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Lo condenarán a muerte
Es una constante nuestra: rehuir el dolor, el compromiso y buscar los primeros lugares


Por: Mons. Enrique Diaz, Obispo de la Diócesis de Irapuato |



Jeremías 18, 18-20: “Vengan, ataquemos al justo”

Salmo 30: “Sálvame, Señor, por tu misericordia”

San Mateo 20, 17-28: “Lo condenarán a muerte”

 

Caminar hacia Jerusalén con Jesús siempre ha sido un riesgo. Será entregado en manos de los sumos sacerdotes y de los escribas, lo condenarán a muerte, se burlarán, lo azotarán y lo crucificarán… ¿Qué queda en el corazón de los discípulos cuando escuchan hablar así a Jesús? El desconcierto es evidente en muchas ocasiones y en ésta aparece más el contraste, porque mientras Jesús habla de cruz, la madre de los hijos del Zebedeo se acerca para pedirle privilegios.



Es una constante nuestra: rehuir el dolor, el compromiso y buscar los primeros lugares. La madre anhela las mejores oportunidades para sus hijos y pide a Jesús que le conceda ese privilegio. Como es natural, y como nos pasaría también a nosotros, los discípulos protestan y se enojan con quienes quieren estar por encima. A nosotros nos pasa lo mismo: cuando alguien quiere sobresalir, cuando alguien quiere estar por encima, nos enojamos y se suscitan los conflictos. Baste pensar en nuestras reuniones, nuestros grupos o aún en la misma familia. Son fuertes pleitos por ser quien más autoridad tiene, quien manda sobre los otros o quien saca más provecho de las situaciones. A los listos de nuestro tiempo viene a decirles Jesús que su práctica tiene otros principios que van más allá de esa ley de la selva donde sobreviven los más fuertes, que su reino se basa en el servicio, en la búsqueda de encuentro con el otro, en asumir la cruz como escuela de donación y de entrega.

Es triste contemplar en estos días de elecciones todas las trampas y corrupciones que se dan en la búsqueda de los primeros puestos. Aunque se argumenta que se quiere servir al pueblo, la forma que se busca despiadadamente el poder, nos hace temer que no se entiende qué es el servicio, y que no se piensa al estilo de Jesús. ¿Qué le decimos hoy a Jesús? Es cierto tenemos miedo al servicio y a la cruz, pero Él nos ha dado ejemplo y nos asegura que hay otro camino para darle vida al pueblo y que este camino es el mismo que Él ha elegido.

Este día contemplémonos en nuestras diferentes situaciones y busquemos  también nosotros imitar a Jesús que ha venido a servir y no a ser servido.     

 









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