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La ciudad de Santiago de Compostela

La ciudad de Santiago de Compostela
La mejor forma de percibir la esencia de ciudad es recorrer pausadamente todas sus calles


Por: Xacobeo.es | Fuente: Xacobeo.es



La ciudad monumental o zona vieja es una hermosa escultura de piedra labrada por el tiempo, la lluvia y muchas manos curtidas por el cincel. En el año 1940 Santiago de Compostela fue reconocida como Conjunto Histórico Artístico y Monumento Nacional. En 1984 la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad.

La arquitectura de la ciudad vieja recorre el camino de una larga peregrinación. Los diferentes estilos de arquitectura compostelana (prerománico, románico, gótico, barroco, neoclásico...) se mezclan o se superponen. La transformación de los edificios a través del tiempo es continua, sin embargo el resultado final del conjunto arquitectónico sorprende por la armonía conseguida. Una de las pocas cosas que permanece inalterable, en una ciudad que según Valle Inclán ‘ es más eterna que antigua’, es la utilización del mismo tipo de piedra (granito) a lo largo de las distintas etapas artísticas.

La catedral es la semilla de Santiago, el punto de referencia para empezar nuestro recorrido por la fecunda arquitectura de esta ciudad monumental. Construida para albergar los restos del Apóstol, fue objeto de numerosas reformas. La imponente fachada barroca modelada en la mitad del siglo XVIII es un ornamentado velo que esconde la delicada cara de la catedral románica más significativa del mundo cristiano. Tras la sublime fachada se levanta la obra cumbre del románico, el Pórtico de la Gloria, labrado por el Maestro Mateo en el siglo XII. La catedral está circundada por cinco plazas: el Obradoiro, Platerías, la Quintana, la Inmaculada y la Azabachería; todas ellas mágicamente estructuradas para armonizar y enaltecer el conjunto catedralicio.

El Obradoiro es una plaza de tránsito, abierta y cercada por cuatro hermosos edificios. Frente a la fachada de la catedral encontramos el Pazo de Raxoi, de estilo neoclásico. Desde el centro de la plaza y mirando hacia la fachada de la Catedral, descubrimos, a nuestra izquierda, el Hostal de los Reyes Católicos. Este edificio combina majestosamente el estilo renacentista con el plateresco. Frente al Hostal podemos contemplar un interesante ejemplo de arquitectura civil, el Pazo de San Xerome. La plaza del Obradoiro roza la perfección estética, y no sin méritos es considerada una de las más hermosas del mundo.

Las Platerías, plaza que adquiere su nombre por los numerosos talleres de plateros antiguamente instalados en ella. Del centro emerge una fuente, la Fuente de los Caballos. Subiendo las escaleras de la plaza se abre ante nosotros la única puerta exterior de estilo románico que conserva la catedral. Sobre la puerta se levanta la esbelta Torre del Reloj o Berenguela.

La plaza de Platerías comunica con la fascinante y enigmática plaza de A Quintana. La fachada dorsal de la catedral, ricamente ornamentada, recorre uno de los laterales de la plaza. Esta fachada permite el acceso a la catedral a través de la Puerta Santa, que únicamente permanece abierta durante los Años Santos. En el otro lateral sorprende la sencillez y sobriedad del Convento de San Paio. En la parte alta de las escaleras que dividen la plaza está la Casa de la Parra, construida en el siglo XVII. En la parte baja de la plaza se sitúa otra casa, la de la Conga o también llamada Casa dos Bispos. La ´Quintana dos Mortos´, citada por F.G. Lorca en uno de sus poemas, es silencio, un espacio atemporal donde a veces se escucha el latir de la muerte.

Como remate del contorno de la catedral llegamos a las plazas de Inmaculada y Azabachería. Ambas forman un amplio lugar decorado con cuidados jardines. Un gran edificio, el monasterio de San Martiño Pinario otea la última entrada de la catedral.

Como le corresponde al prototipo de ciudad medieval las calles principales discurren en paralelo. De entre todas ellas hay cuatro que merecen una mención especial: la Rúa do Vilar, la Rúa Nova, el Franco y la Rúa das Orfas. La mejor forma de percibir la esencia de ciudad es recorrer pausadamente todas sus calles. Cada edificio de la zona vieja transmite con veracidad una parte de la historia de esta deslumbrante ciudad-museo. Las calles medievales desembocan en plazas. La vida de otros siglos rezuma entre las piedras con los ecos de nuevas pisadas. Como recogen algunos versos de Salvador García-Bodaño:

Compostela é unha rúa longa
Na memoria
Onde vagan os nomes e as horas
Que cada quen recorda...

 

 

 

 

 

 







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