La persona ante la realidad histórica. El gozo de educar.
Por: Hna. Ma. Guadalupe Rosas H.M.T.S | Fuente: Catholic.net
La realidad del hombre no se explica sólo por el universo en el que habita, sino también por la realidad histórica que va escribiendo con sus propias decisiones. Es esta historia su realidad más propia. Ella es el fruto de los acontecimientos, se enriquece con la tradición y con la expresión de cada persona y de cada comunidad. La historia, en una palabra, es construcción colectiva.
La persona humana siempre pertenece a una familia y a una comunidad, donde están implicadas las decisiones personales y comunes que se convierten en un pasado donde se asienta toda persona, son su raíz, pero también se convierten en el espacio hacia el que se dirige en continuidad o ruptura, son su futuro.
La ambivalencia propia de todas las acciones humanas, y la constante búsqueda de nuevas respuestas, mediante la corrección de antiguos errores o por el dinamismo y la creatividad de la vida, hace de esta historia siempre algo nuevo. El verdadero desarrollo educativo implica una mirada crítica hacia la historia y una actitud propositiva hacia el futuro.
El hombre creador de la cultura.
Uno de los rasgos propios de la actividad humana es convertir todas sus acciones en cultura, ya que ésta es, “el modo particular como, en un pueblo, los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios, de modo que puedan llegar a un nivel verdadera y plenamente humano”
La experiencia educativa, en cuanto comunicación de cultura, se convierte en el camino más adecuado por el que “el hombre afina y desarrolla sus múltiples cualidades espirituales y corporales; somete sobre su dominio la naturaleza…hace más humana la vida social… comunica y conserva a lo largo de los siglos las grandes experiencias y aspiraciones espirituales para que sirvan de provecho a muchos, más aún, a todo el género humano”
Hay muchos valores en cada cultura, pero también podemos encontrar graves deficiencias. En realidad la ambivalencia de la cultura encuentra su explicación en la contradicción inherente al ser humano, a su interioridad herida, a su conciencia frágil.
Hay una especie de limitación radical experimentada por todos. No toda expresión cultural es positiva por sí misma por que no toda expresión humana lo es. De aquí la necesidad que se tiene de desarrollar auténticos procesos educativos al interior de cada cultura para el discernimiento en torno a los valores que lleven a plenitud la vida humana.
Toda cultura está siempre en cambio y en apertura hacia expresiones: “Las auténticas culturas no están encerradas en sí mismas ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún buscan el encuentro con otras culturas”
Es importante que en ese proceso se salvaguarde la sabiduría y le genio propio de cada pueblo., de tal forma que no se pierda la riqueza y el pluralismo de las expresiones humanas. “El verbo de Dios, haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura”, para iluminar todos los diferentes caminos de realización humana.
Educar para una nueva sociedad. Reflexiones y orientaciones sobre la educación en México. CEM. Págs 91_ 92; # 40 y 42.
Hna. Ma. Guadalupe Rosas, H.M.T.S