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Deseo de cambiar de sexo e Itinerarios de Libertad y Esperanza
Información y recursos para laicos, particularmente padres, tutores, catequistas y educadores, religiosos, religiosas, diáconos, sacerdotes; y también para profesionales psiquiatras, psicólogos, pediatras, etc.


Fuente: http://www.obispadoalcala.org/transexualidad.html



¡Advertencia!: a los menores de edad no se les debe permitir el acceso a Internet sin supervisión de los padres o tutores; dicha supervisión debería incluir el uso de un filtro tecnológico en los ordenadores accesibles a los niños (Cf. Iglesia e Internet, n. 11. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales).

Como propuesta a la libertad de sus lectores, y desde el más exquisito respeto hacia todas las personas, la página web del Obispado de Alcalá de Henares ha preparado una Sección (http://www.obispadoalcala.org/transexualidad.html) en la que se ofrece, a la luz del Magisterio de la Iglesia Católica, una primera aproximación a la cuestión referida al deseo de cambiar de sexo (DCS) en adultos, jóvenes y niños.

Laicos (padres, tutores, educadores, catequistas, etc.), religiosos, religiosas, diáconos, sacerdotes y también los profesionales que suelen intervenir en estos casos (psiquiatras, psicólogos, orientadores familiares, pediatras, etc.) podrán encontrar en esta Sección el Magisterio de la Iglesia Católica sobre este tema tan delicado. La Iglesia, como el Buen Samaritano, se acerca a esta realidad con amor y comprensión, ofreciendo, al mismo tiempo, acogida y ayuda desde el «respeto a la verdad del hombre» (Papa Francisco, 15-06-2013), es decir, desde «la verdad que salva» (San Juan XXIII, 23-12-1959).

La Sección cuenta con dos grandes apartados. El primero de ellos recopila algunos documentos del Magisterio de la Iglesia de manos de los papas Francisco, Benedicto XVI y San Juan Pablo II, así como del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, del Pontificio Consejo para la Familia y de la Conferencia Episcopal Española; se añaden aquí, entre otros, artículos sobre la materia de los cardenales Carlo Caffarra y Elio Sgreccia, este último traducido recientemente al español. Un segundo apartado recopila información y documentos que hablan por sí solos, y que son indicativos de la situación en la que ya nos encontramos. Es urgente que las familias, los sacerdotes y catequistas, los docentes y los profesionales conozcan bien el Magisterio de la Iglesia y sus fundamentos, y, al mismo tiempo, tomen conciencia de la campaña que se está llevando a cabo, así como de las gravísimas consecuencias que se derivan de tomar decisiones equivocadas; por ello es necesario recordar lo que explica el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios: «No se puede violar la integridad física de una persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo, modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con el todo. Es por esto que no se puede correctamente asumir el principio de totalidad como criterio de legitimación de la esterilización antiprocreativa, del aborto terapéutico y la medicina y cirugía transexual». (Carta de los Agentes Sanitarios, en español n. 66 y nota 148). En todo caso, también aquí, de manos de Cristo y de su Iglesia, «la esperanza no defrauda» (Rm 5, 5).

Respecto a la terminología, es importante saber que las expresiones “transexualidad”, “trastorno de la identidad de género”, “disforia de género”, “transgender”, "identidades trans", - y algunas otras -, aunque comúnmente utilizadas, no responden - en virtud de la ideología subyacente que inoculan -, a la “antropología adecuada” enseñada por la Iglesia Católica.



Papa Francisco

“La ecología humana implica también algo muy hondo: la necesaria relación de la vida del ser humano con la ley moral escrita en su propia naturaleza, necesaria para poder crear un ambiente más digno. Decía Benedicto XVI que existe una «ecología del hombre» porque «también el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo». En esta línea, cabe reconocer que nuestro propio cuerpo nos sitúa en una relación directa con el ambiente y con los demás seres vivientes. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma»” (Laudato Si', n. 155).

“Si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, se entiende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad: «No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado» (Laudato Si', n. 115).

Benedicto XVI

Según la filosofía de género (gender), «el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido (...). El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo». (Benedicto XVI, Discurso a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2012). 



«Cuando la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, y pide que se respete este orden de la creación, no es una metafísica superada. Aquí, de hecho, se trata de la fe en el Creador y de escuchar el lenguaje de la creación, cuyo desprecio sería una autodestrucción del hombre y, por tanto, una destrucción de la obra misma de Dios.

Lo que con frecuencia se expresa y entiende con el término “gender”, se reduce en definitiva a la auto-emancipación del hombre de la creación y del Creador. El hombre quiere hacerse por sí solo y disponer siempre y exclusivamente por sí solo de lo que le atañe. Pero de este modo vive contra la verdad, vive contra el Espíritu creador. Ciertamente, los bosques tropicales merecen nuestra protección, pero también la merece el hombre como criatura, en la que está inscrito un mensaje que no significa contradicción de nuestra libertad, sino su condición.» (Benedicto XVI, Discurso a la Curia romana con ocasión del intercambio de felicitaciones por la Navidad, 22 de diciembre de 2008). 

«La diferencia sexual que caracteriza el cuerpo del hombre y de la mujer no es un simple dato biológico, sino que reviste un significado mucho más profundo:  expresa la forma del amor con la que el hombre y la mujer llegan a ser —como dice la sagrada Escritura— una sola carne, pueden realizar una auténtica comunión de personas abierta a la transmisión de la vida y cooperan de este modo con Dios en la procreación de nuevos seres humanos» (Benedicto XVI, Discurso a los participantes en un Congreso internacional organizado por el Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, 11 de mayo de 2006). [Deutsch, Français, English, Italiano, Português]

San Juan Pablo II

«Las palabras pronunciadas por Cristo sobre la resurrección nos permiten deducir que la dimensión de masculinidad y feminidad —esto es, el ser en el cuerpo varón y mujer— quedará nuevamente constituida juntamente con la resurrección del cuerpo en el “otro siglo”. (...) «En es otro mundo, la patria definitiva del hombre, que llamamos reino de Dios o casa del Padre, entraremos en la dimensión eterna del ser humano mediante la resurrección. Será una dimensión y estado nuevo de vida, en el que el cuerpo del hombre y de la mujer, mantendrá sus peculiaridades propias, revestido de inmortalidad y con una espiritualización de la naturaleza humana, que lo hará semejante a los ángeles» » (San Juan Pablo II, Audiencia general, 2-12-1981). 

Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios
“Medicina y cirugía transexual”

«No se puede violar la integridad física de una persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo, modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con el todo. Es por esto que no se puede correctamente asumir el principio de totalidad como criterio de legitimación de la esterilización antiprocreativa, del aborto terapéutico y la medicina y cirugía transexual». (Carta de los Agentes Sanitarios, en español n. 66 y nota 148). 

Pontificio Consejo para la Familia

En este caso también es importante que «los padres, por su parte, cuando advierten en sus hijos, en edad infantil o en la adolescencia, alguna manifestación de dicha tendencia o de tales comportamientos, deben buscar la ayuda de personas expertas y cualificadas para proporcionarles todo el apoyo posible» (Pontificio Consejo para la Familia.Sexualidad humana: verdad y significado, n. 104). 







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