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Las enfermedades de la imaginación, y la inteligencia
El funcionamiento de la imaginación fuera de la verdad es el tema de esta ponencia


Por: Dra. Mariana De Ruschi | Fuente: XII Jornadas de Psicología Cristiana, imaginación, inteligencia, verdad



Tanto en la enfermedad más grave como en la salud más perfecta el alma humana  muestra la finalidad de su naturaleza  espiritual . Por el despliegue de  su inteligencia, el hombre desarrolla su vocación , alcanza su  plenitud ,  porque el fin natural del hombre  es conocer la verdad y en ella amar el bien . Sólo  la verdad  es el   sitio para la unión de amor de esta alma con su bien supremo, unión que  es la razón de ser de su especialísima estructura.

Para encaminarse a este fin, que hace su salud , el alma ha de recibir y  asumir el orden dado en la realidad , su  legalidad intrínseca , sus razones espirituales o su sentido , tener una experiencia cognoscitiva de ella en la que intervengan ordenadamente ,todas las potencias . “Ordenadamente” significa, bajo la luz de la inteligencia , una inteligencia iluminada a su vez por la misma realidad.  En esta realidad la inteligencia se “hace” todas las cosas, y especialmente se hace a  si misma conociéndose , y también se diviniza , dado que en su accionar la inteligencia  llega las causas  y en ellas a  Dios , Creador y Causa, sin dejar de ser el hombre que  conoce creatura  causada . Dada esta  correlación entre el alma espiritual  y la realidad, de la cual es parte , esta   experiencia cognoscitiva  le da su  estructuración funcional ,  la “normativiza” funcionalmente  por decirlo así ,  y es una experiencia gozosa  porque  la persona  humana  está hecha para que conociendo  y amando  la realidad , llegue al gozo del conocimiento y del amor de Dios en el plano sobrenatural , por la fe. Podríamos decir que el amor es como la inclinación de la inteligencia al bien verdadero que ha conocido.La inteligencia está dada para la  contemplación natural y  sobrenatural  ,  sitio de nuestra felicidad .

La edificación de una personalidad sana  requiere que la inteligencia alcance la realidad  en  su verdad, un orden metafísico que conlleva un orden moral .Este dinamismo  guiado por apetito espiritual de saber , y movido por la voluntad , comienza en los sentidos externos , continúa en los sentidos internos  y  culmina en la inteligencia , pero puede  verse impedido  o debilitado habitualmente por una imaginación desordenada que se vuelve  hegemónica , aventada por las pasiones sensibles  y por un progresivo debilitamiento de la inteligencia agravado por una falta  de hábitos intelectuales  : entonces  la ficción que se produce en sustitución de lo dado , puede  ser  el  triste destino de este dinamismo . Es que se trata de estar en el ser  por la inteligencia , y merced a ello , de que actúen  en el ser todas las potencias. De lo contrario quedan vaciadas de realidad y funcionarán ilusoriamente. Este funcionamiento  de la imaginación fuera de la verdad  es el tema de nuestra ponencia.

La neurosis , la perversión y la psicosis son tres formas de enfermedad de la imaginación, de vivir fuera de la verdad, fuera de la iluminación de la inteligencia. Lo que la inteligencia deja vacante se rellena de  lo que no es , ilusorio y transitorio . En la neurosis se sustituye la expansión que permite la inteligencia , por la expansión de los deseos  desordenados , pues se apetece o  se busca placer  fuera de la verdad. En la perversión, se suma a esto , un imponerse o ejercer el poder  al margen de la verdad de las cosas. La expansión  del psicótico consiste en pretender una creación o auto-creación más allá de la realidad dada , que es repudiada de modo habitual . El desorden de la vida cognoscitiva   incide en un desorden de la pasionalidad , y el desorden de  la pasionalidad en  la irrealidad de las imágenes ,   obstaculizando  todo ello   tanto la iluminación intelectual sobre la realidad  como  su función  ordenadora  .

La pérdida de realismo  en la producción de  imágenes, desestructura o desordena toda la vida anímica promoviendo una des-realización de la vida afectiva  , opacando   la inteligencia , y debilitando  la capacidad espiritual de amor en la voluntad .



Las enfermedades de la imaginación  afectan mediante el sistema nervioso al  cuerpo y su funcionalidad, agravando la enfermedad anímica pre-existente.  La racionalidad funciona como mera  racionalizadora de las imágenes, fabulando: la fábula o el delirio son los signos de la enfermedad de la imaginación,, sometiendo  la inteligencia , o poniéndola al servicio de la sensibilidad .La fábula es un  vicio conjunto de una  imaginación hegemónica  y de la razón . Es una  situación patógena y patológica que sólo muy lenta y dificultosamente podrá revertirse. Por  la inexorable finalidad de la vida del alma, tanto al no seguirla enfermamos , cuanto es posible sanarnos … recuperando la ordenación al fin.            

Nuestra  historia personal nos ofrece siempre algún  primer estar  en la verdad   que permite  la experiencia del bien y de la belleza, de la unidad del  ser, y del orden dado. Se trata también de  una  experiencia  de la amabilidad de nuestro  ser  espiritual y del ser  del prójimo, de nuestra creaturidad, de nuestro estar sujetos a una legalidad  que nos trasciende y que por ello nos serena….Esta ley la recibimos  en un ámbito de amor obediencial , porque se trata de  una ley divina ,  dispuesta por el mismo Amor para su  encuentro con el amor humano.  La fidelidad a la verdad se hace habitual y se desarrolla en un camino cognoscitivo infinito.  A veces, a falta de padres o educadores que connaturalicen con ella, habrá una relación empobrecida con las cosas, técnica , extrínseca o material ,  y los vacíos  de realidad iluminada y amada , se irán  supliendo  con imágenes de lo que no es , acompañadas de irracionalidad  y fuertemente  influenciadas  por  apetitos también irracionales  , sobre todo el miedo ante lo desordenado y desconocido. O la inteligencia ilumina y guía la vida pasional  según  lo que es  , y se llega al  amor al bien verdadero, o  se  desordena respecto de esta finalidad propia .

La   influencia de la vida pasional sobre los procesos cognoscitivos  es normal,  porque hemos de conocer la realidad en tanto buena ,para amarla ,y conducirnos en este amor . Pero  perdiendo su subordinación a la  búsqueda de la verdad por parte de la inteligencia   , la vida pasional perturbará la vida cognoscitiva y perderá su recta orientación al bien verdadero. La imaginación , por su vinculación estrechísima a los apetitos ,se verá inmediatamente afectada por su desorden . Estos movimientos pasionales vienen de un desconocimiento de la realidad y lo profundizan , pero el alma sigue necesitando conocer , sigue  requiriendo  legalidad  y sustento ,   para continuar con el proceso existencial , pero ya no es posible   desde aquí , llegar  al conocimiento de la verdad  porque el punto de partida  no es el ser  sino el no ser , un error , irracionalidad o mentira existencial  que se prolonga en una  ficción explicativa. 

Los desórdenes apetitivos se  acompañan de representaciones que resultan  inadecuadas para la tarea de la inteligencia de buscar la verdad ,en tanto  ajenas a la realidad de las cosas , a su sentido intrínseco ,  inadecuadas para todo desarrollo espiritual .Así ,la inteligencia  sólo puede ofrecer  a la vida anímica , una racionalidad meramente “raciocinadora”,, una racionalización o justificación de lo falso, siguiendo las   invenciones de la imaginación . En su “desobediencia “ a  la realidad , el alma  va vulnerando su ordenación  al conocimiento espiritual del bien a la vez que  su  sitio  receptivo y oblativo  en el “ordo amoris” queda impedido , cobrando  una cualidad egocéntrica  con el inevitable avance  de las pasiones de odio , miedo , soberbia ,tristeza y cólera.. El intento de tiranía del niño sobre sus padres sería el primer y menos ofensivo intento de subversión contra la realidad, intento de  sustitución de la legalidad dada por un sistema imaginario, y el delirio será la expresión más grave y dramática de este mismo intento.

Hay una relación imprescindible entre nuestra inteligencia y las representaciones o imágenes, porque, concretamente , conocemos ordenando las imágenes y abstrayendo la forma de estas  imágenes de los seres materiales que nos  llegan  por los sentidos externos.



Nuestra inteligencia tiene por objeto el conocimiento del ente,  de  los seres materiales , de su esencia , con una amplitud infinita , en cuanto alcanza su universalidad . Todo otro conocimiento ,digamos , de lo espiritual , incluso el conocimiento de nuestra misma inteligencia  , todo ese infinito abierto a nuestro conocimiento intelectual deriva de la penetración inteligible de las realidades corpóreas  y  será el objeto formal común de nuestra inteligencia: es un conocimiento indirecto. Las cosas sensibles inteligidas permiten el paso a lo no sensible .Y así ,  aunque la inteligencia no pueda llegar a lo sobrenatural , por su apertura o  amplitud infinita , está capacitada a  que lo sobrenatural  llegue a ella o digamos, que  sea puesto en su horizonte . En el terreno práctico  esta inteligencia resulta  la potencia o  poder del alma para adaptarse  a la realidad, conocerla y así amarla, conocerme y amarme , conocer y luego amar a los prójimos , y principalmente conocer y amar a Dios , fin para el cual fuimos creados . La relación de la inteligencia con las imágenes se explica también porque la inteligencia llega al conocimiento de lo particular concreto por concomitancia con la sensibilidad, por lo   que se llama “conversio ad phantasmata”,  es decir que a lo particular la inteligencia llega “per accidens”, en conjunción con la cogitativa y la imaginación .

Es así especialmente, en el caso del conocimiento práctico , en el gobierno de nuestras vidas, porque nuestra conducta , nuestras acciones se realizan en el terreno de lo singular , y así es como , en definitiva , importa  muchísimo a nuestra vida moral , la salud de nuestra imaginación ,la simbolicidad o realismo de nuestro mundo imaginativo,  su subordinación profunda al orden racional .  Como no tenemos conceptos sin imágenes y tampoco  tenemos conceptos del orden práctico sin imágenes , es importante que esas imágenes sean   representaciones   puras de la realidad , aptas para conocer intelectualmente su verdad . Si bien la imagen y el concepto son resultado de funciones distintas , es un mismo sujeto el que imagina o entiende y ambas funciones están estrechamente relacionadas en el alma :  la luminosidad, u opacidad y distorsión de una, incide en la otra. O habrá una calidad simbólica, ordenada al conocimiento verdadero , o una  creatividad perversa  autónoma que impide el conocimiento ,porque  el concepto depende genética y funcionalmente de las imágenes…

La  imaginación, este sentido interno , cercano a la apetitividad sensible y a los sentidos internos de la memoria y la cogitativa ,  guarda las representaciones de las cosas , guarda los recuerdos , guarda las  valoraciones ligadas a las imágenes. Luego   asocia representaciones, las  combina y crea otras, por cercanía , contrariedad  o analogía. Dependerá   de cuanto se subordine esta “espontaneidad “  a la realidad o a la vida espiritual o dependa de la sensibilidad ,  para que prime un modo  u otro , una forma de combinar conducente a la verdad o a la ficción .Pero funcionará  creativamente , siempre  siguiendo un movimiento de otras potencias , sensibles o espirituales . Las imágenes  están destinadas a la contemplación natural, a mantenerse transparentes a las razones espirituales. Una imaginación sana es siempre simbólica, dócil a la analogía , expresiva de los trascendentales , realista : es así como ella provee a la inteligencia para que opere adecuadamente a su fin en la verdad.  Cuando la imaginación se pervierte , es decir, cuando no se la educa , cuando se le  permite una   producción   excesiva, caótica o  irreal ,  o cuando recibe   un  exceso de estímulos sensoriales o pasionales ,o  simplemente cuando fantasea   , deja de ser funcional  para la búsqueda de la verdad por parte de la inteligencia .

Cuando la imaginación funciona sin el gobierno de la espiritualidad , el mundo imaginario  invade la racionalidad y esta produce conocimientos parciales , cambiantes, opuestos , confusos  a los que la racionalidad misma intentará dar unidad y orden , pero  sin alcanzar desde esta situación , más que   racionalizaciones en el plano especulativo  y  justificaciones en el plano práctico. Las cosas claras parecen inciertas y las verdades  inaccesibles.

La  privación o  pérdida de conocimiento espiritual o intelectual deja. cómo venimos diciendo, un vacío que hay que cubrir,  y se cubrirá construyendo sustituciones de la realidad. Hay  una proporción entre la  subordinación de la imaginación a la realidad  y la salud de la imaginación en su relación a la inteligencia.  En la  realidad   se manifiesta  la voluntad de Dios para nosotros.  Es cierto que ha de concebirse una cierta amabilidad de esta realidad para permanecer en diálogo cognoscitivo con ella , y esto supone experiencias  de ella  guiadas por otro en la vida infantil ,experiencias digo de esta amabilidad. De cualquier modo tempranamente se establecen  concepciones imaginarias que habrá que corregir , representaciones erróneas de lo no vivible o de lo vivible , que inducen  la evitación  indebida de la realidad con consecuencias más o menos graves.

Vemos una pérdida de realismo , que va gradualmente de la fantasía al delirio … El neurótico concebirá no vivible el desprecio de su amigo y querrá vengarse , el perverso se vengará del amigo , imaginando invivible  que el amigo no se le someta  , y el psicótico concebirá no vivible una mirada que despierta su suspicacia y desarrollará un delirio interpretativo  , retirándose de la realidad o accionando desde el delirio . Las  concepciones imaginarias de lo deseable , de lo posible o imposible  , se desarrollan   como  entramados de imágenes y razones parciales, fábulas  que acompañan  los vicios capitales , requerida el alma  de darle a su accionar  una aparente legalidad o  sentido. Será la  función creativa de la imaginación, sometiendo a la inteligencia, la que dará  forma a esta  alternativa ficticia. Pero la fantasía es una  vía  inconducente , para el conocimiento y para el amor.

El adulto que sólo concibe buena su vida  con actividad sexual, indica ya , antes de que se desarrolle la lujuria  ,  un fuerte desajuste, una desadaptación a   la realidad, un desconocimiento de la naturaleza personal , de la naturaleza de la sexualidad.  Todo proceso pasional vicioso indica la presencia de una enfermedad de la imaginación. Además, las imágenes  que proliferan sin iluminación por parte de la inteligencia, gradualmente llegan a impedir el recto uso de la inteligencia práctica ,el único medio para el   gobierno de sí mismo en la realidad.

En síntesis, la búsqueda de la verdad es competencia de la inteligencia , y sólo la inteligencia nos la da , nunca la imaginación . La inteligencia encuentra la verdad mediante las representaciones que le ofrece la imaginación ,pero reflexivamente : les preguntará  de donde vienen , a donde van , que pasiones las empujan o alientan , si son reales o no , si son expresivas o no de las razones espirituales en las cosas que representan … Sin ordenación por parte de la inteligencia , o sin referencia a la realidad , en lo cual importa también una voluntad de sujetarse a ella, la imaginación imagina mentiras y la inteligencia concibe, pero concibe fuera de la verdad. La imaginación enferma  no se subordina a la inteligencia y  le usurpa  protagonismo y energías.  El valor de la realidad es tal para la  vida personal  que requiere una voluntad de asumirla toda , concebirla plenamente vivible , incluyendo muy especialmente el sufrimiento ,el cual permite alcanzar la verdad de modo privilegiado , como si le diera a la inteligencia una posibilidad de ver o conocer la verdad y el bien   en una hondura metafísica y moral privilegiada. Per Crucem ad Lucem !

La  imaginación, siempre  disponible, debe también moderarse , desde la inteligencia y en conjunción con la vida pasional. Como la verdad no se le da a la imaginación sino por participación de la inteligencia, y como fácilmente se mueve en el plano de las verdades y los bienes aparentes , es necesario para su salud, la  cercanía hegemónica de la inteligencia que no la deja fingir o aparentar que es, lo que no es…Cada acto personal  enfermo , cada vicio ,conlleva una irrealidad, un alejamiento de las razones espirituales en las cosas  , cada mentira dicha , cada pecado ,cada error intelectual está precedido , acompañado y favorecido por una fantasía , por una locura de la imaginación, por un estar fuera de la verdad de las cosas, fuera de la razonabilidad , fuera de la realidad. Y si quieren valdría la pena que  nos  detuviésemos  a pensar ejemplos en nuestras vidas cotidianas:  “estás tratándola  como si fuera tu mujer y no es tu mujer”, por una fantasía , “estás comiendo engolosinado y sin hambre y a deshora”, por una fantasía , “estás despreciando a tu prójimo” por una fantasía de que no merece tu atención y de que eres superior a él,  porque la imaginación-pasionalidad gobierna  tu vida y no tu inteligencia-voluntad . Lo que “no es” ocupa por la enfermedad de la imaginación el lugar de lo que es, la mentira el lugar de la verdad.  

Los Padres Orientales, considerando las causas de una imaginación enferma , dicen  que las imágenes e ideas ajenas a Dios o  inconducentes a las razones espirituales, vienen de los hábitos apetitivos viciosos o redundan en ellos ,o   vienen de los demonios. Si  vienen de un “no” a la voluntad de Dios para nosotros , a su normativa , será un “no”  a  la voluntad de Dios tal como se nos ofrece  manifestada en la realidad . Y esto , en distintos grados , con o sin conciencia de estar dando este “no” a algo que debería aceptarse pero que  indebidamente se evita en  la realidad  , es la causa de todas  las patologías , incluso de las psicosis. Así como se relacionan vicio e imaginación enferma, existe  relación entre realismo y virtud . En la  situación de la imaginación enferma  se desarrolla el egocentrismo , por falta de  apertura cognoscitiva del yo  a la verdad y  consecuente  impedimento  para la  expansión amorosa , asi como ,  en la situación de apertura cognoscitiva  se desarrollan a la par la inteligencia de la verdad y  el  amor benevolente. Es decir que hay relación entre contemplación de la verdad y benevolencia. Los  procesos de conocimiento práctico , e incluso muchas veces los mismos procesos cognoscitivos especulativos ,se desarrollan  en un ámbito  de  amor benevolente que suscita confianza  e  invita a dialogar más y más con la realidad como buena ,bella, verdadera y una. Es el amor de los padres y educadores que ofrece  al niño , de parte de Dios , digamos , la realidad como un don. El amor a sí  mismo, a los demás, a las cosas, invitan a la contemplación natural. Si no se llega a amar la realidad , no se llegará a amar a Dios .

Es que la realidad nos da la experiencia de  haber sido amados , y el mismo hecho de que somos amados dice que la realidad es buena , y que hemos de dejarnos instruir por ella , especulativa y prácticamente. Si bien la salud de nuestra alma se consolida en el conocimiento de Dios , hay analógicamente, un uso  sano en el conocimiento natural , en la adhesión a la  normativa  inscripta en ella y en un concomitante amar a esta realidad  y su orden   . 

Las enfermedades de la imaginación son la  patología del conocimiento.  La enfermedad de la imaginación nos hace llegar a una ficción, y sólo  se sanea en  subordinación a la inteligencia como lugar de la verdad, mucho más profunda y rápidamente si esta inteligencia está a su vez iluminada por la fe.  Son patologías del conocimiento la  neurosis , la  perversión , la psicosis , en grado de creciente gravedad.

Cabe  advertir cómo puede enfermar  la  imaginación de los niños  bajo  la misma mirada de sus padres , y no siempre  por una patología de ellos , sino sólo por influencias del medio , por su frivolidad o  superficialidad, por su errónea valoración de la frondosa creatividad o imaginación  del niño , de un supuesto  sentido estético  o inteligencia  que   temen  vulnerar.

Por una imaginación enferma habrá fracasos en el conocimiento  de la naturaleza de la propia sexualidad, del desarrollo de la inclinación heterosexual , trastornos severos de la  identidad , incluso bajo la supervisión de psiquiatras y psicólogos por una concepción reductiva o materialista de lo intelectual  . Enfermedad de la imaginación en el narcisismo de los padres ,  enfermedades de la imaginación detrás de las legalidades arbitrarias en la vida familiar, padres  que no cumplen su función de servirles  a sus hijos de inteligencia-voluntad mientras son pequeños , que les permiten un uso patológico de la imaginación , sentir, pensar, hacer según su  gusto , inmoderadamente, sin referencias a la verdad de las cosas….  El destino de la imaginación es cognoscitivo , no apetitivo , por eso nunca puede estar al servicio de la pasionalidad, y si sirve a la vida afectiva, será por  el derrotero de la vida intelectual. La vida intelectual es espiritual y para la vida espiritual. 

El uso patológico de la imaginación al servicio de la procura de placer , suele iniciarse en  alguna   evitación del sufrimiento, en  un  rechazo, rebeldía o negación de lo que es ,  porque frustra un deseo desordenado, muchas veces un deseo  de excelencia , como una  intolerancia de las situaciones que nuestra imaginación nos lleva a concebir  erróneamente como malas  porque no gratifican ,pero  que en verdad  nos hacen pequeños ante Dios , o más humildes . Hay , es cierto una proporción entre la aceptación del sufrimiento y  la compañía amorosa a la hora de sufrir  , de ahí la  importancia del consuelo en la vida familiar y comunitaria ¡Que este amor sea en la Caridad , para darle toda su fuerza , su profundidad  y rectitud! Dios  manifiesta su amor a todos los que sufren, bautizados o no .

Pensemos en las historias de conversión de guerras y crisis,o la experiencia de futuros santos como  Josefina Bakhita en su  vida de  esclavitud aparentemente  sin Dios. Es por  el valor infinito del Amor crucificado y análogamente  será por el valor del  sufrimiento aceptado,  que purifica la vida pasional y la subordina al  primado de la realidad y de la entrega generosa de uno mismo. Si el sufrimiento  purifica y reordena la vida sensible pasional,  también  y  con ella, la vida imaginativa. La aceptación del sufrimiento es garantía de realismo para el conocimiento,  y resulta en una  ascesis de la imaginación,  permitiendo un ahondamiento  en la experiencia de la realidad y de sus razones espirituales. Tanto en relación a la verdad cuanto en relación al bien, la vida sobrenatural les otorga a las potencias una apertura y una receptividad infinitas , una amplificación extensiva e intensiva.

De una vida imaginativa viciosa , aparecen como señales  en los niños, una creciente irascibilidad e intolerancia,  una  aversión por la actividad física, por el juego compartido , por las obligaciones y la obediencia , el desgano y la pereza a la hora de levantarse o de hacer sus tareas ,su preferencia por   lecturas fantasiosas  y superficiales, su dibujo de seres inexistente, su queja ante el esfuerzo, que reclaman admiración. ¡Hagamos correspondencias con nuestra vida de  adultos! Los padres que alientan la fantasía en los hijos, no reciben ninguna advertencia  desgraciadamente ,y si las oyen, las descreen ,porque el mundo va en otra dirección … privilegian un mal entendido respeto  del chico ,y sin conciencia de que esto es   enfermedad , prefieren seguir idealizando su creatividad  , y se cuidan de no reprimirla,cuando sólo se trataría  de  sujetarlos a una  verdad   que tampoco ellos han  valorado  lo suficiente. En  un camino donde la inteligencia de los padres debe iluminar  la del hijo,  es  importante que ellos tengan una imaginación ordenada y que los sujeten  a “lo que es” , a la legalidad de la realidad porque , si no , fallida la vida intelectual, seguirá  una vida afectiva defectuosa, ajena a la legalidad  del  amor verdadero . 

A partir de situaciones imaginarias, habrá  apegos y dependencias,   desconfianzas y desprecios, habrá  debilitamiento en lugar de maduración. Sin embargo, la sindéresis  y el hábito delos primeros principios, nunca dejarán de ser , ni en el peor caso .  La  inteligencia retiene siempre su aptitud para la verdad,  y para la vida sobrenatural.  Habrá que proveer a los padres y a los hijos de una formación  realista, ayudar a los hijos a  reflexionar para   reordenar  su imaginación, y que sus  conceptos no sean ficciones ni falacias, ayudarlos a desarrollar un respeto del  ser  dado , por ejemplo , del  ser  varón y sólo varón sin alternativas . Que respondan a las exigencias de la vida intelectual,  que descubran ese  apetito fundamental de saber.  Que vean cómo  exigencias de la  vida moral   requieren  la  búsqueda de  la verdad , para amar el bien verdadero y ordenarse a Dios nutriéndose más  de realidades espirituales que de realidades sensibles , las que habrá que valorar  como expresivas de lo espiritual .

Recomendaremos  a los padres para sus hijos, el desarrollo de los hábitos intelectuales , y actividades contemplativas para que el conocimiento cobre  una dimensión simbólica correctora de una fabulación sin referencias espirituales . Debido a una sobrevaloración de la fantasía y a un permiso irrestricto para lo sensual e imaginario, vemos en los pacientes   una imaginación omnipresente, descontrolada,  hegemónica, y  una inteligencia opacada por la imaginación, impedida para el  conocimiento de la realidad en el orden práctico. Nos sustenta  el ser y para que nos sostenga tenemos que conocerlo: las pasiones no sostienen, las imágenes no sostienen , sostiene la realidad conocida por la inteligencia especulativa y práctica. La vida en diálogo con la realidad  tiene un despliegue único, sumamente gozoso. 

La imaginación sólo puede construir ficciones que mal la reemplazan . En   la infancia estas ficciones suelen ser ficciones compartidas o convalidadas por la familia, el entorno, la sociedad incluso. Subrayo  “convalidadas por  la sociedad “   porque, por la crisis del realismo filosófico, predominan en la cultura las ideologías idealistas que desacreditan  la vida intelectual y su capacidad de encontrar verdad: de todo se duda, y  a más duda más alejamiento de la realidad, nada se define como bueno o malo ,y entonces se ama menos y peor,  el desborde pasional y especialmente sexual, reemplaza a la felicidad de vivir en  la verdad, “ordenar” se concibe como reprimir, omiten  el principio de no contradicción y el principio de identidad a la hora de “pensar”, se descree de lo evidente. La inteligencia queda reducida a la razón, las razones, la racionalización. Es esta  insuficiencia de lo intelectual  lo que abona la fantasía en un vano  afán de encontrar  verdad. Asimismo, la inteligencia puede  descubrir la ley natural y sujetar a su normativa  la vida personal , pero cuando  esto no se cree posible , prima sobre ella la vida imaginativa  y así encontraremos  vidas esclavizadas a  normas arbitrarias, en dependencia de  caprichos ajenos, con miedo , llenas de culpas por la por faltas ficticias en  confusión con faltas reales, sin descubrir vías de reparación . Hemos descripto  de este modo, la enfermedad de la imaginación en la neurosis.
 En la  patología  perversa, a la realidad se la  conoce sólo como  una serie de facilitaciones y obstáculos para el logro de una forma particular de hegemonía o poder , cuya materia es el cumplimiento de  deseos  fuertemente desordenados  , el cumplimiento de sus fines ficticios particulares sin consideración de las razones espirituales guardadas en la realidad ni siquiera en otras razones que le son analógicas como los ordenamientos sociales sanos. Y este vacío de conocimiento práctico de la realidad, se suple  con la acción en pos de apoderarse  de lo deseado . La racionalidad se usa limitadamente en la exploración de las vías para alcanzar objetivos, para  auscultar las convenciones o códigos buscando sus fisuras para avanzar con una legalidad aparentemente semejante pero diversa. La persona psicopática   mantiene un vínculo superficial con la realidad como bien de uso, y asimismo alcanza alguno de  sus fines perversos…y  más alcanza cuanto más sutil es su transgresión y mejor justificada la presenta. Digamos que en las patrologías psicopáticas y  antisociales, la persona nunca estrictamente  obedeció, no descubrió la bondad de nuestra potencia obediencial , sin la cual no se llega a descubrir ningún bien ni a  amarlo . La imaginación presenta al alma las situaciones de poder como los bienes más deseables : el bien es el poder, poder sobre los demás , imperar sobre los demás , conseguir que los demás se les sometan :  como se ve, esto es lo inverso de la obediencia a la realidad, al otro , a Dios  y a Su ley , o a la legalidad social que , en alguna medida la analoga.  Por eso es muy grave que las leyes humanas permitan o avalen el  poder sobre otros , porque avalan el proceder del perverso y la perversión en la cultura.  Las imágenes del perverso se refieren exclusiva y unilateralmente a su procura  de poder,  y retienen  un relativo realismo fáctico y una esclavitud de la inteligencia para lograr estos fines , pero este sistema está destinado al fracaso , quizás después de muchos daños. En el fracaso,  ante su  imaginación enferma se concibe una realidad repugnante por la pérdida del bien-poder, una  vida invivible sin el cumplimiento de su deseo, y se incrementa su destructividad. Es  más recuperable un paciente psicótico que un paciente perverso, como explicaremos luego.

La psicosis abarca un espectro amplísimo de patologías diferenciadas, pero  con rasgos comunes  y compartiendo algunos rasgos, unas de otras en muchos casos. Hay grupos límites, difíciles de distinguir de las neurosis, tanto en las psicosis maniaco-depresivas como en las esquizofrénicas. La particularidad de cada persona hace un cuadro diferente, único  en cada caso ,y según los recursos y circunstancias de vida se podrá hacer un mejor o peor pronóstico, en cada caso  . Tampoco cabe seguir definiendo como psicótico a quien ya se recuperó. Lo universal de la psicosis es que la persona ha perdido  toda capacidad funcional de  conocimiento práctico de la realidad. No puede gobernarse  según la verdad de las cosas. En su historia pueden rastrearse carencias  crecientes de este conocimiento ,  que   alcanzó  muy insuficientemente , por lo que no puede conducir su vida de modo realista  , aunque especulativamente  mantenga nociones de la realidad, de las normas morales y las reglas lógicas,lo cual complica tormentosamente su vida imaginativa . Cuando logra un buen manejo del lenguaje y abunda en justificaciones verosímiles , el que lo  escucha superficialmente  , no logra   conocer inmediatamente el estado de su alma , pero las contradicciones , la verborragia, la incapacidad de recibir lo que se le dice y lo que escucha,  la incoherencia de   sus afectos y de sus expresiones , las interpretaciones absurdas ,dejan inferir  una imaginación que opera exuberantemente y en autonomía tanto de la realidad como de la inteligencia , una imaginación enferma , y  un alma que ha enfermado gravemente por la enfermedad de la imaginación que la lleva al delirio y a distintas formas de alucinación a las cuales la inteligencia y la voluntad ceden o no, según la gravedad de la enfermedad …. Esta inhabilitación de la inteligencia hace que  el psicótico se  mueva  por lo externo o circunstancial,  interpretándolo todo fuera del contexto de la realidad verdadera, si lograr salir de su abrumadora angustia confusional  o paranoide  pero intentando  darse una mínima expansión según algún   deseo   vinculado al desarrollo de la enfermedad . En la psicosis, es el bien verdadero el que se ha desvanecido , no hay ningún bien que amar, nada que mueva hacia la realidad, por  falta de reflexión sobre la realidad vivida , por haberla temido en exceso , por haberla evitado o despreciado  tajantemente. Así la inteligencia se queda sin su orden, que le es dado, de la realidad vivida. Cerrado en su mente, lugar supuestamente seguro, procurando salir por el delirio, delirando omnipotencia, el psicótico intenta  vanamente alcanzar la  realidad, “dándosela” a sí mismo.  
 

Si en la neurosis la imaginación es factor de placer y de ficciones en principio egosintónicas,la distancia creciente de la realidad lleva inexorablemente al miedo y a la angustia   cuando las ficciones muestran su insuficiencia . Por ejemplo,  el obsesivo , en su deseo de desordenado de certezas , o de saber más de lo necesario o de lo posible acerca de una realidad que lo solicita para tomar una decisión imaginará  que no alcanzan  las luces con que ve  los bienes a disposición, y pretende más, imaginando posibilidades inexistentes, supuestas situaciones fabuladas que no vio ni verá: esta ideación hecha de imágenes de los que no es y razones falaces , lo aleja crecientemente de su posibilidad de decidir y caminar desde lo decidido …  Las razones que alcanza el neurótico , las  interpretaciones de lo dado por la imaginación , no son “inteligentes”,   siguen  a la representación y al  deseo sensible que si bien retienen  y expresan parcialmente   las tendencias  espirituales , no se ordenan  a la espiritualidad ni a sus fines propios de conocer la verdad y amar el bien en la verdad . Esto porque hay  ya una pérdida funcional de hegemonía espiritual.  Hay una pereza en buscar la verdad, un debilitamiento del apetito de saber, no hay humildad para escuchar o valorar el pensamiento ajeno  o se desprecia la ayuda del prójimo.

En la perversión no hay planteo o consideración ni de la verdad ni del bien y todo   “encaminamiento” visible de sus vidas, y que por tramos se asemeja al de la persona sana , es un movimiento  en que todo aparente realismo consiste en un apoderarse de lo dado  , sin su adecuada valoración , en la procura de la gratificación de  fantasías  que pervierten el orden natural   : suelen alcanzar  un relativo éxito , acotado en el tiempo , con un riesgo altísimo para sus propias vidas y la de los demás .  En toda patología hay como un nominalismo,  como un intento de ordenar el caos de las imágenes, diciendo palabras, poniendo nombres, un recurso al lenguaje como un intento de alcanzar lo deseado , el poder, o el orden interior desde lo  externo, como se ve especialmente en las psicosis .

Que la psicosis es una  patología del conocimiento debida a la enfermedad de la imaginación  se demuestra en la relativa  eficacia de una dosis baja de  neurolépticos para facilitar la recuperación de la vida intelectual del paciente psicótico. Parecería que el  delirio  y la alucinación son correlativos a una hipertrofia y desorden habituales de la función creativa de la imaginación que incide en el sistema nervioso. Todo   raciocinar  o capacidad de racionalizar, depende de esta  hipertrofia, como un vicio  del pensamiento encadenado a la imaginación y que puede llegar a  invalidar  el más elemental conocimiento de la realidad por parte del enfermo. Una vez lograda la atenuación de los efectos de esta  hipertrofia imaginativa, se recupera  en cierto grado la función de la inteligencia favoreciendo  la tarea terapéutica. Así la potencia cognoscitiva intelectual, manifiesta  justamente su índole espiritual. Será  una inteligencia con hábitos quizás incipientes o debilitados, pero siempre capaz de buscar la verdad, y de dejarse encontrar por Dios. El proceso de la enfermedad psicótica  se remonta a un origen temprano , a un momento  que se ve como de un gran  atrevimiento o soberbia , momento a partir del cual  se desarrolla un repudio de la realidad dada ,con una imaginación y una vida pasional muy activas, concertadas en la  construcción de una ficción existencial ,  el hábito de la asociación libre,  y una creciente indistinción entre lo real y lo imaginado . El alma se cierra a lo dado  porque se distancia de ello y hiere cada vez más su narcisismo. Entonces imagina cada vez más allá, fabula siempre más lejos, y llega al delirio. Se  comporta como si se hubiese dado a sí mismo un ser  alternativo  y una realidad alternativa  que no es,  pero imagina que su ficción lo sostiene, pretende que lo sostenga. Esta  insujeción a la realidad, este desconocerla, esta falta de sustentación y sustento, necesita componendas permanentes, conductas estereotipadas, racionalizaciones  irracionales  ante el sentimiento de abismo  que intenta salvar  el delirio. En el delirio, el psicótico tratará de  explicar su  situación y encontrar alivio a su padecimiento,  como haría cualquier persona que busca la verdad para pacificarse….

El fracaso de  este esfuerzo, exacerba los miedos  y la vigencia de la legalidad imaginaria. Si, también al  psicótico le resulta vital entender, pero su necesidad de entender  ha cobrado características particulares: no ve lo evidente pero  pretende un saber  omnipotente, entender lo misterioso y lo que a todos nos  excede. El  repudio  inicial de la realidad se agrava a través del tiempo con el desarrollo, solapado a veces de vicios como la  soberbia ,la  terquedad, el  espíritu de rebeldía, el deseo de mando o de supremacía, el permiso para odiar o pensar mal, el derecho a enjuiciar , la evitación sistemática de todo lo humillante o doloroso, el voluntarismo. Las imágenes que  acompañan estos vicios no vienen de la realidad  sino de las pasiones  y  no  refluyen sobre la realidad, justamente por la situación previa de repudio.

La psicoterapia del psicótico se inicia con un ganar su confianza y acceder a sus trincheras para invitarlo a salir de ellas acompañado y, en compañía, ayudarlo a seguir las normativas más elemental es de la realidad. Será un   perseverante trabajo para que llegue a la valoración de la realidad,  un trabajo de educación en el gobierno de sí mediante un lento y dificultoso discernimiento de sus  imágenes.  A la realidad  sólo se la puede concebir  tal como es, medida, unificada, buena y bella,  por el recto uso de la  inteligencia especulativa y práctica ordenando la vida imaginativa en favor de su fin espiritual.  El l orden lo reciben  las imágenes sólo por y en su destino en la inteligencia de la realidad.

Hay una prevención y terapéuticas interiores, personales, de las enfermedades de la imaginación para cada uno de nosotros. Primeramente hemos de reconocer  cuáles son esas pasiones detrás de las imágenes o de esa  ideación  que nos perturba, cuáles  son esos deseos escondidos que quizás hoy no, pero en algún momento fueron voluntarios .

Luego, desde una breve reflexión, descubrir los caminos imaginarios  para no seguirlos, y  desatender  las fantasías  para  volver a las realidades más sencillas que nos solicitan. La vigilancia, la atención, la oración, la paciencia ¡ ya es el estado normal de un alma! Las imágenes son transitorias y no tienen más vigencia que la que les permitimos, pero tendremos que cuidarnos de nuestras  tendencias irracionales, porque  ellas necesitan de un imaginario, que se construirá bajo una inteligencia –voluntad debilitadas .Cuidarnos mucho de la asociación libre y de toda costumbre de imaginar escenarios irreales, aunque parezca inofensivo hacerlo,  o fabular según algún deseo que parezca bueno. Luego cuidar de que alimentamos nuestra imaginación, recordar que nuestra memoria está hecha para Dios y nuestra imaginación para la contemplación.

Abstenerse de  imaginar el mal , cultivar el amor a Dios y al prójimo ,y  la confianza en Dios y en el prójimo .   Aceptar la realidad dada ,  vivirla como Voluntad de Dios para nosotros, con reverencia  , respetando la normativa que Dios ha inscripto en ella y correlativamente en nuestros corazones ,  y  agradecerla  siempre. Contemplar lo creado ,nutrir  nuestra imaginación de paisajes, su flora y su fauna, los fenómenos climáticos, el cambio de las estaciones. Y  desarrollar los hábitos intelectuales por el estudio y la oración.

Las  patologías del conocimiento  más severas también tienen la posibilidad de un  camino terapéutico. La psicología comprensiva de Jaspers , dio un fecundo puntapié inicial a la psicoterapia del psicótico. Sería necio negar en la psicosis la fuerte  incidencia, desde la imaginación gravemente enferma , sobre el plano biológico y el agravamiento consecuente.

Es tradición ya el valor terapéutico  del trabajo ,el contacto con la naturaleza, las manualidades , el cuidado amoroso por  parte de sus prójimos  , de las figuras maternales , especialmente la misma madre del paciente o una hermana, la sujeción a la normativa de la realidad , a la ley natural  y a un orden de vida , una inmensa paciencia , la vida sacramental y de oración , eventualmente los exorcismos, en  la terapéutica de los enfermos psicóticos : estos medios han sido eficaces aún en tiempos en que no se conocían los neurolépticos .Es  el regreso a la realidad digamos “maternal”. La terapéutica consiste en mucha empatía y en la aplicación de algunas  técnicas pragmáticas. Así lo demostró un terapeuta de esquizofrénicos y  de maniaco – depresivos, Paul Federn en la primera mitad del siglo XX.

Contra una visión genetista de la psicosis, contamos con los conocidos   estudios finlandeses acerca de los gemelos adoptivos. Una postura psicológica  aristotélico tomista no puede adoptar una posición biologicista, necesariamente fatalista, de la psicosis, y si bien diferiremos  de otras escuelas en las interpretaciones o explicaciones de lo que ocurre , coincidiremos  en algún punto con aquellas que se plantean una postura psicodinámica de la enfermedad. Importa cuidar el contexto terapéutico , la detección temprana , la rehabilitación, el trato caritativo , como iguales a nosotros en su dignidad y en su destino eterno . Los estudios biomédicos están muy lejos de demostrar causas orgánicas y la neurobiología , por otra parte, subraya la importancia de las redes neurales y la plasticidad o flexibilidad de las funciones , lo cual alienta la posibilidad de modificarlas, es decir de curar realmente al enfermo psicótico El paciente perverso , es más inabordable aún que el psicótico  , porque va al encuentro con el terapeuta con un fin incompatible con la tarea psicoterapéutica…

Concluyendo, nuestro conocimiento  enferma al desviarse  de su fin. El fin último del conocimiento es Dios para amarlo y gozar de El.  Al no  tener experiencia de El  o de la bondad de sus dones, al  no buscarlo,  al  desestimar su presencia en la realidad  sensible  ,las cosas dejan de mostrar su  referencia a Dios o a las razones espirituales en ellas  y entonces pasan a ser enemigas y  resistentes. Para los primeros pensadores de la tradición cristiana, de la cual somos herederos y continuadores, este olvido de Dios  ya es demencia y todo pensamiento alienado del conocimiento de Dios, en sí mismo , en su ley natural y en su creación , llegará  a ser pensamiento delirante. El fin de la inteligencia es la contemplación.   O hay contemplación natural de las cosas o hay un uso abusivo  de ellas en el nivel  material. Se diría que las imágenes llevan a  una manera carnal de ver las cosas y de alienarse en ellas. Pero el destino originario de nuestro conocimiento de las cosas era gozar de ellas sin peligro alguno… Como ya venimos repitiéndolo , a falta de una relación cognoscitiva espiritual con las cosas , garantizada en la amorosa dependencia de Dios , la relación con las cosas se desarrolla viciosamente .  Lo que es, es por Dios y para Dios . Si dejamos de ver a Dios en los seres y a los seres en Dios, o análogamente, de ver a los seres en su legalidad armoniosa y bella, captando su unidad fundamental, decaemos en conocimientos  fragmentarios   e inconexos , que van cobrando un matiz  delirante. Unificación y orden en Dios o disgregación en lo imaginario con su pobrísima entidad. O una inteligencia vertida hacia lo “exterior”, o una visión intelectual “interior” de las cosas contempladas.

Querría que esta ponencia sirva como una   advertencia respecto de” la loca de la casa”.  Vivimos  tiempos de locura,  de muchos vientos a favor de un despliegue irrestricto  de la imaginación  y  de una devaluación de la inteligencia, y de esa su virtud sobrenatural  que es  la fe. Nuestras facultades cognoscitivas necesitan sanearse en  las imágenes de las Escrituras, en  las imágenes sacramentales, en  las imágenes de la música sacra  y de todo arte de inspiración cristiana. Pedir el aumento de nuestra fe.  Pedirle al Espiritu Santo que ilumine nuestra inteligencia, especialmente sobre lo particular y  lo concreto …Tendremos que estar advertidos y refrenar   la “evagatio mentis”, la fabulación  y  la ideación “delirante”. Que haya  también una advertencia respecto de la insujeción a la realidad y a sus leyes , y,  especialmente, advertir  contra la  evitación de la realidad  cuando  nos trae  la  hora del   sufrimiento . Habrá que asumir la realidad siempre  y de asumir el sufrimiento  especialmente, para cuidarnos de la patología del conocimiento .Enseñar a discernir y a tomar posiciones desde la inteligencia, aprender a distinguir cuáles imágenes son aptas  para llevarnos a la verdad y cuáles no.  A los que caen en pensamientos obsesivos les diremos  que detengan su ideación, porque están fabulando, que ya vieron lo que necesitaban ver. A los impulsivos les diremos más bien  que piensen,  porque hay una fábula detrás de su pasionalidad.  A los indecisos,  que tienen que decidir pensando y no fabulando, aceptando las renuncias que conlleva toda decisión difícil … sin volver atrás . Pero sobre todo cabe una advertencia respecto de toda trivialización de nuestra finalidad en Dios y de cualquier desobediencia de  sus mandamientos ¿Será que  nos falta experiencia de la grandeza de nuestro destino en Dios, experiencia de esa  normalidad  apacible y sencilla que nos  permite  una vida toda referida a El?  ¿Será que no vivimos para  El,nada menos que el fin de nuestra existencia? Es por esta ligereza o falta de experiencia de Dios  en las personas que educan y en las que curan,  que se relativiza lo único importante. O  conoceremos a Dios y gozaremos en su amor, mediante el conocimiento intelectual de la realidad, o fabularemos alejándonos de ella  en  el miedo y la enemistad.

     Valoremos y cuidemos la salud de nuestra imaginación.  Una imaginación  que va y viene entre la realidad y la inteligencia, iluminándose de ellas, acotada por ellas, unida a ambas en un funcionamiento en el que comparte con toda el alma, el descanso, la moderación y la serenidad que otorga   la verdad de las cosas.

 







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