“El crimen organizado está tan arraigado en la sociedad que se ha convertido en una escuela para los niños y los jóvenes del país”, ha dicho el Obispo de la Diócesis de Papantla (Puebla, México), Su Exc. Mons. José Trinidad Zapata Ortiz, después de la misa celebrada por los internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Poza Rica, a unos 270 km de la ciudad de México, con motivo de las fiestas navideñas. Mons. Zapata Ortiz ha subrayado que los crímenes, asesinatos y secuestros no han terminado, sino que continúan produciéndose entre la población mexicana, y por desgracia para los niños es una escuela de aprendizaje.

“El tráfico de drogas lo encontremos ahora en todos los niveles, se ha arraigado en nuestra sociedad y está creando escuela, esto es lo más terrible”, ha dicho el obispo. Mientras los gobernantes, con sus estadísticas, insisten en que la delincuencia ha disminuido en México, el Obispo señala que en realidad no se registran todos los casos, muchos no se señalan a la prensa o llegan a la opinión pública, pero lo más terrible, según Mons. Zapata Ortiz, es que ahora los crímenes los están cometiendo los niños y los jóvenes mexicanos, el crimen organizado comienza a utilizar a los chicos.

Para resolver esta situación, el obispo de Papantla sugiere al gobierno el crear e implementar un camino real de desarrollo social que permita la distribución equitativa de la riqueza: “Mientras haya pobreza, cada vez más gente entrará a formar parte de la delincuencia organizada para poder comer”. “Tenemos que volver a la verdadera educación, centrada en la cultura, los valores humanos - concluye el obispo - y fortalecer las instituciones y las familias mexicanas, ya que los problemas económicos de la familia han provocado la emigración de la gente, que al estar lejos de casa, terminan abandonando a sus hijos, hijas y esposas”.