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La dinámica del amor trata de un constante dar-recibir-dar.

14 Maneras de demostrarle a tu esposa que la amas.
Ayuda práctica para los esposos de hoy


Por: Silvana Ramos | Fuente: catholic-link




La dinámica del amor trata de un constante dar-recibir-dar. Te das, te entregas por el bien del otro, pero también recibes a ese otro con todo lo que es, para de nuevo volverte a dar. Y en esa dinámica del amor, dos se van volviendo como si fueran una sola carne.

El proceso del amor conyugal, es un proceso de conocimiento, de perfección mutua. Una perfección que se aleja del perfeccionismo y se encamina hacia la santidad, hacia la plenitud del ser humano. Claro que es hermoso, pero ¡vaya que cuesta trabajo! A veces el amor se da por sentado, los detalles de los primeros momentos con el tiempo se van dejando de lado y ese círculo de dar-recibir-dar se queda como estancado, detenido. La convivencia no resulta tan sencilla y las diferencias entre hombres y mujeres saltan a la vista.

Es frecuente que las mujeres tengamos ciertas expectativas de nuestros esposos y esperamos que mágicamente ellos sepan lo que necesitamos. Pero como ellos no son magos, nosotras tenemos que salir a decir qué necesitamos de ellos en nuestro matrimonio y si no podemos hacerlo, pedir ayuda.

En este post les presentamos una lista (producto de la investigación, el estudio y la experiencia personal) que pretende servir de ayuda tanto para que las esposas se animen a decirle a sus esposos lo que necesitan y también para que los esposos tomen nota.

 



1
Esfuérzate... ¡y que se note!


A veces uno cree que hace el esfuerzo porque lo siente. Pero si el esfuerzo se queda en el sentir y no se traduce en acciones concretas y notorias, no llega. Detalles que van desde el comprarle flores sin motivo alguno, hasta como que dejes tu ropa ordenada o dentro de la canasta de la ropa sucia. Puede que no signifiquen nada para ti pero para tu hogar, para tu hijos, para tu esposa (sobre todo si ella trabaja en casa y se ocupa del hogar) puede hacer la diferencia.


2
Preocúpate por lo que pasa en casa y utiliza tus dones dentro de ella


Sea tu profesión la que sea, hay algo que haces mejor y con facilidad, ya sea tu forma de planificar, tu carisma con la gente, tu forma de liderar, haciendo planos, siendo buen electricista, etc, etc. No solo uses esos dones solo en tu trabajo, sé creativo y también ponlos al servicio de tu esposa. No para orientarla o tratar de solucionar algún asunto que tú crees necesario, sino para ser detallista, para conciliar las labores dentro del hogar y para ofrecer tu ayuda. A veces no hay nada más atractivo que ver a tu esposo lavando los platos meticulosamente o poniendo sus conocimientos científicos para limpiar esa mancha de la mesa que nadie puede sacar.


3
Si bien tu labor no es parecerte a mamá, sí es hacerte cargo de tus hijos




Papá hazte cargo de tus hijos. Organiza un tiempo con ellos dentro de tu horario, un tiempo solo para ti y para ellos. En primer lugar, porque es importante que pases tiempo con tus hijos a solas y en segundo lugar, porque le estás regalando a tu esposa un tiempo con ella misma. Aquí de infiltrado va también un consejo a las esposas: los papás no tienen que tener el mismo trato que tenemos nosotras con los hijos. No vale criticar.


4
Ella puede cuidarse sola y sin embargo, ¡cuídala igual!


Por supuesto que puede hacerse cargo de mil cosas, incluso de las tareas más duras y complicadas como la plomería y el sistema eléctrico de la casa (conozco a varias mujeres que lo hacen y va en aumento). Pero nunca está de más que seas tú quien la cuide y la proteja, incluso con tu sola presencia en casa. Sé detallista, cúbrela si hace frío, en la mesa sírvele el agua primero, prepárale un té si se ha resfriado, saca a los chicos del cuarto si se quedó dormida, en fin adelántate a sus necesidades. Y recuerda: “no dejes para mañana el detalle que puedes hacer hoy”.


5
Apaga tu celular, tu tablet, tu reloj, tu laptop. Todo... ¡apaga todo! (sí, también la luz)


Cuando hablen, cuando estés pasando tiempo con ella procura prestarle toda tu atención. No estés pendiente del trabajo, de tus redes sociales, del whatsapp. Dale tu tiempo, entrégate, vuelve a escuchar, a descubrir a tu esposa, sorpréndete con su belleza, mírala a los ojos. Pasar tiempo juntos es muy divertido, la rutina y el cansancio nos hacen olvidar de lo bien que nos hace.


6
Hazte el firme propósito de planificar (¡ojo! planificar, no salir a la tienda de la esquina). Una salida al mes, solos


Usa tu agenda y coloca un día al mes solo para los dos (y no vale cambiar el día porque salió algo del trabajo). Planifica ese momento, no se trata de ir al restaurante más caro, sino de pasar tiempo juntos. Hagan un picnic en el parque, salgan a caminar en la noche, vayan a comer al sitio que frecuentaban cuando eran solteros, miren una película juntos y luego conversen sobre ella. El que seas tú quien planifique o quien lo recuerde habla mucho de lo que ella significa para ti.


7
Las grandes conversaciones dependen de grandes preguntas


Yo sé que las expertas en hablar somos las mujeres, pero haz el esfuerzo, pregúntale cosas que ella pueda responder con más de un monosílabo: “¿Cómo estás? -Bien”. Las grandes conversaciones dependen de grandes preguntas. Interésate por sus días y cuéntale también tus cosas.


8
Bésala... y no solo para buscar intimidad


No son pocas mujeres que reclaman romanticismo en sus matrimonios. Vuelve a ser tierno, a besarla sin apuro y en cualquier momento del día, hasta delante de tus hijos. Para los hijos es bello (además de importante) presenciar cómo sus padres se dan muestras de cariño. No la busques solo cuando la intimidad llame.


9
Hazla reír


Para eso ustedes son los especialistas. Que el humor nunca falte en casa, no te digo que te conviertas en un payaso y cuentes chistes todo el día. Sácale una sonrisa con detalles y también con esas situaciones cómicas que solo tú sabes provocar. El humor y la alegría hacen que nos abramos a recibir al otro, bajemos las defensas y el cariño aflore. Hazla reír siempre.


10
Cuando se trate de diversión, ¡no solo pienses en fútbol


¿Sabes qué es lo que le encanta hacer a tu esposa?, si no lo sabes ¡pregunta! o por lo menos investiga. La conociste de soltera, sabes muy bien qué le encantaba hacer en esas épocas. Tal vez pintaba, salía a hacer senderismo, tomaba fotos...Es frecuente que por la maternidad haya dejado de hacer algunas cosas. Recuérdaselas, proponle retomar esas cosas juntos.


11
Nunca la critiques en público ni tampoco la compares... menos con tu madre


Creo que mucho que decir sobre este punto no hay. Tu esposa es la mujer que escogiste para pasar toda la vida juntos. No la hagas sentir mal en público, ni la compares con otras porque ella es única para ti. Hazla sentir así. Puedes querer mucho a tu mamá pero son dos amores distintos que no necesitan competir. No compares jamás las habilidades de tu mamá con las de tu esposa. Aprende a disfrutar el encanto de cada una.


12
Si la embarraste... pide perdón lo más rápido que puedas


No somos perfectos, cometemos errores y muchas veces necesitamos pedir perdón. Apúrate en hacerlo, no pases la página como lo sueles hacer. No te “hagas el loco” y pienses que con el tiempo se va a olvidar, nosotras ¡no olvidamos! Así que corre a pedir perdón lo más rápido posible y haz algo para remediar la situación.


13
Háblale de tu forma de ver la vida y de tus sueños... y, ¡escucha los de ella!


Recuerdas cuando eran novios y soñaban juntos. Sí, se casaron y parte de sus sueños se hicieron realidad, pero no por eso dejen de soñar juntos. Cuéntale lo que piensas de tu vida, en lo que sueñas y escucha los sueños de ella. A veces soñamos por separado y a la hora de tomar decisiones los problemas llegan. Ayúdala a mirar el horizonte juntos nuevamente. Que sepa que te importa.


14
Reza por ella y con ella


En la noche luego de que los niños duermen (o tal vez temprano en la mañana) reserva unos minutos para rezar con ella. Puede ser toda una sorpresa que la iniciativa la tomes tú. No sabes la seguridad y lo mucho que con esta acción le estarás comunicando: que ella te importa, que tu matrimonio es sagrado y que se lo confías a Dios.







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