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Comunicación Asertiva
Es momento de examinarnos de qué manera nos comunicamos y que efectos generamos en las personas que nos encontramos en el camino


Por: Hna. Ma. Guadalupe Rosas congregación de las Hijas de María, Trono de la Sabiduría | Fuente: Catholic.net



Todos los seres humanos tenemos conflictos que están aunados a la vida y no podemos escapar de ellos. Hemos de ir desarrollando ciertas habilidades para hacerles frente de la mejor manera posible como gente madura y en proceso de crecimiento. Todos, absolutamente todos tenemos áreas de oportunidad, es decir que somos perfectibles, no perfectos.  Sólo hay uno perfecto y Ese es Dios Nuestro Señor y Creador. De ahí la oportunidad de seguir preparándonos para ser más y mejores cada día y saber comunicarnos de la manera más fina  y educada con todos aquellos que nos rodean y se acercan o conviven con nosotros a diario o esporádicamente. Es momento de examinarnos de qué manera nos comunicamos y que efectos generamos en las personas que nos encontramos en el camino.

 En la vida nos encontramos con un buen número de personas y nos hemos dado cuenta de que en ellos hay grandes cualidades y habilidades que ponen en juego al comunicarse con los demás, de ahí la expresión “Que fina persona”, “es lindísima”, que persona tan educada”. Un sin números de expresiones de gente educada. La comunicación ha existido desde que existe el ser humano y siempre va a existir. Tarea nuestra es el ir aprendiendo cada día a comunicarnos y recibir mensajes de personas que a diario nos los emiten de diferentes formas. No siempre nos comunicamos de forma ideal sino más bien desatando nuestro carácter o mal genio, lastimando a otros consciente o inconscientemente.  De ahí  la necesidad de conocernos más y mejor y ser elementos que saben comunicarse y recibir información de forma madura y consciente.
Al ver el título del tema se nos viene a la mente varias imágenes y empezamos a  ver que la comunicación es de suma importancia y de ahí su importancia para ejércela de la mejor manera y ser seres sensatos. Al hablar con una persona influimos en su forma de pensar, de ver la realidad y podemos si somos buenos comunicadores, hacer cambiar su forma de ser en el buen sentido de la palabra.

Todos hemos tenido la oportunidad de encontrarnos con personas sumamente maravillosas y que quisiéramos al momento quedarnos con ellas por siempre, o al menos, volverlas a encontrar, no perderles el rastro por todo cuanto nos han comunicado; pero más aún por la forma en que lo hicieron.  Es por  que realmente han sabido comunicarse de manera correcta con nosotros, nos han tratado como personas. Han cumplido con el objetivo de la comunicación. Nos han trasmitido un mensaje, lo hemos recibido y hemos dado una respuesta al emisor. No se trata solamente de hablar por hablar, la  comunicación debe ser acorde a la persona a la que va dirigido el mensaje. Yo no puedo comunicarme con un adulto de la misma manera como lo hago con un niño. El uso de vocabulario varia de manera considerable, con un niño necesito más sencillez de palabras y de gestos. Con un adulto si ya lo conozco, será más fácil la comunicación, e inclusos con ademanes, gestos, símbolos; o bien con pocas palabras.

Una de las formas de comunicación sumamente maravillosas, es la mirada. De la cual nadie puede escapar. Es poderosa, seductora, intimida y sobretodo profunda. En cuantas ocasiones hemos sido testigos  y arrebatados por una mirada que nos ha hecho volver y resaltar el momento, haciéndolo casi inmortal. Pensemos en la mirada más pura y tierna, que puede existir sobre  la tierra y que hemos experimentado una  y mil veces; la de nuestra mamá. Cuando en algún momento difícil de dolor, miedo, desesperanza, vino sobre nuestros ojos, la mirada dulce y tierna, llena de amor, bondad y belleza. Diciéndonos  con el alma  y corazón, aquí estoy, ¿qué te pasa? Con esa mirada en la cual nos comunicaba todo, se desvanecía la pena, tristeza, miedo y todo lo que entonces nos envolvía. Nos volvía a la vida, generando en nosotros los más nobles sentimientos que nos motivaban de manera considerable para seguir adelante.

La mirada es entonces insustituible por ningún medio, la mirada es ineludible y fuerte en todo el sentido de la palabra. En cuantas ocasiones hemos sentido la mirada amorosa de las personas que amamos y esa mirada nos lo dice todo, más que las palabras. También por eso se dice que los ojos son la ventana del alma. Porque por ellos podemos ver más allá de las opiniones que nos pudieran decir las palabras. Deben estar en concordancia palabras con la mirada, en plena sintonía, que las palabras vengan a reforzar la verdad plena  que emite   la mirada sin fronteras.



Hay variedad de miradas que fácilmente nos inhiben o nos empujan a ver más allá  en la persona que nos mira. Hay miradas que cómo decimos coloquialmente, “matan”. La mirada es una forma muy peculiar de comunicar sentimientos, deseos, anhelos, tristeza, dolor, desesperación, odio, desacuerdos, aprobación, esperanza y sobretodo amor. Una mirada dice más que mil palabras.

La comunicación es de una  y mil formas, también lo hacemos de palabra, y es muy importante que usemos las más adecuadas para no herir a las personas o mal interpretar la situación, no todas las personas están en la mejor disposición de recibir las palabras literalmente, en muchas de las ocasiones hemos de conocer primero a las personas y luego utilizar las más acordes a ellas. Un buen comunicador es aquel que entabla conversación con todo tipo de personas, sabe y utiliza las mejores para cada alma. Se comunica de manera asertiva y productiva con quienes conviven a su alrededor.

Las palabras tienen mucho poder, hay algunas que son como dardo, penetran hasta lo más profundo del corazón, lo hieren o simplemente lo invaden de una inmensa alegría. De ahí la importancia de saber utilizar las frases de manera adecuada y asertiva. No podemos pasar la vida diciendo, Yo así hablo, me aguantan, es mi tono. No de ninguna manera, eso es no tener delicadeza, no tener educación. Aun cuando la persona que está recibiendo el mensaje está muy alterada, debe  haber uno más sensato y educado, no hemos de dejarnos llevar por lo que sentimos en ese momento, me alteré y por eso actué o dije tal o cual cosa.

En la medida en que vamos creciendo en estatura y años, hemos de ser cada vez más maduros y sensatos, de saber relacionarnos con los demás y hacerles ver lo importante que son y que merecen respeto aun cuando no sepan expresarse, no tenemos por qué subir el tono de voz, o darles mal trato. Una persona educada lo es en todas partes y no solamente para quedar bien con los demás. Demuestra su educación en todos lugares y con todos. La mayoría de las personas hemos tenido la experiencia de tratar a los seres humanos sumamente finos y nos hemos quedado maravillados de tanta dulzura que les envuelve, son excelentes, quisiéramos aprender  siempre con ellos  porque hay gran belleza en ellos. Sin duda son personas que han trabajado sus áreas de oportunidad y han saben  relacionarse de manera asertiva.

 









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