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Audiencia de esta mañana en el Aula Pablo VI

La esperanza no defrauda si se funda en el amor que Dios nos da
Invitó a ayudarnos mutuamente con el testimonio de nuestra fe y perseverancia, para que así nuestra esperanza sea sólida.


Por: SERGIO MORA / Santa Sede | Fuente: ZENIT – Roma / 15 de febrero 2017



 

(Ciudad de Vaticano).- El papa Francisco realizó este miércoles 15 de febrero de 2017, una nueva audiencia en la Sala Pablo VI del Vaticano, llegando más temprano de lo previsto y saludando con gran cordialidad a los miles de peregrinos y fieles que allí le esperaban.

 

El Santo Padre durante su ingreso a pié se detuvo varias veces para saludar, bendijo a varios niños y ancianos, recibió y cambio el solideo con algunos fieles e incluso tomó un mate que le ofreció un peregrino.

En sus palabras en español, resumiendo la catequesis, el Pontífice recordó que “en la carta a los Romanos, san Pablo nos dice que la esperanza no defrauda. El motivo es que está fundada sobre el cimiento más sólido que existe: el amor que Dios nos tiene, y que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”.



“Por eso –prosiguió Francisco– podemos gloriarnos y alegrarnos, porque por medio de la fe nos damos cuenta de que Dios siempre está presente en nuestra vida; de que todo es obra de su amor”.

El Papa añadió que “si con fe acogemos su designio de salvación, que lleva a cabo a través de su Hijo Jesucristo, entonces estamos en paz con Dios y experimentamos la libertad”. Quiso precisar entretanto que “se trata de una paz que se vive aún en medio de preocupaciones, fracasos y sufrimientos”. Y que “la esperanza es un don que nos ayuda a experimentar que, incluso en los momentos más duros y difíciles, Dios nos ama y no nos deja solos ni un instante”.

Hacia el final de la audiencia mencionó a los santos patronos de Europa: Cirilo, monje y Metodio, obispo, ya que “todavía hoy recuerdan a Europa y a todos nosotros la necesidad de mantener la unidad de la fe, la tradición, la cultura cristiana y de vivir cada día el Evangelio”. Y concluyó: “A todos los que afrontan estos retos, sosteniéndolos con vuestras plegarias, imparto de corazón mi bendición”.

De ellos volvió a hablar dirigiéndose a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “Que su ejemplo os ayude queridos jóvenes –dijo- a convertiros en cada ambiente en discípulos misioneros. Que su tenacidad nos aliente, queridos enfermos, a ofrecer los sufrimientos por la conversión de los alejados y que su amor por el Señor nos ilumine, queridos recién casados, para hacer del Evangelio la regla fundamental de vuestra vida familiar”.

Al concluir sus palabras saludó a los peregrinos de lengua española. “En particular a los formadores y alumnos del Seminario Diocesano de Orihuela-Alicante, acompañados por su Obispo Mons. Jesús Murgui”.



“Pidamos a María, Madre de misericordia, que interceda por nosotros –dijo el Papa– para que nos ayudemos mutuamente con el testimonio de nuestra fe y perseverancia, y crezca así nuestra esperanza. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias”.

 







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