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El matrimonio ¿pasado de moda?
Las modas van y vienen, pero los principios establecidos por Aquel que nos creó son eternos e inamovibles.


Por: Maleni Grider | Fuente: www.somosrc.mx



En las décadas de los ochentas, noventas del siglo pasado, y en el nuevo milenio, los índices de divorcio aumentaron tanto que éste se convirtió en casi una moda. Si bien, el consumo de drogas hizo su explosión en los años sesenta, también continuó expandiéndose en las siguientes décadas, junto con el consumo de cigarros, alcohol y fármacos.

Todos estos hechos que contradicen los mandamientos de Dios, los cuales se convirtieron en un problema social, aún siguen teniendo auge, pero a causa de las consecuencias tan claras para todos, hemos comprendido que no son la mejor opción.

De alguna manera, las parejas que contraen matrimonio, en la actualidad están tomando este convenio mucho más en serio, y hacen mayores esfuerzos por mantenerse unidos. Se ha producido, en gran medida, un retorno a los valores tradicionales sociales y familiares que solían regular el comportamiento civil y ético en épocas pasadas.

En cierta forma, divorciarse está pasado de moda. Fumar ya no está de moda. Los hospitales están llenos de personas con cáncer a causa de este terrible vicio, así como de los malos hábitos alimentarios. Las campañas anti-tabaco han impactado de manera masiva, ante la evidencia contundente de la enfermedad en todas las edades.

Es fácil divorciarse, los canales para hacerlo están más abiertos que nunca. Todo el mundo puede acceder a ellos. Hay oficinas de divorcio de todos los precios y para todos los gustos. Pero el problema de la afectación a los hijos y a la sociedad sigue siendo el mismo. Muchos lo han comprendido, de modo que hoy se esfuerzan en defender su familia y su matrimonio. Otros todavía creen que divorciarse es la mejor solución ante cualquier desavenencia.



Sin embargo, en una generalidad, el divorcio ya no es una moda. No más. Hemos visto los devastadores efectos del mismo, tantas madres solteras, tantos hombres solos y deprimidos, tantas personas quebrantadas, yendo de un matrimonio a otro sin encontrar satisfacción. Por su lado, muchos jóvenes crecen sin estructura familiar, sin contención, sin autoridad ni consejo. En las calles encuentran respuesta a todas sus preguntas, pero a menudo respuestas erróneas.

Al menos, hoy en día tenemos claro que el divorcio y las adicciones tienen efectos muy negativos y no pueden ser tomados a la ligera. Consideramos mucho más el tomar decisiones como esas. Podemos empezar a reflexionar que los mandamientos de Dios son de gran importancia para el bien de nuestra vida, y asimismo para el buen funcionamiento de la sociedad en la que nos desarrollamos.

Las modas van y vienen, pero los principios establecidos por Aquel que nos creó son eternos e inamovibles. Cuando los violamos, nos damos cuenta de que son verdaderos y útiles para nosotros. En la actualidad, gran parte de la sociedad tiene una opinión diferente acerca de muchas enseñanzas de la Iglesia, pero es innegable que los lineamientos que Dios ordenó son sanos y perfectos para una vida exitosa.







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