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La “maternidad subrogada” apunta contra la dignidad e interés superior del menor.

Una mujer se quedó embarazada estando embarazada
Un testimonio que expone, una vez más, la maternidad subrogada como un acto de cosificación de la persona


Por: Carolina Chmielak | Fuente: www.centrodebioetica.org



El 28 de octubre de 2017 se publicó en el diario Washington Post – sección “Be yor Health” -  un artículo titulado “She signed up to be a surrogate mother and unwittingly gave her own child away” ("Se inscribió para ser madre sustituta e involuntariamente entregó a su propio hijo") en el que se relata una noticia de gran impacto, en particular, para la comunidad científica.-

Jessica Allen, norteamericana y madre de dos hijos, decidió alistarse en la Agencia “Omega Family Global” a los fines de convertirse en “madre sustituta” o “madre gestante” a cambio de una abultada suma de dinero, esto es, 30.000 dólares. Dicha Agencia, situada en California y dedicada a “auxiliar” parejas que requieren de la subrogación para ser padres, la contactó con un matrimonio chino que deseaba tener un hijo.-

En abril del año 2016, la mujer se sometió a una Fertilización In Vitro -en adelante FIV- quedó embarazada y semanas más tarde, luego de hacerse los controles médicos pertinentes, descubrió que se encontraba esperando gemelos.-

La pareja subrogante identificada a lo largo del artículo con el seudónimo “Lius”, estaba encantada con la idea de tener dos bebes, es más a raíz de ello, se incrementó  alrededor de un 12 %  la compensación económica que percibiría  la “madre portadora”.-

Finalmente, en diciembre del mismo año Jessica Allen da a luz a ambos bebés con los cuales no tiene contacto alguno – de acuerdo a lo estipulado en el contrato  celebrado con la Agencia- y tan solo pudo ver una foto de los recién nacidos.-



Meses más tarde recibió otras fotos de los bebes y para su sorpresa logró advertir que los mismos nada tenían de parecido, es decir, no eran gemelos.-

Y no estaba para nada desacertada, ya que con la realización de los exámenes genéticos correspondientes, se descubrió que uno de los bebés era hijo biológico de ella y su esposo.-En pocas palabras, la mujer concibió a su propio hijo luego de someterse al tratamiento FIV y concebir al hijo de la pareja que había recurrido a la subrogación.- Esto se conoce como superfetación y rara vez ocurre en seres humanos – han habido 10 casos a lo largo de la historia de la medicina.- Es un proceso diferente al de la gestación múltiple – de mellizos / gemelos – pues se concibe un nuevo feto durante un embarazo ya en curso.-

En consecuencia, los padres biológicos del niño comenzaron una dura batalla legal para recuperarlo.

La pareja que alquiló el vientre y cuya voluntad procreacional se había priorizado, pretendía deshacerse del menor y pedir un resarcimiento monetario de 22.000 dólares a causa de lo ocurrido. Por otro lado un asistente social recomendó que se diese en adopción al menor para absorber los gastos y el dinero que se reclamaba pues ellos en definitiva eran “sus padres legales”.- A su vez otro asistente social había solicitado se le pagara la suma de 7.000 dólares por los gastos en los que había incurrido para cuidar al niño.-

Lo cierto es que tras varias idas y vueltas esta pesadilla terminó en febrero de 2017.- La pareja recuperó a su hijo y no le pagó suma de dinero alguna a la pareja “Lius”.-



La maternidad subrogada es un Técnica de Reproducción Humana Asistida de Alta Complejidad que se encuentra permitida en algunos de los Estados de Norteamérica.- De acuerdo con lo dispuesto por la CDC o Center for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, alrededor de 1.6 millones de niños son concebidos por medio de técnicas procreativas diversas, cifra que se ha duplicado en la última década.-

El  caso de que se trata es llamativo desde el punto de vista médico – científico. Desde la perspectiva  jurídica, este es otro lamentable ejemplo de la “lógica productiva” propia de estas técnicas: el hijo – en realidad los hijos, no podemos dejar a un lado a aquel que fue dado a la pareja subrogante- es concebido como “producto” o  “mercancía” y no como ser humano.- Reiteramos y sobre todo remarcamos que el niño por nacer o ya nacido no es, ni puede ser, objeto de contrato. ES SUJETO.-  De allí que cualquier acuerdo o contrato que lo considere como tal sea a nuestro criterio nulo  - el objeto es prohibido.-

De alguna u otra forma esto mismo lo explica la madre biológica del menor quien expresamente reconoce que su hijo biológico fue tratado como una cosa siendo al mismo tiempo  objeto constante de negociaciones.-

Cuando la sociedad logre despojarse de su mirada adultocétrica y deje a un lado la lógica mencionada precedentemente, comprenderá que la realidad biotecnológica de la “maternidad subrogada” apunta contra la dignidad e interés superior del menor.

 







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