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¿Tienes una agenda apretada pero quieres dedicar tiempo a la oración?
Intentaremos ayudarte a desarrollar tu rutina de oración diaria


Por: Philip Kosloski | Fuente: Philipkosloski.com



¿Llevas una vida ocupada y parece que no puedes encontrar tiempo para la oración? ¿O tal vez comenzaste a orar todos los días, pero de pronto la vida se tornó ocupada  y no has vuelto a orar desde entonces? Sé cómo se siente. Es muy fácil caer en el juego de numerosas actividades en tu vida y olvidarte de la oración. Agrega niños a la mezcla y tu agenda del día dejo de pertenecerte.

¿Y qué tal que pudieras hacer tiempo en tu apretada agenda para la oración? ¿Qué tal que pudieras tener la garantía de encontrar tiempo para orar a diario? La buena noticia es que no solo es esto posible, lo único que tienes que hacer es seguir estos dos sencillos principios para establecer una rutina diaria de oración que dure años y años.

1.- Pon primero las piedras grandes

El principio viene del libro de Stephen Covey “Primero lo Primero”. Él explica como a menudo cuando creamos una agenda diaria, tratamos de añadir cosas a nuestra apretada agenda sin priorizar lo que es más importante. Covey escribe, “la clave, es a como dé lugar, no priorizar tu agenda sino agendar tus prioridades”. Y nos presenta este ejemplo para ilustrarnos:

“Asistí una vez a un seminario donde un instructor disertaba sobre el tiempo. En un momento dado, él dijo “muy bien es momento de una prueba”. Busco bajo su mesa y saco un tarro de boca ancha y de aproximadamente un galón de capacidad. Lo coloco sobre la mesa junto a una bandeja que contenía piedras del tamaño de un puño. “¿Cuántas de estas piedras creen que puedo meter dentro del bote?” pregunto.



Luego de hacer nuestros cálculos, él dijo, “Bueno, vamos a averiguarlo”. Colocó la primera piedra en el bote, luego otra y otra. No recuerdo cuantas logro colocar dentro, pero llenó el bote. Y luego pregunto, “¿Esta lleno el bote?”... Todos vimos las piedras y dijimos “Si”.

Luego dijo “Ahhh”. Sacó bajo su mesa de una cubeta llena de grava. Vació un poco de esta adentro del bote y lo sacudió de forma que la grava cayó en todos los espacios dejados por las piedras. Luego sonrió y dijo, “¿Esta lleno ahora?”

Ya para este momento nos tenía a todos interesados y dijimos “Probablemente no”.

“¡Bien!” respondió. Luego saco debajo de la mesa una cubeta llena de arena. Comenzó a vaciarla dentro y esta rellenó los pequeños espacios dejados por las piedras y la grava. Una vez más nos miró y dijo “¿Esta lleno el bote ahora?”... “¡No!” gritamos todos.

Dijo, “¡Muy bien!” y alcanzo una jarra de agua y comenzó a vaciarlo dentro del mismo. Logro vaciar cerca de un litro de agua en el bote. Luego nos dijo “Bueno, ¿Cuál es el punto?”



Alguien dijo "Bueno, hay algunos vacíos, y si realmente trabajas en ello, siempre pueden encontrar formas de hacer que más cosas quepan en tu vida", "No" dijo el, "ese no es el punto". El punto es este, si no hubieses colocando primero las piedras grandes, ¿podrías haberlas colocado después?” (Haciendo mucho énfasis en esta última pregunta).

El punto de la ilustración es que tenemos que si tratamos de colocar las piedras grandes de último, ellas no habrían cabido. Si nos sentamos a hacer nuestra agenda diaria, escribir todo y luego tratar de incluir la oración, nunca va a ser posible. De cualquier forma, si nos sentamos y agendamos la oración primero, entonces estamos poniéndonos en posición para alcanzar el éxito y seremos capaces de lograr mucho más.

Tendremos que discernir cuales son nuestras prioridades en la vida, agendar estas primero y luego todo lo demás tomará su propio lugar. Muy a menudo damos más importancia a la arena y las piedras pequeñas de nuestra vida  y es por ello que terminamos fracasando en nuestro intento por lograr orar.

2.- Establecer hábitos de oración matutinas o vespertinas

Otro principio esencial que te ayudar a desarrollar tu rutina de oración diaria es agendar la oración en la mañana y en la noche. He comprendido de mi experiencia personal que si no oro a primera hora de la mañana, ya no logro hacerlo durante el día. Y nunca puedes estar seguro de que todos los días serán iguales, ya que algo nuevo surge siempre. De cualquier forma, el tiempo en la mañana y en la noche son siempre páginas en blanco que suelen mantenerse así.

Antes de establecer cualquier habito de oración matutina o vespertina, te sugiero que te preguntes a ti mismo “¿Soy un gallo o un búho?” Esto te ayudara a comprender en que momento del día puedes establecer tu tiempo de oración. Personalmente, soy un “gallo” y disfruto levantarme temprano en la mañana antes que cualquier otro lo haga. Tengo mucho más energía durante ese tiempo y mucha más voluntad para orar.

La noche también es un  buen momento para orar ya que solo debemos controlar el tiempo en el que nos vamos a la cama. Todo lo que debemos hacer es reservar de 15 a 30 minutos de tiempo de oración antes de irte a dormir.

La clave es hacerlo un hábito. Todos tenemos hábitos diarios, tales como lavarse los dientes. No tenemos que pensar en nuestros hábitos, ellos sencillamente suceden. Los hábitos se hacen parte de nuestra agenda, tanto que si interrumpimos nuestro hábito, sentimos que algo nos hace falta.

Así que cuando te toque decidir donde agendar las “grandes piedras” de nuestro días, considera ponerlos en la mañana, la noche o en ambas.

La parte más importante de establecer una agenda de oración es que debemos ser intencionales al respecto. No podemos decirnos a nosotros mismos que haremos oración todos los días y sencillamente esperar que suceda como por arte de magia. Debemos de manera deliberada hacer de esto una prioridad y ponerlo en blanco y negro.

Traducido y publicado en lengua española por PildorasdeFe.net

 







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