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Colegiata de Santa María la Mayor (Aragón)

La Capilla de la Vera Cruz de Caspe
La Vera Cruz de Caspe es uno de los fragmentos más grandes del mundo de la cruz en la que murió Cristo


Por: Varios | Fuente: www.redaragon.com / Otros



La Colegiata de Santa María la Mayor es con diferencia el edificio más monumental de Caspe (España). Se encuentra en la zona más elevada del casco urbano y formaba parte de una especie de acrópolis, mixta de edificaciones religiosas, civiles y defensivas, que la orden militar de San Juan organizó al borde de un acantilado con espléndidas vistas sobre la huerta del Guadalope. Este conjunto monumental comprendía la iglesia, el castillo del bailío residencia de los comendadores y el convento de la citada orden. Las guerras civiles del siglo xix y la piqueta lo redujeron a un fragmento del castillo y a la iglesia, varias veces maltratada, particularmente en 1936, y entonces se destruyeron los retablos y los dos soberbios sepulcros góticos que contenía: del gran maestre Juan Fernández de Heredia, a quien se debió la dignidad de colegiata en 1394, y de Martín García Piazuelo, obispo de Barcelona e hijo de Caspe.

El templo, restaurado con bastante fidelidad, es uno de los más notables que el gótico purista legó en Aragón, todavía influido por el estilo cisterciense. Debió de construirse en los siglos XIV-XV, y lo consagró el papa electo Adriano VI en 1522. Consta de tres naves, más alta la central, y se alza enteramente aislada sobre un altozano, dejando traslucir toda su arquitectura de buena cantería, con cubiertas planas; la capilla de la Veracruz contrasta, por su fábrica de ladrillo y su cúpula, de época barroca.

La Colegiata alberga en su interior la Vera Cruz de Caspe, una de las reliquias más importantes de la cristiandad. La Vera Cruz de Caspe es una de las reliquias más importantes de la cristiandad. Se trata de uno de los fragmentos más grandes del mundo de la cruz en la que murió Cristo (Lignum Crucis), sólo por detrás de los de París y Santo Toribio de Liébana.

La cruz, de 20x18cm, está protegida por un relicario gótico de oro y otro de plata del siglo XVIII. Esta pieza destaca por su valor histórico, religioso y artístico.

Este fragmento de madera, apareció en Jerusalén en el siglo IV después de Cristo y viajó más tarde hasta Roma, donde el Papa Clemente VII lo convirtió en su pectoral. En 1394, pocos días antes de morir, se lo regaló a su gran amigo y consejero Juan Fernández de Heredia. Este relevante político del siglo XIV donaría posteriormente a la ciudad de Caspe dicho fragmento. No en vano, estuvo muy unido a esta ciudad, acercándose a esta villa en multitud de ocasiones. En una de ellas ordenó la construcción de un convento dedicado a la Orden de San Juan de Jerusalén. Este convento acogió la reliquia hasta que posteriormente fue trasladada a la Colegiata Santa María la Mayor. Aquí permaneció hasta el año 1936, fecha en la que un 'caspolino' (natural de Caspe) se la llevó junto al Cáliz del Compromiso a un lugar desconocido para que no fuese destruida durante la Guerra Civil Española, que fue especialmente violenta en esta zona. Acabada la contienda, la reliquia fue devuelta a la Colegiata, pero debido al mal estado de la iglesia, permaneció guardada en la caja fuerte de una entidad bancaria durante 75 años, oculta por tanto a la vista de los fieles y devotos.



Esta valiosa reliquia necesitaba de un lugar digno donde alojarse dentro de la colegiata y que fuese a su vez el marco perfecto para su exposición al público.

Las primeras obras en la capilla se pusieron en marcha en 1991, pero no ha sido hasta el año 2011 cuando se han podido terminar las tareas de acondicionamiento y que han sido financiadas con fondos del Plan de Dinaminación del Producto Turístico. En esta última fase, se ha restaurado el tabernáculo y acondicionado el espacio, instalando sistemas de climatización y seguridad.

Tras la finalización de las obras de acondicionamiento de la 'Capilla de la Vera Cruz' en la Colegiata Mayor, vuelve a ser expuesta al público.

La capilla se ha diseñado sencilla y sobria, dando importancia al tesoro que acoge en su interior: La Vera Cruz.

Antaño, se pasaba por detrás del tabernáculo a los recién nacidos y la Junta Local de Ganaderos hacía una fiesta anual en honor a la Vera Cruz.



Cada Viernes Santo y dentro de los actos de la Semana Santa de Caspe, la Vera Cruz es conducida por las calles de la Villa para que sus habitantes demuestren la devoción que profesan a esta reliquia.

La Semana Santa es la rememoración de la muerte de Cristo en la Cruz y por tanto, la reliquia de la Vera Cruz adquiere un significado fundamental en esta celebración. Es por tanto el elemento que aglutina las pasiones y sentimientos de los fieles. La Hermandad de la Vera Cruz de Caspe es la encargada de portar en las procesiones el relicario que contiene el fragmento de la Cruz Verdadera.

La Semana Santa de Caspe está declarada 'Fiesta de Interés Turístico en Aragón'.

Imagen: Capilla de la Veracruz en la Colegiata de Caspe. Foto: Cesar Larrosa







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