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Reflexión del evangelio de la misa del Jueves 21 de septiembre de 2017

Sígueme. Él se levantó y lo siguió
La verdadera misión de Jesús: buscar al enfermo, llamar al pecador


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



 San Mateo apóstol

Efesios 4,1-7.11-13: “Él fue quien concedió a unos ser apóstoles y a otros evangelizadores”
Salmo 18: “El mensaje del Señor resuena en toda la tierra”
San Mateo 9, 9-13: “Sígueme. Él se levantó y lo siguió”

 

San Mateo es el santo patrono de muchas de nuestras comunidades y parroquias. Al preparar la fiesta en uno de aquellos pueblos, quisimos acercarnos un poco más a la vida de San Mateo. Lo primero que salta a la vista es que era recaudador de impuestos. Si ahora no nos gusta que nos cobren impuestos, nos pusimos a imaginar lo que sería en aquellos tiempos: una persona que cobra pero para beneficiar al Imperio que está sometiendo a Israel, además de no buena fama porque con frecuencia se quedaban con grandes porcentajes de aquellos impuestos… es decir, llegábamos a la conclusión de que Mateo no sería muy buena persona.

 



Esto causó gran escándalo entre algunos de los participantes, porque tenían la idea de que Mateo siempre habría sido un gran hombre. Sin embargo, un poco después fuimos profundizando y comprendiendo cómo Jesús es el que llama y aunque en el evangelio aparece como inmediatamente el seguimiento, tendría que haberse dado el proceso de un cambio interior muy profundo. Aquí se causó más admiración. Porque si primero no se aceptaba el pasado de Mateo, después se presentaba como asombroso el que una persona que tiene mucho dinero, que puede ganar mucho más, lo deje todo para seguir a Jesús. Las palabras que nos presenta el pasaje de este día nos refieren tanto este seguimiento como la verdadera misión de Jesús: buscar al enfermo, llamar al pecador.

 

Y lo hace de una forma abierta, espontanea, con amor… no a escondidas y con miedo, sino con toda valentía. Para los fariseos esto era el gran escándalo porque juntarse con pecadores y publicanos acarreaba la impureza. Jesús no teme contaminarse, sino busca manifestar la predilección de su Padre Dios por los pecadores. Así que en este día de San Mateo no sabría decir qué debemos admirar más si la forma en que San Mateo se convierte, trastocando todos sus valores, o la experiencia de sabernos amados por Dios cada uno de nosotros que somos pecadores. Ciertamente si descubrimos el amor de Dios y somos capaces de aceptarlo, nos debemos transformar y cambiar todos los hilos que conducen nuestra vida. Lo importante no será ya la mesa de dinero que ofrece los placeres del mundo, lo importante será ese otro banquete en el que Cristo parte y comparte su misma vida. ¿Qué te llama la atención de este pasaje de San Mateo?

 









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