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Reflexión del evangelio de la misa del Jueves 29 de Junio de 2017

Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos
¡Qué distintos son los caminos por los que llama el Señor y por los que conduce a sus amigos!


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Hechos 12,1-11: “Ahora sí estoy seguro de que Dios envió a su ángel, para librarme de las manos de Herodes”
Salmo 33: “El Señor me libró de todos mis temores”
2 Timoteo 4,6-8.17-18: “Ahora sólo espero la corona merecida”
San Mateo 16,13-19: “Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del Reino de los cielos”

 

¡Qué distintos son los caminos  por los que llama el Señor y por los que conduce a sus amigos! San Pedro y San Pablo, dos figuras fundamentales en la Iglesia, aparecen como prototipo del discípulo y como modelos de seguimiento de Jesús. Los dos tienen sus momentos duros y de desconcierto, los dos sufren por seguir a Jesús pero los dos se mantienen fieles en su seguimiento. En el inicio del seguimiento de los dos, se da un encuentro profundo con Jesús.

 

Para Pedro no bastó con el llamamiento y en el pasaje de este día parecería que se le obliga a confesar y a descubrir quién es Jesús. Pablo tuvo que ser derribado por tierra y responder a las preguntas de Jesús: ¿Por qué me persigues? - ¿Quién eres tú, Señor? – Así en los inicios de ambos tenemos este encuentro profundo donde Jesús se descubre para ellos. Debe ser también el inicio de todo creyente: responder sinceramente a la pregunta de Jesús y confesar quién es para nosotros. ¿Qué significa Jesús en mi vida? ¿A qué estoy dispuesto por Él? ¿Cómo ha cambiado mis actitudes y mis opciones? 



 

No bastan confesiones aprendidas del catecismo, no bastan dogmas o enseñanzas, se necesita tener una relación personal con Jesús y descubrir cuánto nos ama, cómo se ha entregado por nosotros y cómo nos da vida. Nos ayudará mucho el confrontar nuestra vida, con la vida de estos dos grandes apóstoles que en todo momento buscaban conformar su persona con el mismo Jesús. Sus sufrimientos, sus dolores, sus aventuras, todas parecen calcadas de la vida de Jesús. Hoy también el discípulo tendría que preguntarse a cada momento cómo actuaría Jesús en estas circunstancias, cuáles  serían sus propuestas y cuáles serían sus prioridades. No podemos decir que Jesús vivió hace dos mil años, porque su Evangelio es actual y tiene respuestas para nuestro mundo moderno. San Pablo supo llevar el Evangelio a nuevas culturas y a ambientes considerados paganos, hoy también nosotros tenemos que llevar el Evangelio a las fronteras y rincones de nuestro mundo.

 







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