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Amistad, para tener y ser un buen amigo
Para poder tener buenos amigos, primero hay que ser buen amigo


Por: Irma Delgado Domínguez | Fuente: Catholic.net



La amistad es la virtud que nos lleva a una relación sólida, profunda, desinteresada y recíproca con otra persona. Relación basada en intereses y metas comunes que no se acaba con el tiempo o la distancia y que lleva a ambas partes a enriquecerse mutuamente, a ayudarse a crecer como personas, a desarrollar todas sus potencialidades y a superarse en la vivencia de la virtud.

Nuestra meta es ayudar a nuestros hijos y alumnos en algo que les será útil toda su vida, ya que la elección de un buen amigo es determinante. Debemos ayudarles a comprender que es posible tener y ser buenos amigos y que vale la pena luchar para conseguirlos, conservarlos y mantenerse fieles a la amistad.

Que nuestros hijos y alumnos descubran la felicidad que lleva consigo una verdadera amistad, y que comprendan que ésta es una relación sólida, que no se termina con el tiempo o la distancia, y que lleva a los amigos al crecimiento personal y enriquecimiento mutuo, a ser cada día mejores desarrollando todas sus potencialidades, superándose en la búsqueda y vivencia del bien.

Que nuestros hijos y alumnos comprendan que la amistad va más allá de compartir juegos y gustos o ser compañeros de clase, y que la verdadera amistad no se basa en el placer o la utilidad que brinda el amigo, sino en la búsqueda del bien y la vivencia de la virtud, y que no termina con el tiempo y la distancia.

¿Por qué nos interesa formar la virtud de la amistad?



Porque la vivencia de la amistad implica la vivencia de otras virtudes como son la generosidad, sinceridad, disponibilidad, fidelidad, comprensión, confianza mutua, honestidad, entrega, compromiso, servicio y respeto, dando siempre lo mejor de uno mismo, virtudes todas muy importantes y necesarias para la vida de cada persona.

Porque una buena amistad lleva a ambas partes a ayudarse a crecer, enriquecerse, ser mejores, desarrollar todas sus potencialidades y superarse en la vivencia de la virtud.

Porque para poder tener buenos amigos primero hay que ser buen amigo, es decir, darse a los demás, siendo sincero, respetuoso y generoso. Es una condición para formar la amistad.

Porque la fidelidad en la amistad lleva a la superación mutua y a trabajar para construir y fortalecer cada vez más la amistad.

Porque la vivencia de la virtud de la amistad capacitará al niño para establecer relaciones y amistades sólidas que le llevarán al crecimiento personal y comunitario, así como al servicio de los demás.



Porque queremos que el niño descubra la felicidad que trae consigo una amistad, que la estime, valore y defienda.

Porque queremos que el niño descubra quiénes son los verdaderos amigos y juzgue correctamente la buena amistad.

Porque queremos que el niño estime los ejemplos que en la historia existen de buena amistad.

Lo que significa vivir la amistad

Estar feliz por la compañía de un amigo.

Ayudar al amigo a hacer siempre lo mejor, cumplir con sus obligaciones y respetar las reglas.

Ayudar, cuidar y defender al amigo cuando lo necesite, estando siempre junto a él.

Dar lo mejor de sí mismo al amigo, comenzando por compartir sus cosas, y a medida que va madurando, su propia persona.

Cooperar con el amigo y jugar respetando las reglas.

Comprender y perdonar al amigo cuando nos ofende y pedir disculpas sinceras cuando lo ofendemos.

Tratar siempre con amabilidad al amigo, nunca burlándose de él o haciendo algo que lo pueda lastimar.

Alegrarse cuando el amigo está alegre, y entristecerse cuando está triste. Alegrarse con sus éxitos y apoyarlo en sus fracasos.

Aceptar al amigo como es y no como deseamos que fuera. Apreciarlo con sus virtudes y sus defectos, ayudándole a superar sus defectos y acrecentar sus virtudes.

Ser fiel con el amigo, aunque todos lo abandonen. Ser leal y no hablar a sus espaldas.

Luchar cada día por mantener y acrecentar la amistad.

Lo que facilita vivir la amistad

Una personalidad comunicativa y amable; el temperamento jovial y alegre.

La bondad sincera, el deseo de hacer el bien y preocuparse por los problemas de los demás.

La sinceridad y la franqueza.

El deseo natural de pertenecer a una grupo y ser aceptado. Porque para el niño pertenecer a un grupo es importante, de esta manera encuentra y afianza su personalidad social y hace que busque, de manera natural, ser un buen amigo.

El temperamento extrovertido tendrá más facilidad para lograr esto pues se relacionará más fácilmente.

En los niños varones la socialización se facilita por la mayor tendencia a la actividad física que a la verbal y no se cuestionan sobre el otro.

La capacidad de comprensión y compasión en las mujeres favorece una amistad sólida y profunda.

La capacidad de asimilar reglas les permite ya participar en juegos que pueden favorecer el surgimiento de nuevas amistades.

La estabilidad emocional y la disminución del egocentrismo propio de la edad pre escolar.

La lealtad porque es la virtud que ayuda a la persona a mantener, aceptar y trabajar por los vínculos con el amigo.

La generosidad que ayuda a trabajar por el bien del otro, teniendo en cuenta lo que necesita para ser mejor siempre con una actitud de servicio.

El pudor porque controlará la entrega de aspectos de su intimidad y favorecerá el respeto hacia la propia persona y hacia los demás, requisito indispensable para una verdadera amistad.

La comprensión ayudará a ver la vida desde la perspectiva del otro.

La confianza y el respeto conducen a mostrar interés y creer en el amigo y en sus posibilidades de mejorar continuamente.

Qué dificulta la vivencia de esta virtud

Los temperamentos tímidos o introvertidos pueden llevar a tener pocas amistades.

Los temperamentos egocéntricos que prefieren recibir que dar.

El temperamento intolerante o egoísta.

Las personalidades orgullosas, altaneras o quisquillosas porque incapacitan para el autoanálisis y la reflexión sobre sí mismos.

La cavilosidad o la envidia propias de la psicología femenina pueden entorpecer el logro de esta virtud como algo sólido y estable.

La inquietud por tener muchos amigos, la superficialidad más propia del hombre, y el afán de reconocimiento social porque pueden empobrecer esta virtud.

La propuesta egoísta y narcisista de vida que propone el mundo en el que viven los niños puede dificultar la vivencia de una verdadera amistad.

Para promover la virtud de la amistad en la casa

1. Conocer a los amigos de los demás miembros de la familia. Estimular el descubrimiento de las cualidades de los otros.
2. Fomentar un trato respetuoso tanto entre hermanos como entre los amigos. No permitir burlas ni críticas.
3. Reunirnos en casa con amigos. Favorecer trabajos y juegos en equipo dentro de la familia y con los amigos.
4. Promover un ambiente sereno y cordial que invite a los amigos a venir a casa promoviendo la generosidad
5. Crear en familia un ambiente de alegría por las alegrías de otros, promoviendo la preocupación por los demás.
6. Ver a los hermanos como amigos y no decir nada que los pueda lastimar.
7. No hacer nada que pueda lastimar a los amigos.
8. Promover el perdón entre los hermanos, que se traducirá en perdón hacia los amigos.
9. Ayudar a nuestros hijos a ser buenos amigos fomentando en ellos ideales altos y viviendo para el bien.
10. Cuidar y vigilar las amistades.

Para promover la virtud de la amistad en la escuela

1. Promover el respeto entre compañeros. No permitir burlas o críticas entre ellos.
2. No permitir que se hagan o digan cosas que lastimen a los demás.
3. Promover la generosidad personal, y con acciones e iniciativas en las que se involucren todos con una finalidad altruista de ayuda o solución a una necesidad.
4. Promover la ayuda mutua en los diferentes aspectos de la vida del grupo, fomentando una actitud de auténtico servicio.
5. Ayudar a los alumnos a perdonarse cuando se ofenden.
6. Animar, alentar, felicitar a los niños que se preocupan por el bienestar de todos sus compañeros.
7. Promover en el salón de clase un ambiente sereno, cordial y alegre.
8. Estimular la alegría por los éxitos de los demás. Alegrarse todos por las alegrías de todos.
9. Ayudar a nuestros alumnos a ser buenos amigos fomentando ideales altos y viviendo para el bien.
10. Estimular el descubrimiento de las cualidades de los otros.

El verdadero mensaje de amor es el de Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio de San Juan 15, 12-15.

 

«”Mi mandamiento es éste: Amáos los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Vosotros son mis amigos si hacéis lo que yo os mando. En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído a mi Padre.”»

 







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