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Divorcio e Hijos
7 preguntas y respuestas sobre el divorcio y los hijos.


Por: Redacción | Fuente: accionfamilia.org



El fracaso del matrimonio no resulta sólo del divorcio en acto, sino de su simple posibilidad

 

 

1.- ¿Por qué el divorcio atenta contra el derecho de los hijos?

Los hijos son la primera víctima del divorcio, la más digna de lástima porque es  la más inocente. Entre el hijo y el divorcio hay un antagonismo íntimo. Y nada demuestra tan evidentemente el carácter antinatural del divorcio  cuanto esta incompatibilidad absoluta con la razón de ser primordial de la familia.



El primer efecto del divorcio es la tendencia a eliminar la prole. La prole que en el orden natural es el fin del matrimonio, en el régimen divorcista es siempre un riesgo, mañana tal vez un obstáculo, más tarde un remordimiento.

2.- ¿Este atentado contra los hijos se da únicamente en las familias que se divorcian?
Este efecto desastroso el divorcio afecta a todas las familia, desarticulándolas; se extiende a toda la institución, que hiere de muerte, haciéndola incapaz de cumplir su suprema razón de ser. La esterilidad no resulta sólo del divorcio en acto, sino de su simple posibilidad. Cuanto más fácil se hace el divorcio, tanto mayor se hace la esterilidad del matrimonio.

El hijo va comprendiendo que él no bastó al corazón de sus padres

3.- ¿Cuáles son las consecuencias del divorcio para los hijos?
El divorcio por su propia naturaleza tiende a multiplicar los hogares sin hijos. Hogares sin hijos tienden más fácilmente al divorcio. Los hijos generados, son las víctimas dolorosas del divorcio. Para ellos,  es la ruptura irreparable del propio hogar. Las piedras fundamentales del edificio que era su casa, son dislocadas por el divorcio para entrar en la construcción de nuevas casas donde ellos serán extraños.

4.- ¿Por qué el divorcio impide la formación educativa de los hijos?
Los dos polos en torno de los cuales gira toda la obra educativa en la familia, son la autoridad paterna y la piedad filial, sentimientos naturales y correlativos, convergentes para la unidad del mismo resultado.



5.-¿Qué hace el divorcio de la autoridad paterna?

Para afirmar la propia estima en el alma del hijo cada uno de los que otrora se amaron y hoy se odian, se esforzará por convencerlos de la propia inocencia, o sea, de la culpabilidad del otro. El padre disminuirá insensiblemente en el corazón del pequeño la veneración a su madre; ésta irá demoliendo progresivamente el respeto al padre. Y he aquí arruinada la insustituible acción formadora de la autoridad paterna.

6.- ¿Cómo el divorcio acaba con la piedad filial?
A estas decadencias graduales de la autoridad doméstica corresponde en el alma del niño la atrofia progresiva del sentimiento más poderoso en la obra educadora: la piedad filial. El hijo va comprendiendo  que él no bastó al corazón de sus padres. Después de haber fracasado en una primera tentativa de felicidad conyugal, ellos quisieron recomenzar sus ensayos amorosos. A esta reconstrucción se oponían los derechos de la nueva existencia por ellos creada: el padre y la madre, egoístas, pasaron por encima de estos derechos, que inmolaron sin piedad a su individualismo.

Individuos criados en un ambiente de odios y egoísmos, serán mañana inadaptados para la construcción de nuevos hogares

El divorcio produce en el niño un daño  psicológico y moral gravísimo. En los niños que son el  futuro de un pueblo.

Por cualquier aspecto que se encare la cuestión, físico, económico, moral,  el hijo será siempre  una víctima del egoísmo de sus padres.

7.- ¿Cuáles son las consecuencias sociales que produce la pérdida de la piedad filial?

Privando a los hijos del tesoro de los afectos domésticos, indispensables a su formación, el divorcio no prepara a los hombres a la vida de familia. A su vez, individuos criados  en un ambiente de odios y egoísmos, serán mañana inadaptados para la construcción de nuevos hogares. De este modo, de generación en generación, la familia va perdiendo su estabilidad, su grandeza, el valor insustituible de su eficacia moral y educativa.

Después de los hijos son los propios cónyuges las víctimas del divorcio.







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