde o temprano a todos nos toca la vez. Y el dolor, como una señal en la carretera de la vida humana, escinde en dos la marcha de los ciclistas. Unos pedalean hacia la desesperación y otros hacia la esperanza. ¿Con quién te identificas? Mikel ha tomado el camino de la esperanza y aunque el dolor le ha golpeado reciamente, ha servido para despertar en él virtudes que permanecían dormidas y cubiertas de polvo como el arpa de Bécquer.

Leí en alguna ocasión esta frase: "Ninguno se conoce bien mientras no haya sufrido". Al intranquilo el dolor le enseña la paciencia, al caprichoso, la fortaleza y al egoísta la importancia del amor. Así lo ha experimentado Mikel con la retahíla de llamadas, cartas, postales y visitas de los aficionados y amigos. Sólo así nos damos cuenta de todo lo que sufren otras personas por toda la faz de la tierra. De esta manera aprendemos a ser solidarios con nuestros hermanos.

Bien, Mikel. Espero que te duren mucho los frutos del "paro". Y después a pedalear como loco. Cuenta con nuestro apoyo, campeón.

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